VALÈNCIA. La crisis sanitaria del coronavirus dejó en cuarentena la búsqueda de un sustituto para la Presidencia de la Corporació Valenciana de Mitjans de Comunicació (CVMC) que ocupa Enrique Soriano, quien ya trasladó al president de la Generalitat, Ximo Puig, su intención de abandonar el cargo tras tres años al frente del ente. La primera vez lo hizo el verano pasado, y la segunda, en noviembre. En la última reunión acordó con Puig que se mantendría en el cargo hasta que los grupos del Botànic II -PSPV, Compromís y Unides Podem- le encontraran un relevo. Y aunque su pretensión era abandonar À Punt antes de que finalizara 2019, la decisión se ha ido posponiendo por diferentes motivos.
El primero, por la convocatoria del concurso para renovar la dirección general del ente, ya que tanto el diseño de esta prueba, como todos los trámites que traía aparejada, debían ser capitaneados por una Presidencia que no estuviera en funciones, ni se hallara en estado de interinidad en el Consejo Rector. Un trámite que obligaba a congelar su salida con el propósito de hacerla efectiva cuando se eligiera una nueva dirección general. Mientras, el PSPV, a quien correspondía buscar un sustituto que generara consenso, seguiría pensando en un candidato para el relevo.
Sin embargo, el proceso no sería sencillo de resolver por varios motivos: la amplia mayoría parlamentaria que necesita cualquier candidato para que salir adelante -requiere dos tercios, 66 diputados, y los tres partidos del Botànic II suman 52 escaños, por lo que necesitarán a alguna formación de la derecha-; las incompatibilidades que tiene dicho puesto; o el salario poco atractivo del cargo, son algunos de ellos. A pesar de que surgieron hasta tres nombres durante las últimas semanas antes de que se resolviera el concurso para relevar a Empar Marco, -Miguel Mazón, Marc Pallarés y Josep Ramón Lluch-, ninguno generaba el consenso requerido para ocupar la Presidencia de la CVMC.
Con todo, llegó el nombramiento de Alfred Costa como nuevo director general y la marcha de Soriano seguía sin fecha. Por una parte, los socialistas no querían hacer coincidir dos cambios tan significativos en el tiempo en la radiotelevisión valenciana -dirección general y presidencia del ente-; abogaban por que ésta se produjera con Costa ya adaptado a su nuevo puesto. Dos días más tarde de su llegada al Centro de Producciones de Programas de Burjassot, el 10 de marzo, el Consell canceló las Fallas y el Gobierno central, ese mismo fin de semana, declaró el estado de alarma por la crisis sanitaria de la covid-19. Un escenario que congeló de nuevo el propósito del presidente de la CVMC, quien después de verano cumplirá cuatro años en el puesto.
El deseo de Soriano de apartarse de la presidencia de la CVMC viene motivado, por un lado, porque considera cumplida la misión que se le encomendó de poner en marcha la nueva televisión pública, y, por otro, por el cansancio debido a los numerosos conflictos a los que se ha tenido que enfrentar el órgano que preside en el último año.
Los desequilibrios contables, las disfunciones que ha generado en el presupuesto de la Corporació la doble estructura que tiene la televisión pública, las bajas audiencias cosechadas desde que comenzó a emitir, e incluso los procesos judiciales en los que se ha visto implicado por querellas impuestas por el PP, son algunos de los bretes a los que se ha tenido que enfrentar y por los que se ha puesto en tela de juicio tanto su gestión como, especialmente, en su día la de Marco.
Conviene señalar que la renovación de Soriano no estaba prevista que se produjera, al menos, hasta 2022. La ley del Servicio Público de Radiodifusión y Televisión del Ámbito Autonómico establece que el mandato de la presidencia del Consejo Rector, a quien corresponde también las funciones de la presidencia de la Corporación, es de seis años.
