Dicen que el hombre es el animal que tropieza dos veces en la misma piedra, incluso también cuando hay un estrecho por medio
Cuando Hércules, el hijo de Zeus, separó el estrecho de Gibraltar, dando lugar a sus míticas torres, no se podía imaginar que al distanciar tierras y personas iba a crear tan fuerte competencia entre ambos extremos del estrecho, por eso lo que ocurre en un lado debe, o debería, ser tenido muy en cuenta en el otro, cosa que últimamente parece no ocurrir.
Y es así como Marruecos, nuestro hábil y polémico vecino del sur, sigue acaparando semana tras semana noticias, con mayor o menor visibilidad. Porque el sultanato Alauita vive una compleja situación, con agudos problemas sociales económicos y políticos desde una perspectiva interna, en parte derivados por la forma de gobierno de Mohamed VI, aunque a pesar de todo supo bandear muy bien la primavera Árabe. Este país ocupa el puesto número 121 del Informe sobre Desarrollo Humano 2020 del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, dentro del grupo de países en los que el desarrollo humano se considera medio, pero para la ONG Oxfam es el país con mayor desigualdad del norte de África, y según el informe anual sobre Marruecos de 2021 de Human Rights Watch, este país tomó una serie de medidas enérgicas contra los influencers de las redes sociales, los artistas y los periodistas críticos con el régimen, como fueron “arrestar, procesar y encarcelar a varios activistas y periodistas independientes por cargos cuestionables”
Pero también en el ámbito exterior tiene sus dificultades, principalmente por sus demandas territoriales, varias de las cuales, directa o indirectamente nos afectan, pero sobre todo desde una perspectiva potencialmente conflictiva, las mayores contrariedades las tiene con su vecino argelino con el que está en una plena y desigual carrera de armamentos. Por lo que al otro lado del estrecho las espadas están en todo lo alto, y además para crear una mayor tensión e incertidumbre, desde la marcha de un ya agónico Abdelaziz Buteflika (que también supo gestionar de forma eficaz la primavera Árabe), Argelia se encuentra en plena transición con un presidente como Abdelmajid Tebboune, que fue elegido con una abstención de un 60 % de los votantes.
Pero a pesar de todas las anteriores dificultares con una hábil política exterior, nuestro vecino ha ido mejorando su posición geopolítica, sobre todo dentro del Orden Liberal Mundial dirigido por los USA, en numerosas ocasiones desplegando sus Fuerzas Armadas, en países africanos como Guinea Ecuatorial en 1979, o musulmanes como en Yemen en apoyo del ejército de Arabia Saudí, también ha participado conjuntamente con unidades francesas en Malí en Azawad luchando contra Al Qaeda del Magreb Islámico o incluso desplegando cazas F-16 en los Emiratos Árabes Unidos en la guerra contra el Estado Islámico.
En las últimas semanas, justo a finales del año pasado, Marruecos ha vuelto a tener una gran relevancia, al incorporarse a la exitosa política de pacificación del Oriente Medio de Donald Trump, iniciada con los acuerdos de Abraham en verano del año pasado, firmados en Washington entre Israel y los Emiratos Árabes Unidos, y en la que sucesivos países musulmanes han ido reconociendo al Estado de Israel, ya que después de E.U.A. fueron Bahréin y Sudán los países que han normalizado sus relaciones con el gobierno hebreo, siendo Marruecos el último de ellos.
Como muchas veces les he comentado la Geopolítica se mueve entre dos coordenadas –intereses y poder-, y esta acción exterior de los alauitas ha tenido como reacción, o mejor dicho se ha realizado a cambio del reconocimiento de los USA de la soberanía marroquí sobre el Sahara ex español, cuestión esta muy polémica En las Naciones Unidas este territorio, antigua provincia española hasta 1976, y que comprendía la Saguía el Hamra y Río de Oro, es considerado como un Territorio No Autónomo en proceso de descolonización, y que podríamos considerarlo como un conflicto congelado casi de post guerra fría. Pero ojo, es tal la determinación marroquí en defender sus posiciones, que cuando algún país pone claramente en duda la pretendida soberanía de Marruecos sobre él, como ha hecho Alemania estos días pasados, el gobierno de Rabat de Saad-Eddine El Otmani ha suspendido sus relaciones diplomáticas con ese país germánico
Pero aún hay más, la política exterior tan proactiva de Rabat prosigue en el ámbito de la diplomacia de la Defensa, y conocedor de la preocupación y ocupación occidental por la seguridad en el norte de África y del SAHEL, ha logrado que sus unidades puedan ser certificadas por la OTAN para ser interoperables, y así poder participar en las diferentes operaciones que existen en esos territorios, ya sean de Francia, o de la UE, donde participa España, o incluso de los USA, a la par que pone a disposición de las operaciones militares en Mali, como la Operación Barkhane, o la EUTM Malí, sus propias unidades armadas.
Abundando en todo ello (la proactividad), además de que por primera vez Marruecos haya participado en la VII cumbre de jefes de estado de los países del G5 SAHEL, celebrada a mitad de febrero en Yamena, y con los que por cierto España participa en un proyecto de seguridad dirigido por la Guardia Civil conjuntamente con la Gendarmería francesa, denominado GAR-SI Sahel (Grupos de Accimohamedón Rápida de Vigilancia e Intervención en el Sahel).
Aunque para algunos (cada vez menos) parezca algo lejano el tratar estos temas, las relaciones con Marruecos son muy importantes, por ejemplo en el control de la llegada de pateras a nuestras playas que tanto nos escandaliza con esos malditos contrabandistas de trata de seres humanos, o el hecho de que el puerto de Tánger Med (complementado con una zona Franca que lo rodea), ha superado al puerto de Valencia como líder del Mediterráneo, pero sobre todo es competencia desde hace años para nuestra agricultura, y más todavía cuando hace escasos días se acaba de acordar una nueva conexión marítima directa entre Marruecos y Reino Unido para abastecerse de frutas y legumbres, entre ese mismo puerto de Tánger y el puerto británico de Poole, para gran satisfacción de los partidarios del BREXIT, y de la agricultura marroquí.
Como suele pasar en estos casos, después de días de intensidad informativa sobre el terremoto de Marruecos… llega el silencio. Un silencio que viene de la mano de la falta de información al respecto pero que no va ligado a que el drama haya acabado. De hecho las entidades valencianas siguen trabajando en el terreno y se sigue necesitando la solidaridad de la ciudadanía.