reflexiones en torno a 'no turista'

El guiri soy yo: sobre turismo y postureo con Marta Torres y Alberto Haller

3/12/2019 - 

VALÈNCIA. Todos somos el guiri de alguien. Esta es la máxima de No turista (Barlin Libros), un libro ilustrado que, desde València, reflexiona en torno a la figura del turista… cuando el turista es uno mismo. Ilustrado por Marta Torres (València, 1994) y con guion de Alberto Haller (València, 1989), la obra indaga en el postureo de aquellos que quieren ser turistas sin caer en los clichés. Para acabar, eso sí, generando una nueva nube de topicazos. “Fuimos en temporada baja y se estaba de lujo, en verano no se puede ir a ningún sitio” o “¿contratar un tour?¿qué dices? Alquilamos un coche y fuimos a nuestra bola” son algunas de las frases en las que más de un lector se reconocerá y que vienen recopiladas en el libro, que da un buen repaso a travellers, viajeros, mochileros e instagramers varios. Casi como un espejo, el libro refleja actitudes que todos tenemos frente a un viaje y lanza preguntas sobre nuestro impacto en los destinos que visitamos, preguntas más que pertinentes en un contexto en el que no pocas ciudades se enfrentan a un turismo que parecen no ser capaces de digerir. Hablamos con Alberto Haller y Marta Torres.

-En No turista se señala la realidad del turismo con una fotografía que muestra pasado y presente, pero, ¿qué nos dice esto de cómo será el turista/turismo del futuro? 

-Marta Torres: No turista habla de un turismo camuflado, que no quiere reconocerse a sí mismo. Esto es algo muy reciente, quizás el turismo del futuro va de eso, de mejorar el disimulo. Creo que uno de los primeros indicios ya se está viendo en el llamado "turismo sostenible", que muchas veces creo que puede servir como simple lavado de cara.

-Alberto Haller: Desde una óptica de 'lo que me gustaría' que sucediese, me inclino por apostar por cierta concienciación del impacto que producimos en los lugares a los que vamos como turistas y, con ella, cierta desaceleración. Sin embargo, desde un punto de vista meramente realista, me temo que no puedo ser demasiado optimista. Creo que la sociedad de consumo brutalista en la que estamos inmersos preferencia de manera exacerbada la imagen sobre el fondo, y creo que esa tendencia no hará más que acentuarse. Ello, claro, tiene toda una serie de repercusiones. Nada es inocuo.

Ilustración de 'No turista'. Cortesía de Barlin Libros.

-¿Es un ‘no turista’ sinónimo de un mal turista?¿es un libro ‘acusador’? 

-Alberto Haller: No es un libro acusador, para nada. Es un libro que busca concienciar, como el que ya hiciera a finales de 2017 con Ana Penyas. En aquel caso buscábamos poner ciertos acentos discordantes sobre cierta narrativa que se nos ha vendido sobre la modélica Transición, y en este caso se busca, de manera bastante más distendida y desde el humor, hacer reflexionar sobre las consecuencias de nuestros actos a la hora de viajar.

-Marta Torres: Creo que un poco de mala leche tiene, pero ha de servir para reflexionar. No se está diciendo que el que cree ser un "viajero" sea una mala persona, pero quizá no se ha parado a reflexionar por qué vivimos en un continuo bombardeo publicitario donde se nos dice que si no viajas estás perdiendo tu vida. Tengo amigos que me han preguntado, ¿pero entonces cómo se ha de viajar bien? y ahí está la cuestión, el problema no es que unos viajen bien y otros mal, el problema es que todos lo hacen y ‘todos’ es mucha gente. Esto obviamente tiene un impacto sobre el territorio y las sociedades que muchas veces ni siquiera se toma en consideración.

-Existe el “no turista” pero, ¿y las ciudades “no turista”, pensadas para proporcionar una experiencia “única” pero adaptada al visitante?

-Marta Torres: Aquí se vuelve a poner al visitante como único protagonista y no es verdad, el impacto de los viajes tiene mayor repercusión en la población local (y como siempre en las clases más bajas) y en el territorio. Así que si el lugar está adaptado a los deseos del visitante automáticamente deja de ser auténtica, aunque aparentemente lo sea.

-Alberto Haller: Efectivamente. Son como decorados que antiguamente fueron ciudades. Puede que el extremo contemporáneo más brutal que existe sean Venecia y Ámsterdam (al menos de las ciudades que conozco en primera persona). Hay una expresión para definir esto que mola mucho y que fue acuñada en el siglo xviii en la Rusia de los zares: Pueblos Potemkin. Se acuñó porque, según cuentan, para la visita de la zarina Catalina II a la región de Crimea, se construyeron cientos de decorados simulando aldeas y pueblos en el recorrido que la mandataria iba a hacer, a fin de ocultar el desastroso estado de la región. Pueblos que eran solo fachada, como los decorados del spaghetti western de Almería. Hoy en día, si bien el contexto y los motivos son totalmente diferentes, podríamos aplicar para estas ciudades, de manera algo irónica, el término de Ciudades Potemkin.

-“Nosotros no fuimos ahí porque estaba lleno de turistas” es una de las frases que reproduce el libro. Confesad una ocasión en la que hayáis sido ‘culpables’ de una experiencia “no turista”.

-Alberto Haller: ¡Y tanto! Yo reconozco que he sido el principal representante de dicho término durante mucho tiempo. Y supongo que, en cierta manera, aún hay veces en que lo soy. ¡Si es que es un libro que nos representa a todxs! Además, considero también que es algo generacional. En las semanas que lleva el libro en librerías, me he dado cuenta de que es extraño que ese discurso apele a personas de la generación de mis padres. Sin embargo, la gente de mi generación, algo más mayor, y algo más joven, se ríe mucho con el libro. Y si te ríes con este álbum ilustrado, es que eres parte de ello. Es exactamente el mismo efecto que produce Pantomima Full.

-Marta Torres: Aunque no he viajado muchísimo, toda mi vida he sido una auténtica no-turista, de hecho para hacer el libro me he basado muchas veces en mi propia experiencia: He paseado por las calles más recónditas de Venecia sintiéndome fuera de la masa, he comido en tugurios, he experimentado vivir en la parte más bella y antigua de la ciudad a poco precio y creyéndome una más, y no me he hecho la típica foto. Vamos, que sé de lo que hablo.

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