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grand place / OPINIÓN

El verano en que nos prohibieron bailar…

23/06/2020 - 

“Aquel verano del 20 resultó ser un espejismo. La libertad vigilada se extendió por calles y edificios. No hacía falta policía especial, ni había comenzado a funcionar el ejército de drones TTI -Test, Track, Isolate-. La acción ciudadana fue suficiente para cumplir con el Decreto Ley, que daba fin al Alarm State para pasar a la NuevaNormalidad. Miradas, gestos, interjecciones, avisos… La población se dividió en dos bandos: los-sin y los-con. La obligatoriedad del uso de la mascarilla nos devolvió a la OtraRealidad de un mundo sin sonrisas, de lo que tenía que venir. La nueva normalidad había llegado para quedarse. Aquel verano nos prohibieron bailar”.

Vuelvo a leer las notas que me dejó la Tieta en la tarjeta SIM hace 50 años y algunas cosas no las entiendo bien, como lo de las sonrisas y lo del baile. Es como si la imagen de un mundo irreal, del País de las Maravillas, fuera desvaneciéndose a medida en que el fantasma del virus avanzaba por el Territorio-Europa. Tal vez se trataba de aquel anunciado fantasma de los años 20 del siglo XX. Esta vez, los cuatro jinetes cabalgaban de nuevo. El primero había llegado en forma de virus: la Muerte. El siguiente se esperaba para el crudo invierno: el Hambre.

El gobierno de la Unión Europea (UE), consciente del peligro que acechaba a sus ciudadanos emprendió varios caminos a la vez. Uno de ellos fue la Estrategia Europea para la Vacuna “contra el covid-19. El texto proponía que la negociación y financiación inicial se haría de forma coordinada con la Comisión Europea a través del Instrumento de Apoyo a la Emergencia. 

“La Comisión está comprometida con el acceso universal y asequible a las vacunas COVID-19. Ninguna región del mundo es segura hasta que el virus esté bajo control en todas partes". La Estrategia de la UE parte del “esfuerzo global coordinado, pero en vías separadas”. Contrariamente a lo acordado, el punto clave de una “acción coordinada” quedaba en entredicho al establecer el punto final: “La compra y el uso de las vacunas quedan bajo la responsabilidad de los Estados miembros. ????Las políticas de vacunación siguen en manos de los Estados miembros”. 

El gobierno de la Unión aseguraba en ese punto que el criterio económico no primaría a la hora de la compra y que la población sería la clave para su distribución. Por ello, pusieron por escrito el “compromiso de abastecer a los países de bajos y medianos ingresos”. La Guerra entre países por conseguir los primeros la vacuna había comenzado. Ya ocurrió en mucha menor medida con el desabastecimiento de las mascarillas y su oportunista aprovisionamiento por los países más ricos en el primer momento de la pandemia. El tercer jinete cabalgaba de nuevo en el Territorio-Europa amenazando con su desmembración.

FOTO: Piscina. SL 

-Hola David, lo siento pero no voy a poder volver en un futuro inmediato. Los vuelos siguen en stand-by a la espera de que algunos territorios abran las fronteras y eliminen la cuarentena. Otro brote en LaGranFábrica ha desatado todas las alarmas. Tendré que quedarme un tiempo indeterminado en la ZonaZero-BRX. Sigo buscando el rastro de la Tieta y de Marc, que se perdió cerca de Zeeland.

-Gracias por avisar Laura, había pensado acercarme a verte. Un amigo con influencia en el ITT me presta su dron biplaza. Además, ya tengo activo el e-HealthPassport, tras comprobar que no estoy contagiado por nuestro encuentro en la terraza…, sin mascarilla.

En aquel verano del año 20, cada vez era más difícil viajar, pese a la urgencia por reactivar una parte importante de la economía con algo hoy obsoleto denominado turismo. A la declaración de responsabilidad, firmada por los pasajeros a pie de pista garantizando su estado de salud, y la toma de temperatura en los aeropuertos, comenzó a exigirse un test del Ministerio de Sanidad correspondiente que certificaba no haber estado en contacto con el coronavirus. En un principio, fueron los Estados los que controlaban el test, hasta que llegaron LasTec.

Pronto llegó e-HealthPassport, activado en Europa tras la coordinación e interoperabilidad de la app para rastrear contagiados. La TTI -Test/Tracing/Isolate- detectaba a través del móvil si el ciudadano se había padecido el virus, si se padecía en ese momento, si se había estado en contacto con un contagiado durante más de 15 minutos y a menos de dos metros de distancia, e incluso si se acababa de contagiar. 

Todo parecía fluir en una extraña realidad aquel verano de la Nueva Normalidad. Flotaba en el aire ese olor químico que habían dejado las sucesivas fumigaciones de calles y edificios y que había provocado ataques de alergia a gran parte de los ciudadanos y la intoxicación de las colonias felinas. Ese olor no desaparecería en los siguientes cincuenta años. Como tampoco las mascarillas… ni la prohibición de bailar.

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