MADRID (EP). La selección española de baloncesto ha sumado otra gesta a su larga lista de los últimos años con su victoria tras dos prórrogas ante Australia (95-88) en semifinales del Mundial de China, un éxito que, 13 años después, le permitirá pelear por el segundo oro planetario de su historia tras completar un ejercicio de coraje con el liderazgo ofensivo de Marc Gasol (33 puntos), Ricky Rubio (19 y 12 asistencias) y Sergio Llull (17).
España fue siempre a remolque frente a la selección australiana, un rival que le tenía ganas tres años después de perder en la final de consolación olímpica en Río. Con el lógico Patty Mills (34) y el inesperado Nick Kay (16 y 11 rebotes) al frente, los 'boomers' llevaron la iniciativa durante todo el partido, pero acabaron vencidos por la fe de un rival épico que ya se ha asegurado su undécima medalla en los últimos 13 torneos internacionales y que buscará más contra Argentina o Francia.
Necesitaba España a toda su artillería al máximo nivel para aspirar a la victoria y poco a poco se fueron activando todas las piezas. Lo hizo Marc Gasol, que anotó 33 puntos -su récord con la selección- en una segunda parte antológica, y lo hizo Llull para sentenciar, ambos en sus mejores actuaciones del torneo, y sumados a un Ricky Rubio magistral un día más en la dirección de juego. El base nunca olvidará este torneo, el de su consagración como un líder histórico de la selección española.
Los dos equipos pudieron ganar. Lo pudo hacer España al final del tiempo reglamentario, con un triple desde medio campo y sobre la bocina de Ricky que a punto estuvo de entrar. Luego tuvo su oportunidad Australia en la primera prórroga, con un tiro de media distancia de Matthew Dellavedova que repelió el aro con el tiempo ya agotado.
Ahí murieron las opciones de oceánicos, que habían transitado todo el partido con la iniciativa. En el segundo tiempo extra, España fue la de sus mejores días, con una defensa asfixiante comandada por Rudy Fernández y Víctor Claver, sacrificados en la labores oscuras, y con un ataque fluido donde no parecía pesar el cansancio tras tantos minutos de enorme exigencia física y mental.
Dos triples de Llull lideraron la carga final, un parcial de 10-0 en la última prórroga (90-82) que finalmente tumbó a un rival bravo y sorprendido por la capacidad de resistencia de un equipo que llegó a China consciente de que sería complicado incluso llegar a las eliminatorias y que está a un paso de volver a ser el mejor del mundo.
A los australianos no les bastó con su superioridad al rebote (57-43, 20 de ellos ofensivos) y también les tembló la muñeca en momentos decisivos. Con 71-71 y cuatro segundos por disputar, Mills falló un tiro libre que podría hacer decantado la semifinal, igual que hizo después de Dellavedova. Demasiadas oportunidades ante un rival que lleva años surcando todos los caminos de la victoria, del más contundente al más sufrido, como ocurrió esta vez en el Wukesong Sport Center de Pekín.
Ese fue el escenario hace 11 años de la final olímpica ante Estados Unidos y allí volverá a concurrir España el próximo domingo (14.00 hora española) para jugarse otro gran título, en este caso mundial, después de una semifinal que estaba muy cuesta arriba en el ecuador del tercer cuarto (39-50). Punto a punto, esfuerzo a esfuerzo, sin perder nunca el norte ni la fe, la selección fue limando la desventaja y construyendo otra hazaña que añadir a su larga galería.
Ahora, España espera contar con descanso suficiente tras un partido extenuante y preparar bien su segunda final mundialista. Rudy Fernández y Marc Gasol son los únicos supervivientes del histórico duelo en Japón 2006 contra Grecia y tan solo cinco de aquellos pioneros permanecen en activo, pero su carácter ganador sigue perpetuándose y ya forma parte del genoma del equipo nacional.