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se muestra "atónito" y lamenta la pérdida de "sentido y valor"

El dueño del 'Ecce Hommo valenciano' habla: "No fue un intento de economizar"

23/06/2020 - 

CASTELLÓ. (EP) El propietario de la copia de una Inmaculada de Murillo que ha sido intervenida de forma inadecuada por un artesano que rehabilita mobiliario se muestra "atónito" con el resultado del proceso y ha contactado con un restaurador especialista para ver qué se puede hacer con la obra. "Pero ya pierde totalmente el sentido y el valor", lamenta.

Así lo ha aseverado este valenciano, en declaraciones a Europa Press, después de que haya trascendido la mala intervención realizada en una obra de su propiedad, una copia de principios del siglo XX de la Inmaculada del Escorial de Murillo. La copia, de principios del siglo pasado, tiene unas dimensiones de 120 por 80 cm, y forma parte de la colección familiar, que fue tasada sobre el año 2006 junto a otras piezas, entre las que figuran cuadros, vajillas, espejos, azulejos, muebles, armas y porcelanas.

Ha explicado que, debido al paso del tiempo y las mudanzas, el cuadro se había oscurecido por lo que encargaron a una persona que conocían "de toda la vida" porque había trabajado en los muebles de su familia que dorara el marco y realizara una limpieza.

"En un primer momento nos trae el marco dorado junto al cuadro con una primera imagen que no se parece en nada a la original y niega totalmente que hubiera hecho algo, solo que el cuadro estaba sucio y que lo había limpiado, pero la cara está totalmente desfigurada" y con un parecido al Ecce Homo de Borja, relata el propietario.

Cuando el cliente pide explicaciones se produce "una segunda aproximación". "Nos dijo que conocía a personas especialistas que se dedican a esto y se lo llevó por segunda vez y fue peor porque la imagen que nos ha planteado ni siquiera obedece al aspecto inicial que tiene el cuadro".

"Cada vez iba a ser peor"

Finalmente, decidieron prescindir de sus servicios "porque cada vez iba ser peor". "Este señor como restaurador de muebles es muy bueno pero no como restaurador de pinturas, son cosas muy diferente", apunta.

En este punto, el coleccionista aclara que durante años este hombre se había ocupado de muebles de su familia en su taller y los había entregado "perfecto, no había problema de ningún tipo". "Y pensamos por extensión que el trabajo podría ser de la misma calidad", como él le dijo. "No fue un intento de economizar", recalca.

De hecho, continúa, fue él quien se ofreció a limpiarlo y trajo otro de los cuadros de su familia que, ahora han comprobado, que también tienen en la parte de detrás efectos "poco profesionales". De hecho, en la copia de la Inmaculada, además de la desfiguración del rostro y las manos, aparecen unas aplicaciones en el anverso que pueden provocar tensiones en la obra.

El dueño confiesa que su sentimiento fue de "asombro" y pensó: "no puedo creer lo que estoy viendo porque se aprecia "claramente, tanto en la primera como en la segunda versión, que está repintado".

Ahora, "la única solución es intentar quitar lo que han pintado" y con las técnicas y procedimientos adecuados y profesionales ver si queda algo debajo para actuar en consecuencia. "Pero ya pierde totalmente el sentido y el valor" de esta copia de principios de siglo XX. Es, además, una pérdida "sentimental": "Es un cuadro de mi familia y te sientes fatal", concluye.

Los profesionales reclaman una regulación y califican la restauración de "acto vandálico"

La Asociación Profesional de Conservadores Restauradores de España (ACRE) ha subrayado la calidad de las intervenciones de conservación-restauración que realizan los profesionales españoles y que son reconocidas internacionalmente, al tiempo que pide "poner fin a la falta de regulación de esta actividad" por el bien del patrimonio.

ACRE manifiesta que, "de confirmarse los hechos, habría que lamentar la pérdida, una vez más, de un bien cultural". "Y, en estas circunstancias, solicitamos que esta situación no se convierta en un motivo de diversión mediática y social, como ya ha sucedido con anterioridad", reclaman.

"Es más, -prosiguen- debería alarmarnos el hecho de que parte de nuestro patrimonio esté desapareciendo por estas intervenciones desastrosas".

La asociación recalca que desde que existe la formación oficial en España que cualifica para la profesión según los estándares de E.C.C.O., "la calidad de las intervenciones de conservación-restauración realizadas por los profesionales españoles están altamente consideradas a nivel laboral e institucional en Europa".

"Queremos dejar claro que ningún profesional con una formación académica oficial, realizaría este tipo de atentado contra el patrimonio. Por lo tanto, este tipo de hechos no puede ser confundido con una intervención de conservación-restauración, ya que es una aseveración falsa, ofensiva para nuestra profesión y perjudica al patrimonio, pues genera una mayor confusión acerca de quiénes son los profesionales capacitados para ejercer con solvencia esta actividad", declaran.

Por ello, solicitan a los medios que no se utilice el término restauración, cuando se informe de este tipo de acciones, "que no dejan de ser actos vandálicos", aseguran.

ACRE considera "lamentable que en pleno siglo XXI no se ponga limitación y orden legal a que personas sin titulación realicen este tipo de intervenciones, cuando en España, y en concreto en la Comunidad Valenciana, hay un gran número de especialistas titulados".

Paradójicamente, añaden, "en los últimos años los profesionales de la Conservación-Restauración se han visto obligados a emigrar o abandonar su profesión por falta de oportunidades laborales, provocando la actual debilidad del tejido empresarial en este sector, agravado además por la terrible crisis que vivimos en la actualidad, y de la que hemos puesto en conocimiento a las entidades gubernamentales".

En esta línea, advierten de que "la profesión de Conservación-Restauración es frágil y está en grave riesgo de desaparecer en todo el territorio español".

En la legislación estatal y autonómica referente a la protección del Patrimonio Cultural, no está regulado quienes son los profesionales cualificados para realizar las intervenciones sobre estos bienes. Y esta "falta de regulación se traduce en una ausencia de protección de nuestro Patrimonio, ya que permite que personas sin formación intervengan sobre él, enfrentándose, en el mejor de los casos, a simples sanciones administrativas", argumentan.

"En definitiva, el desconocimiento y reconocimiento de nuestra profesión, la falta de regulación de esta actividad, clave para la conservación de nuestro Patrimonio Cultural, y las inexistentes o insignificantes sanciones que se imponen ante estos hechos, son un mal endémico en nuestro país, al que debe de ponerse fin por parte de las administraciones competentes", concluyen.

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