Entre otros destacan el Brexit y la modificación de los préstamos para el sector energético como apuntan los expertos de Scope
MADRID. El Banco Europeo de Inversiones (BEI), con sede en Luxemburgo, se financia en los mercados de capital y concede préstamos en condiciones favorables para proyectos que contribuyen a los objetivos de la Unión Europea (UE), tanto dentro como fuera de ella. Todos los países de la UE son accionistas. En este sentido, en las evaluaciones de proyectos del banco se valora la contribución de cada uno de ellos al desarrollo económico de la UE y de los países miembros. A medida que cambia la agenda política de la UE, también lo hace la exposición del BEI a los préstamos. “El mandato no es maximizar los beneficios, sino financiar proyectos que apoyen políticas”, indica Giacomo Barisone, director de Finanzas Públicas de Scope.
Así pues, la decisión adoptada recientemente por el Consejo de Gobernadores del BEI de modificar los préstamos del organismo para el sector energético a fin de adaptarlos a los objetivos climáticos, demuestra que, en última instancia, el BEI financia las políticas a discreción de la UE. “Con la decisión de alinear su financiación del sector energético con los objetivos del Acuerdo de París sobre el clima, el BEI ocupa un lugar central en la agenda medioambiental y en la política energética de la UE”, afirma Alvise Lennkh, analista principal de entidades supranacionales de Scope.
De forma similar, el debate que continúa entre los ministros de la UE en cuanto a qué institución -si el BEI o el Banco Europeo de Reconstrucción y Desarrollo con sede en Londres- liderará y financiará finalmente las políticas de desarrollo de la UE, también afectará la gobernanza, así como el balance del BEI.
Por otro lado, el BEI tiene que enfrentarse al reto potencial de la salida de Reino Unido de la UE, pues el Brexit puede dar lugar a una reducción de la calidad del capital exigible del banco, ya que, "si Reino Unido sale de la UE, el capital exigible ('callable capital') de los accionistas con calificación 'AA-' o superior descenderá de los 148.100 millones de euros actuales a unos 134.000 millones. Incluso teniendo en cuenta los planes de sustitución del capital de Reino Unido por capital de los restantes Estados miembros y las ampliaciones de capital de Polonia y Rumanía, estimamos que la capacidad de absorción de impactos del BEI se reduciría a alrededor del 30,3% desde el 33,2% actual", advierte Lennkh.
"Por ende -añade-, en caso de que fuera necesario, el banco tendría menos accionistas con una calificación 'AA-' o superior para el apoyo de capital extraordinario. Sin embargo, nuestro análisis muestra que incluso sin el Reino Unido como accionista, el BEI dispone de importantes reservas para mantener su calificación 'AAA/Estable', dice Lennkh.
Los 10 países a los que está más expuesto el BEI, teniendo en cuenta el total de los préstamos concedidos, constituyen en conjunto alrededor del 72% del total de los préstamos (557.000 millones de euros). Turquía (rating: 'BB- Negativo') es el único país no perteneciente a la UE con una cuota de alrededor del 3%.
Giacomo Barisone es director general de calificaciones soberanas de Scope y Alvise Lennkh es director de análisis de Finanzas Públicas