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CALLE LIBERTAD  / OPINIÓN

El libro amarillo

4/11/2020 - 

La semana pasada vivimos algo extraordinario en el Congreso de los Diputados: la ministra de Hacienda llegó al patio con un libro amarillo en la mano y se paró delante de las cámaras y los periodistas. Mientras tanto, decenas y decenas de otros libros amarillos y memorias USB entraban al Congreso para ser repartidos entre diputados, asesores y periodistas.

He dicho que fue algo extraordinario porque hacía más de dos años que no veíamos una imagen similar. Ese libro amarillo es el proyecto de Presupuestos que ha presentado el Gobierno. Mejor dicho, es la presentación del proyecto. Porque a ese libro amarillo hay que sumarle el libro azul con las instrucciones, el libro rojo donde se divide el gasto en 25 tomos y, para terminar, el libro gris, que divide el gasto por territorios.

Ahora es el momento de estudiarlos; de estudiarlos con lupa, claro. Horas de concentración por delante, encerrada en un despacho y calculadora en mano. Me he sentido de nuevo estudiante, como cuando llegaban los finales de la Universidad. Por delante, un mes apretado con un calendario de vértigo en la Comisión de Presupuestos del Congreso. Comparecencias de altos cargos y redacción de enmiendas para intentar mejorar los Presupuestos. Es como un examen ante todos los españoles, que merecen todo nuestro esfuerzo.

Sinceramente, creo que era hora ya de que pudiéramos debatir unos Presupuestos en el Congreso. Porque se trata de la ley más importante que tiene que aprobar un Gobierno y es la hoja de ruta para todas las políticas que va a llevar a cabo durante un año. Es sabido que España lleva desde 2018 con los mismos Presupuestos prorrogados, los de Montoro y Ciudadanos, y aunque no nos ha ido tan mal, se han quedado desfasados. Es hora de empezar una etapa: la tramitación de los Presupuestos Generales del Estado.

Es importante aclarar esto. Porque los Presupuestos van a salir adelante sí o sí, porque la mayoría Frankenstein existe. La pregunta es si, permitiendo que se debatan, podemos hacer que sea otra mayoría la que los decida: avalar una tramitación no es avalar unos Presupuestos, sino poder empezar a debatirlos. Cs puso como condición previa unos requisitos que alejaran las cuentas del programa de Gobierno de PSOE-Podemos, porque fuimos los primeros en pedir unos Presupuestos de emergencia nacional y lamentablemente la dimensión de la crisis desatada por la covid-19 nos da la razón.

La tramitación presupuestaria consiste en negociar, presentar enmiendas de modificación y mejora, estudiar las propuestas que presenten los diferentes grupos parlamentarios y, finalmente, votar. Si todo va según lo previsto, las votaciones tendrán lugar la primera semana de diciembre y las cuentas entrarán en vigor el 1 de enero del año que viene.

Tenemos por delante un reto enorme, la negociación con un Gobierno que no nos gusta -y que intentamos que no se formara proponiendo la ‘Vía 221’- será difícil. Pero ahí estaremos, por responsabilidad, con propuestas y con exigencia. Tenemos la obligación de sacar adelante unas cuentas buenas para España, que no pongan en riesgo las ayudas europeas. Es nuestro trabajo proponer mejoras para salvar la salud, la economía y el futuro de España.

Ciudadanos no se va a quedar de brazos cruzados, seremos la voz de millones de españoles que no quieren que se suban los impuestos a las clases medias, ni se penalice con subidas impositivas la competitividad de nuestras empresas. De los españoles que no quieren que se suba el IVA a la educación concertada, a la educación especial ni a la sanidad privada. De los españoles que desean una lucha clara y decidida contra el fraude fiscal.

No podemos dejarnos llevar por la indignación y dejar el futuro en manos de Bildu y Esquerra Republicana. Aunque a veces sea lo que nos pide el cuerpo, nuestro trabajo consiste en ser útiles. Yo no podría hacer otra cosa. No sería capaz de dormir tranquila si no intentase hacer esto. El enfado que nos trasladan los ciudadanos tiene que trasladarse en propuestas concretas, no en pataletas que hacen mucho ruido pero que no consiguen nada.

España no puede permitirse seguir con los Presupuestos de 2018, porque la situación del país ha cambiado radicalmente, pero tampoco podemos permitirnos unos Presupuestos negociados con Rufián y Otegi.

Así que ya hemos empezado el camino. No sé hasta dónde llegaremos ni cómo acabará, pero ojalá en unos meses podamos celebrar que España tiene unos Presupuestos sensatos, moderados y útiles. No es fácil, pero merece la pena intentarlo. Por nosotros no va a quedar.

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