Hoy es 15 de noviembre

el tintero / OPINIÓN

Esto es un desfase

La caótica gestión del gobierno de España no tiene límite, llevamos dos meses de estado alarma (un estado de excepción encubierto) y siempre superan las peores expectativas, el último disparate: no atreverse a obligar a los ciudadanos a usar mascarilla

13/05/2020 - 

En los últimos días la neolengua que cada día impone el gobierno social-comunista de Sánchez sigue con su factoría de producir palabras para enmascarar la nefasta y negligente gestión de la crisis y especialmente para confundir a los españoles. Respecto a la denominación del gobierno, déjenme que matice porque seguro que muchos la ven como una forma particular de calificarlo con intención de atacar o desprestigiar, nada más lejos de la realidad. Es un gobierno formado por socialistas (de ahí social como abreviatura para no repetir el sufijo) y es comunista porque así se declaran los líderes de Podemos y además integraron al PCE en sus filas. Una definición objetiva y de la que no tendrían que sentir ningún orgullo sus miembros y deben sentir un gran bochorno gran parte de sus atrevidos votantes. 

Y ahora hablemos de la famosa desescalada, aquí nadie ha escalado nada, más bien llevamos demasiado tiempo paralizados, atemorizados y con los músculos atrofiados en nuestras casas. Empezaron anunciando las distintas fases con una explicación que ni el mejor sketch de Tip y Coll (recordarán el mítico de cómo llenar un vaso de agua con traducción simultánea al francés de nuestro paisano Luis Sánchez Polak) habría sido más surrealista y ridícula. La explicación del presidente sólo era comparable, pero maldita la gracia de sus constantes errores y rectificaciones, a la famosa escena del los Hermanos Marx sobre “la parte contratante de la primera parte”.

El desfase entre la nueva realidad que cada día intenta imponer el gobierno de España y sus innumerables portavoces mediáticos y la realidad de la sociedad española es total y absoluto. Los trabajadores autónomos indignados y estupefactos ante cada ataque a su modo de vida y empleo, las madres solteras como colectivo más vulnerable impotentes ante el anuncio de retomar clases al 50% de capacidad como recordaba la profesora Guadalupe Bohorques en una columna en este diario y en general la inmensa mayoría de familias españolas ante las ineficaces medidas que apenas duran una semana porque se cambian y modifican apenas 24 horas después de promulgarse con una petulante solemnidad.

Esta semana en la que empezaron a aplicarse las etapas para recuperar la libertad de manera gradual, los valencianos asistimos una vez más a una decisión que nos sorprendió a todos porque en otros territorios con mayor incidencia del virus sí que pasaron a la siguiente fase y aquí seguimos no sólo en esta especie de arresto domiciliario, sino con un cada vez mayor control por parte de la policía que comienza a incomodar y preocupar a los habitantes más preocupados por su libertad y su democracia. En esta situación vemos la reacción de muchos que, ante un supuesto interés general, aplauden a diario las decisiones del gobierno, aunque sean contradictorias o equivocadas, como es el mantenimiento del estado de alarma en estos momentos, cuando se pueden aplicar medidas de orden y control sin aplicar ese estado que la Constitución recoge para situaciones como la que vivimos a mediados de marzo, pero no a mediados de mayo.

Valencia, doble desfase

Si la situación nacional es grave, abocados a una ruina total ante la parálisis de la economía y un empobrecimiento fomentado por el socio podemita del gobierno quien sueña con el “paraíso” comunista al estilo cubano o venezolano, en nuestra querida ciudad el gobierno local sigue su escalada totalitaria negando a la ciudadanía el derecho a opinar y participar en proyectos de tanta importancia o gravedad como el destrozo total del centro de la ciudad anulando la movilidad de los habitantes de la ciudad y además trasladando una patética y lamentable imagen tanto por las formas de imponer una visión retrógrada de la Valencia del siglo XXI como por la falta de estética en la que está denominada capital mundial del diseño para el año 2022. Lógicamente me refiero a la invasión de la Plaza del Ayuntamiento y el daño causado a vías como la calle Colón o la calle San Vicente.

Si no protestamos ante una situación tan grave como la provocada por el gobierno de la nación con motivo del virus, y vemos como siguen sin material los médicos, enfermeras y demás personal de primer orden y algunos sólo aplauden. Me pregunto si sabremos reaccionar ante el atropello cometido en nuestra antaño amable y cómoda Valencia que pretenden convertir en un territorio no apto para las personas que quieran moverse en libertad. 

next