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 AL OTRO LADO DE LA COLINA / OPINIÓN

El dolor kurdo

Estos días el sufrimiento tiene nombre de Kurdo y apellido sirio, un pueblo que parece olvidado de la Comunidad Internacional, por lo menos en cuanto sus reacciones y sanciones

12/10/2019 - 

VALÈNCIA No es la primera vez que tratamos el tema, hace justo dos años con motivo de aquella enseñación de referéndum independentista, hablábamos de aquel pueblo al que habían convocado esos líderes irresponsables y que tenia ante sí un futuro de sufrimiento, primero por la frustración de no conseguir ese paraíso que se llama crear un Estado propio, y segundo porque los impulsos neo-otomanos de Recep Tayyip Erdogan, han llevado a que tropas turcas, de nuevo, intervengan en la zona norte de Siria controlada por las Fuerzas Democráticas Sirias -FDS-, grupo liderado por los kurdos.

Por no repetirnos mucho, en lo ya escrito en el artículo de hace dos años aquí, en Valencia Plaza, titulado “Referéndum en el Kurdistan”, simplemente recordarles que la situación actual es fruto del proceso de descolonización del siglo XX, tras la liquidación del imperio Otomano, por la derrota de este ante las fuerzas aliadas, en este caso principalmente responsabilidad británica y francesa que se repartieron esa parte del mundo,  “tras los acuerdos Sykes-Picot de 1916, el cuasi tratado de Sèvres de 1920 y el tratado de Lausanne en julio de 1923”, por lo que los kurdos se quedaron sin Estado, aunque también tubo que ver la inexistencia de una clara entidad o capital política previa, como si pasaba a otros pueblos del entorno.

Desde ese siglo XX los kurdos han sufrido como pueblo sin claro reconocimiento político, en algunos casos una simple y escasa autonomía, casi siempre han soportado duras represiones por parte de las dictaduras de los países donde habitan, como con Hafed al-Assad (aunque después los utilizaría contra Turquía) en Siria, o con Sadam Hussein que los gaseó por miles en torno a 1988, o en países formalmente democráticos como Turquía (recuerden que antaño se le llamaba la democracia vigilada) donde los kurdos eran simplemente considerado pobladores de las montañas, y siempre bajo la sospecha de ser terroristas del PKK, partido de Abdullah Öcalan, que lleva ya encarcelado 20 años.

Y es así como llegados a este mundo multipolar (para alegría de algunos, a veces me pregunto por qué) del siglo XXI, generador de grandes incertidumbres, y por tanto repleto de inseguridades, el Oriente Medio parece reemplazar a aquel tablero de ajedrez decimonónico que era el Asia central de Rudyard Kipling donde los imperios Ruso y Británico se enfrentaban. Hoy la denominación que a veces se utiliza es más amplia incluso, pues se le llama el MENA (Middle East and North Africa, Medio Oriente y norte de África), y es una región donde los conflictos prenden, tristemente, con extrema facilidad, fruto de circunstancias endógenas, como el enfrentamiento entre sunitas y chiitas, o entre árabes y judíos (cogiendo en medio por cierto a los cristianos), o entre etnias, a lo que se añaden intereses espurios foráneos, como los provocados por el deseo de dominar las fuentes y los transportes de los hidrocarburos, o la geoestrategia de las bases militares, etc., que llevan a esta zona a ser un volcán geopolítico.

En esta compleja situación estratégica, Turquía ha decidido mover ficha, otra vez, como ya ocurriera en el norte de Irak atacando las bases kurdas, pues para el presidente turco, así lo ha manifestado en repetidas ocasiones, igual de terroristas ( y por tanto eliminables) eran los miembros del Estado Islámico como lo son los del PKK kurdo, y era cuestión de tiempo que al igual que ocurrió con la “operación Rama de Olivo”, en la que Turquía eliminó cualquier vestigio del control por parte de los kurdos al oeste del río Eufrates, en concreto en el distrito de Afrín (gobernación de Alejo), ahora le tocase a la zona este para seguir creando un área de seguridad o zona colchón, y evitar que exista una entidad política kurda, de la naturaleza que sea, al otro lado de la frontera.

