La historia no tiene una visión marxista, racista o clasista, lo que es, es que es muy tozuda, y muchos, por viejos atavismos, prejuicios o complejos, parecen llevar un velo en sus ojos, y no ven los tiempos que están por venir
Hace escasamente tres semanas, los cortoplacistas celebraban exultantes el acuerdo pandémico de la UE de este pasado 21 de julio. Este acuerdo se compone entre otras cuestiones de un gran Fondo de Recuperación de 750.000 millones de euros, denominado "Next Generation EU" (Próxima Generación UE) y que como muy bien explica Antonio Bar Cendón, Catedrático “Jean Monnet” de la UE, es histórico, y en este mismo diario de Valencia Plaza, por diversas razones, siendo “un buen punto de partida” … “para reiniciar el futuro de Europa”, aunque espero que el presente artículo no les resulte fatalista, pues como decía Mario Benedetti, escritor uruguayo, un pesimista es sólo un optimista bien informado.
Este acuerdo del Consejo Europeo es histórico, porque en ese proceso de construcción europea, a veces se ha ido demasiado deprisa, ya saben en cuanto surgía algún problema se reclamaba “más Europa” en una carrera que no entendían los propios ciudadanos, y por eso se produjo algún paso atrás, como el de la aprobación de la Constitución Europea, precisamente rechazada por países fundadores, como eran Francia y Países Bajos (antes llamada Holanda), libres de complejos y de esnobismo (tan frecuentes por estos lares). Y uno de los problemas en la integración económica, sobre todo desde la creación del euro, fue la falta de una autentica unión Bancaria y la unión Fiscal, dado que los instrumentos con los que los gobiernos generalmente intervienen en la economía se agrupan en dos grandes áreas, una la de las Políticas Monetarias y otra las Políticas Fiscales.
El primer problema, se observó claramente en la anterior crisis financiera (2008), donde los cimientos de la economía y la moneda común europea temblaron, y hubo que crear nuevos y mejores sistemas de control, con un ya existente Banco Central Europeo (BCE) que se hizo responsable del Mecanismo Único de Supervisión, “que asumió plenamente sus funciones de supervisión en noviembre de 2014”, como bien explica la web de la UE, a lo que hay que añadir los supervisores nacionales (también denominados autoridades nacionales competentes o ANC), todo ello complementado por un segundo pilar con el Mecanismo Único de Resolución, con su Junta Única de Resolución, creada el 1 de enero de 2015, por lo que la Política Monetaria es principalmente responsabilidad europea.
La segunda cuestión, es como se financian los Estados del Bienestar de la UE, sus Políticas Fiscales, donde se reflejan los ingresos y gastos públicos, y es aquí, donde se ha dado un gran paso adelante, pues con el acuerdo del 21 de julio, esos ingresos van a tener origen en una deuda mutualizada europea, no en préstamos nacionales e individuales como eran antaño. Y, evidentemente, un control europeo sobre los gastos públicos nacionales, donde se inviertan esos préstamos, para así dar respuesta, a los deseos lógicos de los países llamados frugales de la UE. Esta supervisión, me lleva a recordar lo escrito por mi amigo Pedro Manuel Hernandez, la semana pasada, en el Murcia Plaza, rememorando al gran maestro José Ortega y Gasset, al afirmar que Europa es la solución, sobre todo para evitar absurdas inversiones e ineficiencias en el gasto público, al gestionar España unos 140.000 millones que procederán de la UE, pues para corruptelas y desvíos en los caudales públicos ya están los tribunales.
Pero Europa es algo más que una estructura política, por muy perfecta y burocrática que sea ella (para el caso de la UE), es un conjunto de valores, de formas de vivir, creencias, tradiciones históricas, un régimen de Libertades, etcétera (ya saben la tríada Grecia-Roma-Cristiandad), que según un informe sobre fertilidad, mortalidad, migración y escenarios de población, publicado este 14 de julio pasado, y financiado por la Fundación Bill & Melinda Gates, parece que está en peligro, por lo menos para finales del presentes siglo.
Y donde está el riesgo, según el think tank de Bill Gates, pues que Europa se muere de vieja, no hay relevo generacional suficiente, a pesar de que el fondo de la UE irónicamente se llame New Generation. Porque si en la actualidad, entre Europa oriental, central y occidental, hay en total unos 750 millones de europeos, en el año 2100, sólo habrán 550 millones, ¡¡¡200 millones menos!!! Y por cierto para nuestra piel de toro, la población al final del siglo será solo del 50% respecto la actual.
Pero cómo propone esa fundación cubrir el déficit demográfico europeo, pues como ya les adelanté en un anterior artículo con inmigrantes, porque si no, no hay manera de sostener las pensiones, cuidar a los abuelitos, aunque sea en residencias, y mantener un costoso Estado del Bienestar. Y como toda acción tiene su reacción, o consecuencias, esto podría alterar nuestras costumbres y formas de vida, que no son ni mejor ni peor que otras, sino diferentes, al alterarse la proporción de los grupos étnicos, religiosos y culturales existentes en aquel momento, de finales del siglo XXI, en Europa, y asemejarse más a las del Africa musulmana y subsahariana. Porque la historia es terca como les adelanté, y ya ocurrió en España eso hace 1300 años; porque, si en el Norte de África y el Medio Oriente son ahora algo más de 500 millones (unos 600) de habitantes, a finales del siglo serán 1000 millones, y el África Sub-sahariana pasaría de tener ahora unos 1000 millones a tener 3000 millones, y como dicen el mar Mediterráneo es demasiado largo como para unir, pero demasiado estrecho como para separar.
Ya ven toda una explosión demográfica, cuya onda expansiva se llevará por delante esa Europa, tal como echó a andar hace 70 años, con la Declaración de Robert Schuman, el 9 de mayo de 1950, aniversario no muy conmemorado por culpa, también, del Coronavirus, y cuyos principios y estructuras, por lo menos con el acuerdo del 21 de julio, hemos salvado por una temporada, aunque sea corta, pues como afirmaba Schuman, “"Europa no se hará de una vez ni en una obra de conjunto: se hará gracias a realizaciones concretas”; y ésta va a ser una gran realización de 750.000 millones de euros, aunque después habrá que pagar la factura, nada es gratis en esta vida, ya saben.