El ya exdelegado del Gobierno Juan Carlos Fulgencio y el presidente de la Generalitat, Ximo Puig. Foto: VPVALÈNCIA. La fulminante destitución de Juan Carlos Fulgencio como delegado del Gobierno sigue trayendo cola en el seno del PSPV-PSOE. Las explicaciones de poco calado ofrecidas para el precipitado adiós del dirigente han propiciado una marejada interna en una corriente, la afín al ministro de Transporte y secretario de Organización federal, José Luis Ábalos, que se ha caracterizado históricamente por silenciar con efectividad sus discrepancias internas.
El ya exdelegado del Gobierno no ha entrado al choque en su despedida, casi aplicando esa regla futbolística universal de no preguntar al entrenador cuando uno juega de titular y, de la misma manera, no pedir explicaciones si te manda al banquillo. No obstante, Fulgencio no pudo reprimirse ante los medios y se ocupó de aclarar que su cese se debía a un "cambio político" y "de equipo y de personas", sin que a priori existiera la perspectiva de "ocupar ningún otro cargo de gobierno".
Unas palabras que ponían de manifiesto la unilateralidad de la decisión adoptada desde Madrid. Se ha especulado en que la orden no salió de Ábalos, pero sin embargo la sustituta de Fulgencio, Gloria Calero, es precisamente una dirigente muy vinculada al ministro. "Si no fue él el responsable del cese, ¿por qué sí tuvo fuerza elegir al relevo?", reflexionaba un dirigente socialista a preguntas de este diario.
Otra de las tesis respecto a la destitución de Fulgencio apunta al perfil excesivamente institucional adoptado en el cargo, cuando lo que demandaría el propio Ábalos y el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, son representantes del Ejecutivo central más activos e intensos en la defensa política de la gestión procedente de Madrid.
Una situación -y unos razonamientos- que han sorprendido en el entorno del presidente de la Generalitat, Ximo Puig, donde ha sido opinión general extendida en los últimos meses el sobrio papel ejercido por Fulgencio pese a pertenecer a una corriente del partido -el 'abalismo'- con la que existe rivalidad. Es más, fuentes socialistas aseguraron a Valencia Plaza que el jefe del Consell se reunió con Fulgencio en los días posteriores a conocerse la noticia dentro del marco de cordialidad y buena sintonía que ha existido en los 20 meses de mandato del ahora exdelegado del Gobierno.
De hecho, incluso en algunos sectores del 'ximismo' se ha llegado a especular con la posibilidad de que Puig pudiera realizar alguna oferta a Fulgencio para que ocupara alguno de los puestos de alto cargo que todavía quedan pendientes de asignar en la Generalitat. En concreto, en Presidencia todavía existen vacantes tres direcciones generales.
Un movimiento que podría ser estratégico de cara al futuro congreso de reelección de Puig como líder del PSPV. Fulgencio posee una influencia notable en l'Horta Nord, uno de los principales bastiones del 'abalismo' que, no obstante, podría cambiar de manos si el secretario comarcal rompe con la familia política del ministro.
Ahora bien, otras fuentes próximas a Puig alejaban esta posibilidad precisamente por el grado de tensión alcanzado por la discusión interna que ha agrietado el 'abalismo' en la provincia. La Ejecutiva comarcal de l'Horta Nord, donde Fulgencio es secretario general, salió este jueves a defender a su líder y a criticar con dureza y sin complejos la decisión tomada desde el Gobierno de Pedro Sánchez.
Una reacción furibunda que sorprendió incluso a los afines de Puig y que, a su juicio, limitaría un posible e inmediato acercamiento a Fulgencio, dado que sería como avalar el ataque al Gobierno de Pedro Sánchez efectuado por la Ejecutiva comarcal de l'Horta Nord.
