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El supuesto cordón sanitario del Botànic a Vox dura un mes

29/05/2021 - 

VALÈNCIA. Hace exactamente un mes, la recta final de la campaña de las elecciones madrileñas del 4-M con el envío de cartas amenazantes con balas o una navaja manchada de sangre a varios ministros pasó a ser prioridad en la estrategia política de los partidos de izquierdas en la Comunitat Valenciana. Al menos durante unos días. Las fuerzas que componen el Gobierno del Botànic (PSPV, Compromís y Unides Podem) llegaron a escenificar con determinados gestos su rechazo a Vox e, incluso, a reunirse con el objetivo de establecer una unidad de acción conjunta para confrontarlo. El final de la historia es que, transcurridas estas semanas, la vida sigue igual que antes de los comicios. 

Un ejemplo de lo ocurrido a finales de abril fue el debate electoral en la Cadena Ser. El líder de Unidas Podemos, Pablo Iglesias, lo abandonó después de que la representante de Vox, Rocío Monasterio, no condenara el sobre con balas que recibió. Le siguieron PSOE y Más Madrid. Escasos días después, la misma radio tenía programado un encuentro similar al que habían confirmado su asistencia todos los partidos, incluyendo PSPV, Compromís y Unides Podem. Pero tuvo que ser cancelado al declinar éstos la participación. La iniciativa partió de los morados, aunque sus socios de Gobierno los acompañaron en el plante. 

Parece que, desde aquello, el escenario político ha dado un vuelco a juzgar por el cambio de actitud de estas mismas formaciones. O, tal vez, es que ya no existe campaña electoral. El pasado miércoles 26 de mayo, la Cadena Ser volvió a organizar otro debate, esta vez municipal, en el ecuador de la legislatura. Y a él asistieron, con normalidad, todos los portavoces de los partidos en el Ayuntamiento de València: Sergi Campillo, de Compromís; Sandra Gómez, del PSPV; María José Catalá, del PP; Fernando Giner, de Ciudadanos; y José Gosálbez, de Vox. En este caso, Podemos no tiene representación en el consistorio. 

A las posiciones en este tipo de espacios se añaden las de la arena política por excelencia, como son Les Corts. Hace un mes, el primer lugar en el que se encontraron las distintas formaciones tras lo sucedido con Pablo Iglesias fue en una comisión de Sanidad del Parlamento autonómico. Uno de los puntos consistía en una iniciativa de Vox, de manera que el diputado de Compromís Carles Esteve optó por comunicar expresamente que no iba a debatir con ellos por estar "en un momento de emergencia democrática" y porque había que "parar el odio para evitar el terrorismo fascista que comienza a aparecer de manera más extendida".

La portavoz de Unides Podem, Pilar Lima, que sí que fijó su posición de voto con la exposición de argumentos, mandó posteriormente una nota de prensa asegurando que se había negado a debatir y que a partir de ese momento no participarían "en debates en medios de comunicación o en las instituciones con los fascistas". Algo que, en la práctica, suponía anunciar que dejaban de confrontar con Vox en Les Corts pero que, en la realidad, no se ha cumplido. 

De hecho, apenas un día después de aquello ya pudo intuirse que aquella intención anunciada durante la campaña electoral madrileña iba a terminar como lo ha hecho. Es decir, en nada. Los grupos parlamentarios que integran el Botànic II se reunieron para pactar qué estrategia seguir con la formación de extrema derecha en Les Corts y ya entonces no se llegó a ningún acuerdo; se decidió no hacer nada diferente de lo que venían practicando hasta el momento con el grupo que lidera Ana Vega: no apoyar sus iniciativas, ni tampoco firmarían declaraciones institucionales conjuntas. Algo que ya ocurría desde el inicio de la legislatura porque los diputados de Compromís se negaron desde el principio a plasmar su firma junto a la de Vox. 

En cuanto a los debates, el tripartito llegó a la conclusión de que haría lo que viera conveniente en cada momento. La intención de Podem era no interactuar con Vox, y de Compromís y PSPV, que cada uno actuase como prefiriera en función del tema que se tratase o bien en el hemiciclo o las comisiones. 

Ana Vega. Foto: CORTS

Ahora bien, tras los resultados del 4M, la vida ha seguido igual en el Parlamento valenciano. No solo el PSPV ha confrontado con Vox -que era la formación del Botànic más partidaria de seguir haciéndolo desde el principio-, también lo hizo Compromís y Unides Podem. En el caso de los primeros, de hecho, hace unos días fue el diputado Carles Esteve el que fijó la posición de su grupo a la propuesta de creación de comisión de investigación sobre la gestión de los centros de menores tras el caso del exmarido de Oltra. Aunque la propuesta era del PP, en aquel momento Compromís ya se enfrentó a Vox. 

Pero el caso más llamativo fue el de los morados, que fueron los que se opusieron de manera más férrea a siquiera relacionarse con el grupo de ultraderecha. El diputado de Unides Podem Ferran Martínez no renunció a su turno de réplica en el pleno de la semana pasada cuando Vox presentó una moción de turismo. En su intervención, Martínez acusó a la formación de tratar de "sacar rédito político del dolor de millones de personas". 

"¿Qué han hecho las instituciones? Establecer restricciones, pero también con ayudas para los sectores más afectados. ¿Y qué han hecho ustedes? Mentir descaradamente. El modus operandi en esta Cámara es siempre el mismo: ustedes presentan una iniciativa repleta de cuatro consignas simplonas y no se molestan ni siquiera en saber si lo que están proponiendo se está haciendo, se ha aprobado, si es útil o no... Solo vienen a hacer 'discursillos'. En turismo trabaja mucha gente con índices de temporalidad y precariedad insostenibles y a la extrema política no le importa España ni los españoles", les espetó. Todo tiene su fin y los partidos de Les Corts ya no están en campaña electoral. Ahora ya vale confrontar con Vox. 

Ferran Martínez (Unides Podem). Foto: CORTS

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