ALICANTE. En mi último artículo hice hincapié en la importancia de aprovechar los continuos cambios en los hábitos de consumo de las nuevas generaciones, y en cómo capturar estas nuevas oportunidades -a través de determinados productos financieros- para incluirlos como componentes de nuestra cartera de inversión. Pero hay muchas más oportunidades en el mercado, ya que el cambio económico está (como siempre) en constante evolución; o como decía Schumpeter: "No puede ser estacionario". Las empresas o industrias que tengan visión de futuro y capacidad de adaptación serán los responsables de liderar estos cambios y situarse como ganadores temporales hasta que aparezcan nuevas innovaciones.
El proceso de identificar, analizar y poder anticipar estas nuevas oportunidades es imprescindible para conseguir alcanzar nuestros objetivos financieros. Estas oportunidades vienen muy ligadas a la innovación tecnológica que podemos calificar como disruptiva. Y eso no es algo nuevo que ha aparecido estas últimas décadas, llevamos siglos innovando y mejorando nuestro procesos y modelos de producción en diferentes ciclos.
Joseph A. Schumpeter, uno de los economistas más notables del siglo XX, en su extenso trabajo postula que los ciclos de la economía son el resultado del emprendimiento dentro de una economía competitiva ya que fomentan el crecimiento económico de una sociedad capitalista. En su teoría de 'destrucción creativa' sugiere que los ciclos económicos dependen de unas ondas de innovación duraderas. La disrupción en la industria tiene un fuerte impacto en la economía.
Considera para su modelo las dos fases de un ciclo. En la primera fase se identifica el impacto de la innovación en los procesos de producción, por parte de los empresarios emprendedores. La segunda fase es la respuesta de la competencia para adecuarse a la nueva situación tras el impacto en la primera fase. Por ello introduce el concepto de 'destrucción creativa', con el que se explica que las empresas ineficientes no sobreviven el ciclo y tienden a desaparecer.
Desde la Revolución Industrial que empezó en el Reino Unido en 1785 hasta hoy, podemos identificar seis grandes ciclos que están directamente ligados a la innovación:
Podemos apreciar que cada vez los ciclos de innovación se hacen cada vez más cortos y causan un impacto mucho mayor en la economía. Es fácil ver cómo estos cambios afectan el ranking de las compañías líderes a nivel global si comparamos diferentes períodos. Las compañías que dominaron el mercado por tamaño durante un período muy largo como General Electric o Exxon, ya no tienen el mismo peso en 2020 que en períodos anteriores.
Para fomentar la innovación, los países ponen al alcance del contribuyente medidas fiscales muy favorecedoras para el capital privado, que fomenta la inversión privada en I+D+i y la tecnología como motores fundamentales para el bienestar y el crecimiento de nuestra sociedad. Esto se denomina mecenazgo tecnológico y se realiza a través de deducciones fiscales muy importantes, y la posibilidad de imputarse bases imponibles negativas.
El inversor puede conseguir una alta rentabilidad sobre su factura fiscal y con la garantía del Estado. Varias consultas vinculantes a la Dirección General de Tributos avalan y dan seguridad jurídica a esta forma de inversión; NUM CONSULTA V1824-18 , V2213-14, V3384-14. En el caso de necesitar este tipo de servicio lo recomendable es acudir al asesor financiero, quien conoce su situación financiera y patrimonial para que le recomiende cómo proceder.
René Bauch es asesor financiero de la EAF alicantina gCapital Wealth Management, EAF que asesora el fondo Gestión Boutique gCapital Total Market (ES0116831050). Puede contactar con el autor para solventar cualquier duda o interesarse por los servicios de gestión patrimonial de gCapital escribiendo a bauch.rene@gcapital.es o info@gcapital.es