En este macabro juego de ajedrez es curioso ver como han movido ficha el resto de actores, o mejor dicho no han movido, pues han dejado solos a los kurdos, en la “operación Manantial de Paz”, así llamada por los turcos, solamente los USA se han movido pero para retirarse de la zona, en un lógico movimiento, que sólo la falta de pedagogía en las declaraciones de Donald Trump ha podido enturbiar su comprensión. Porque además, recordemos que el Consejo de Seguridad de la ONU no ha logrado este jueves pasado adoptar ninguna resolución sobre el ataque de Turquía contra suelo sirio, pues han sido precisamente los USA y la Rusia de Vladimir Putin (curiosamente aliada de Bashar al-Ásad) los que se han opuesto a la declaración propuesta por cinco países europeos, Alemania, Bélgica, Francia, Polonia y Reino Unido, condenando el ataque.

Incluso la UE ha amenazado, con la boca pequeña, con implementar sanciones contra Turquía (vuelvo a temer por nuestro sector agrícola, no sea que ocurra como con Rusia), y digo lo de con boca pequeña, porque el presidente Erdogan ha manifestado (se podrían conjugar otros verbos más contundentes) que si la UE continua con sus criticas pondrá fin al acuerdo anti-migratorio firmado en 2016, por lo que abriría paso hacia Europa a los 3,6 millones de refugiados sirios que acoge aquel país (con aliados así para que queremos enemigos). Por su parte la China de Xi Jinping con un perfil muy bajo ha pedido simplemente a Turquía que respete la soberanía de Siria, ya saben que el gigante asiático no le gusta significarse políticamente y sólo hace negocios con los vencedores.

Como pueden ver los riesgos de la situación tanto para la región como para nosotros son varios, desde esos millones de refugiados utilizados por Turquía, para ser enviados a Europa si no pueden ser reubicados en la zona de seguridad que pretende conquistar en territorio sirio, a ese otro gran riesgo que es la amenaza del resurgimiento del Estado Islámico, que sigue realizando atentados en territorio sirio, y que puede ver liberado de las cárceles a cientos de sus miembros, como parece ya haber ocurrido en alguna cárcel de mujeres. Mientras el gobierno de Damasco aunque se ha quejado, guarda cierta cautela en la reacción,  esperando que ese aliado conyuntural contra el Daesh que era la Rojava kurda, se debilite por el ataque turco para así tener que ceder o negociar con ellos el control del territorio que controla al este del río Eufrates, casi un 25 % del total sirio, con ricos pozos petrolíferos.

Por su parte, y lo he dejado para el final adrede, otro actor presente en territorio sirio, Irán, no ha mostrado una gran reacción al ataque, pues tiene en su país presencia de kurdos, e intereses en influir en la política de Irak (donde la minoría mayoritaria es chií) y por tanto no le preocupa o molesta excesivamente el debilitamiento de una entidad kurda constituida en el noreste de Siria, es más le beneficia en parte. Además tiene otra gran preocupación con su enfrentamiento con Arabia Saudí (donde los USA van a desplazar fuerzas militares después del penúltimo ataque, a sus refinerías), pues un petrolero iraní ha sido atacado, parece ser con misiles, frente a las costas sauditas del mar Rojo, y por lo tanto le tocará mover ficha.

En fin ya les avisé, tiempos complejos, con múltiples incertidumbres, y riesgos por doquier, esperemos que la ofensiva turca se cobre el mínimo numero de bajas, y que los millones de refugiados no sean tratados como ganado, y por supuesto, los terroristas islámicos del ISIS sigan a buen recaudo en prisiones, sean sirias, turcas o del país que sea.

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