VALÈNCIA. La liberación inmediata de fondos para hacer frente a la crisis del coronavirus se hará efectiva el 1 de abril con 37.000 millones de euros a disposición de los Estados miembros de la Unión Europea (UE), tanto para emergencia sanitaria como económica. Esta propuesta de la Comisión, aprobada también por el Parlamento, pasó el filtro el jueves de un Consejo dividido en el que se puso de manifiesto la peor muestra de insolidaridad entre el norte y el sur. Alemania y Holanda encabezaron la posición de no adoptar una solución conjunta a la crisis, queriendo hacer pagar con intereses las ayudas a los países del sur más afectados por la pandemia mundial.
Entre los acuerdos adoptados el pasado jueves por un controvertido Consejo Europeo, hoy se han adoptado dos actos legislativos para liberar rápidamente fondos del presupuesto de la UE para abordar la crisis COVID-19. Uno de los actos modifica las normas de los fondos estructurales y de inversión, mientras que el otro amplía el alcance del Fondo de Solidaridad de la UE. Lejos quedan los coronabonos o eurobonos propuestos por nueve Estados para hacer frente de forma solidaria y conjunta a la crisis económica subsiguiente. Aunque el grupo de nueve países ha crecido durante el fin de semana hasta 14, apoyando medidas financieras que no sangren definitivamente la economía de los países más débiles.
De momento, la Iniciativa de Inversión de Respuesta Coronavirus dará a los Estados miembros acceso a 37.000 millones de euros del dinero de cohesión para fortalecer no sólo los sistemas de salud. También se utilizarán para apoyar a las pequeñas y medianas empresas. De esta cantidad total, alrededor de 8.000 millones de euros provendrán de prefinanciaciones no gastadas en 2019 con cargo a los fondos estructurales. La nueva medida permite a los Estados miembros gastar dinero no utilizado para mitigar el impacto de la pandemia en lugar de devolverlo al presupuesto de la UE. Otros 29.000 millones de euros se desembolsarán anticipadamente de las asignaciones que deberían pagarse más adelante este año.
Los fondos estarán disponibles con aplicación a gastos a partir del 1 de febrero de 2020, para cubrir los costes ya realizados en los esfuerzos por salvar vidas y proteger a los ciudadanos. Los Estados miembros también tendrán una mayor flexibilidad para realizar transferencias entre programas de política de cohesión, a fin de redirigir los recursos a donde más se necesitan.
El Consejo también modificó el alcance del Fondo de Solidaridad de la UE, para poder incluir emergencias de salud pública además de desastres naturales. Esta iniciativa ayudará a los Estados miembros y a los países candidatos a la UE a satisfacer las necesidades inmediatas de las personas durante la pandemia de coronavirus. Dada la urgencia de la situación, ambos actos legislativos se publicarán en el Diario Oficial de la Unión Europea el 31 de marzo y entrarán en vigor el 1 de abril de 2020. Se da la circunstancia de que Europa no ha querido dejar solos a los países vecinos, especialmente los que ya están inmersos en un proceso de adhesión a l UE.
Además de estos 37.000 millones inmediatos, quedan pendientes de aplicar otras medidas financieras que se aprobaron la semana pasada, como la modificación temporal del marco de ayudas estatales y la flexibilización del Pacto de Estabilidad y Crecimiento, exonerando a los Estados de cumplir los objetivos de contención del déficit y del gasto público. Además, del acceso a los 750.000 millones del Banco Central Europeo (BCE).
El quid de la cuestión radica en si estos fondos y otros como el acceso a la financiación del MEDE computarán en el déficit de los Estados, como ocurrió en la anterior crisis financiera, en la que los países rescatados fueron castigados a devolver con intereses un dinero que fue directo salvar el sistema financiero en general.
En este caso, Alemania y Holanda han abanderado junto al grupo de países del norte la posición se seguir utilizando los mismos instrumentos financieros que en la anterior crisis, culpabilizando a los países más castigados, de nuevo los del sur, de la pandemia mundial. Queda pendiente para un Consejo extraordinario a celebrar en diez días, la forma de financiar esta crisis, solución intermedia forzada por expresidente español Pedro Sánchez, Emmanuel Macron (Francia) y Giuseppe Conte (Italia).
Estos líderes se mostraron indignados ante la falta de solidaridad de los países del norte que no ven venir esta pandemia como propia y de todos. El presidente portugués, Mario Costa, fue el más contundente al declarar poco después del Consejo, que le parecía “repugnante” la posición del Holanda ante la crisis sanitaria. Precisamente Holanda, que tiene un régimen de confinamiento muy leve, ha apostado por la economía y por no hospitalizar a los ancianos para no saturar su sistema sanitario, Al igual que Suecia, que acaba de publicar un listado de enfermos con más de 60 años que no serán ingresados en los hospitales. En el país nórdico, siguen sin hacer tests, sin confinar a la población ni parar la economía.