Enrique Soriano tomó del cargo el 20 de octubre de 2016 tras reunir el consenso de todo el Parlamento valenciano, por lo que hasta dentro de dos años no se esperaba su permuta. PP, Ciudadanos, Podemos, PSPV y Compromís votaron a favor de su candidatura para que se convirtiera en el presidente de la CVMC -uno de los proyectos estrella del Botánico de la pasada legislatura- y, por tanto, asumiera la ardua tarea de reabrir la radiotelevisión valenciana que el 29 de noviembre de 2013 se fue a negro.
La búsqueda de un sustituto por parte del PSPV no ha dado sus frutos en los meses previos a la pandemia, si bien la nueva relación que mantienen socialistas y Ciudadanos -que han aprobado presupuestos en distintos municipios a pesar de no gobernar conjuntamente e incluso han pactado un gobierno local- podría facilitar, ahora sí, sumar los 66 votos que requiere el candidato que se eleve al pleno de Les Corts. Eso sí, tendrá que ser un aspirante que agrade tanto a los naranjas como a los socios del Botànic II, Unides Podem y Compromís.
El primer nombre en barajarse fue el del abogado y doctor en Economía, Miguel Mazón, quien durante el Gobierno socialista de Joan Lerma fue secretario general de la Conselleria de Hacienda que entonces dirigía Aurelio Martínez. Su perfil agradaba en el PSPV especialmente por sus conocimientos jurídicos y económicos, factor que consideraban "esencial" y que, incluso, Compromís subrayó en su día que era prioritario a la hora de renovar el Consejo Rector.
Sin embargo, él mismo se descartó para el puesto antes de convertirse en candidato oficial. En cualquier caso, su posible candidatura generaba recelo en la coalición valencianista por su marcado perfil socialista: además de concejal en el Ayuntamiento de Valencia de 1995 a 1999 o su cargo en el Ejecutivo de Lerma, también fue representante del PSPV en el consejo de administración de la extinta Radiotelevisión Valenciana (RTVV) y fue nombrado consejero delegado de Ciudad de la Luz en 2015 en sustitución de José Antonio Escrivà, un cargo que abandonó apenas dos años después.
Junto a Mazón, también se barajaba la candidatura de Marc Pallarés, exdiputado de Podemos y actual miembro del Consejo Rector. No obstante, la preferencia por un perfil jurídico-económico le situaba como uno de los nombres con menos posibilidades, ya que su formación es en Comunicación Audiovisual.
El tercer nombre que sonó fue el de Josep Ramón Lluch, excandidato y finalista en el anterior proceso de selección a la dirección general en el que resultó elegida Empar Marco. Periodista y productor audiovisual, Lluch perteneció a la antigua RTVV, donde desempeñó su profesión tanto en el equipo de Ràdio 9 como en el de Canal 9. Fue en esta última donde se convirtió, además, en un rostro popular gracias al programa Parle vosté, calle vosté, que llegó a tener picos de audiencia del 40%.
No obstante, según fuentes consultadas por Valencia Plaza, el también director de la productora audiovisual La Granota Groga y promotor de la creación de Uniprova -empresa que aglutina a 21 mercantiles de producciones audiovisuales- tan solo aceptaría la oferta de ser candidato si su nombre generara un amplio consenso entre los partidos y, por tanto, tuviera visos de salir adelante. Un contexto que se antojaba complicado al menos por parte del Partido Popular, desde donde no había intención de apoyar ningún nombramiento o cambio en este sentido porque no creen en el modelo de radiotelevisión pública actual.
Así, socialistas y valencianistas comenzaron a analizar la posibilidad de que Mar Iglesias, vicepresidenta de la CVMC, asumiera la presidencia en funciones si Soriano, harto de esperar, decidía marcharse y finalizaba ella el mandato de tres años que le quedaban a la Presidencia actual. No obstante, esta situación no se ha producido por el momento y los socialistas, con el viento a favor de Ciudadanos, no descartan volver a intentar la baza de Lluch.
El momento más visto fue la bajada de la Senyera con un 20,4% de cuota de pantalla, donde À Punt lideró la audiencia por delante del resto de cadenas.