VALÈNCIA. Hay pocas cosas que me gusten más que el Campeonato Individual de pilota. Los torneos por equipos también, claro, pero cuando juegan mano a mano me parece que este deporte alcanza una pureza difícil de superar. La tensión crece y los restos se quedan solos, sin mitgers ni punters, ante cada desafío.
Esta semana fui a ver el debut de José Cabanes. Yo soy ‘genovesista’ confeso y esa tarde la tenía libre. Así que aproveché el privilegio que me otorga mi profesión y me planté en un trinquete Pelayo desolador. Las partidas, por el coronavirus, se están jugando a puerta cerrada y la catedral, tan blanca y desnuda, daba hasta un poco de pena. Hubo hasta un momento algo cómico cuando Álvaro, el rival de Genovés II, se giró hacia su madre, que estaba en la galería del dau, y le pidió que se callara porque no paraba de escucharle hablar mientras jugaba.
Genovés II se impuso gracias a su fantástico ‘dau’ inasequible para Álvaro. Pero me llamó la atención que el hijo de la leyenda ya estaba empapado de sudor nada más empezar la partida y eso me hizo temer por su preparación física.
Él dice que se ha preparado a conciencia. Este año se ha puesto en manos de Ximo Mollà, un entrenador de atletismo de Ontinyent que le ha puesto a correr. Series cortas y tiradas largas en las que, más que el cronómetro, manda el pulsómetro.
Así, de la noche a la mañana, Genovés II se ve en la pista haciendo series de 100, 200, 300 y 400. Y otro día sale y se mete doce kilómetros a buen ritmo. Siempre trabajando la técnica de carrera. Para ser más eficiente. Para que él, que es un tío grandote, se lesione menos. Un mundo nuevo que le ha servido para romper la monotonía de tantos años.
Porque Jose lleva un mundo en el trinquete. Él ya fue subcampeón individual en 2004. ¡Hace dieciséis años! Aquella partida que tenía ganada ante el portentoso Álvaro en Pelayo y que dejó escapar inexplicablemente.
Desde entonces le persigue, implacable, una especie de maldición con este torneo que él apenas puede disimular. Genovés II ha sido subcampeón seis veces. Nunca ganador. Y eso escuece. Ni el mismísimo Poulidor fue tantas veces segundo.
El año pasado seguí el mismo ritual y fui a verle a todas las partidas. El resto de la Costera fue dándome alegrías hasta que volvió a meterse en la final. Y entonces me tuve que ir de viaje, me la perdí y encima volvió a salir derrotado…
Yo creo que tiene mucho mérito volver a alcanzar la final de una competición tan exigente como el Individual quince años después de la primera. Eso está al alcance de una minoría. Pero sería tan maravilloso verle ganar… Mucha gente sería feliz ese día.
Lo tiene complicado. Es cierto que al campeón, Soro III, lo han despachado en la primera ronda. Pero al mismo tiempo emerge la figura de un Puchol II intratable que, después de romper con Pilota 3.0, el equipo de profesionales que ha dirigido su carrera casi desde sus inicios, machacó a su excompañero para convertirse, ya sin Soro III, en el nuevo favorito.
Puchol II ha decidido coger a Vicente Alcina como asesor deportivo. Una sabia decisión. Alcina tiene grandes méritos como entrenador. Él llevó a la selección valenciana a ser campeona del mundo y él también dirigió a Grau para que se convirtiera en el primer (y único) mitger en ganar el Individual.
Genovés II, que en diciembre cumplirá 39 años, volverá a Pelayo el jueves para medirse a Salva Palau, un zurdo con un pelotazo tremendo. Él volverá a hacerse fuerte en el dau, donde dibuja esos hermosos golpes que solo salen de las manos de los artistas. Porque Jose, sin la fuerza de sus inicios, vive de la técnica. ¿Suficiente? Quién sabe. Pero la pelota sigue en deuda con él, un veterano que, cuando le preguntan por sus objetivos en este torneo, sonríe y suelta: “Pasármelo bien”.