la mayoría del equipo fundacional ha abandonado la empresa 5 años después

Hawkers se hace mayor: del 'low cost online' al lujo accesible y el canal óptico

25/08/2019 - 

ALICANTE. Gafas parecidas a las de las grandes marcas pero a un precio que podían pagar los jóvenes, que se pedían por internet y se enviaban por correo. Esa fue la fórmula del éxito de Hawkers, que además se convirtió en ejemplo de construcción de la marca gracias a las redes sociales, sobre todo Facebook, en lugar de la publicidad convencional. Cinco años después de su nacimiento, la empresa fundada en Elche (aunque el proyecto nació en el coworking de Mercalicante) por cuatro compañeros de universidad sigue siendo la startup por antonomasia de la provincia, aunque a estas alturas se parece poco a sí misma.

Hawkers se ha hecho mayor. A finales de 2016 levantó la mayor ronda de serie A del sector en Europa (50 millones de euros), dio el salto al mundo offline, profesionalizó su estructura y este año ha se ha introducido en el canal óptico. El control de la estrategia cada vez mayor por parte de su máximo accionista, el inversor venezolano Alejandro Betancourt, y la progresiva salida de la mayor parte del equipo fundacional (aunque varios de ellos conservan aún una parte testimonial de sus acciones), ha dado como resultado la conversión de Hawkers en una marca 'adulta'. En realidad, como su primer target, que ha crecido con ella.

Stand de Hawkers en la feria Mido de Milán, a principios de año, donde presentó su nueva imagen

Betancourt ha encargado la conversión de Hawkers en una marca de moda al uso a Nacho Puig, responsable de las tiendas de New Balance en España. Y la firma ilicitana ha pasado del concepto 'low cost online' a su nuevo claim: el lujo accesible (accesible luxury). Sí, aún se pueden encontrar modelos clásicos de la marca a 30 euros, incluso en su flagship de Madrid. Pero Hawkers ha apostado por mejorar el diseño y la composición de sus creaciones, y elevar el precio. Sin renunciar al segmento económico, el objetivo de la marca es hablar de tu a tu a las grandes enseñas del sector. Y más ahora que ha comenzado a vender gafas graduadas en sus propios establecimientos.

La mayoría de la producción de las gafas de Hawkers se lleva a cabo en China, (donde, por cierto, han comenzado también a vender con Alibaba) pero lo que muchos clientes que la tienen asociada al low cost no saben es que lo hacen en la misma planta donde se producen otras gafas de marcas del segmento alto. El nuevo policarbonato con el que se fabrican las lentes de la firma ilicitana no tiene nada que envidiar al de otras grandes enseñas del sector, y al mismo tiempo se ha ido apostando cada vez más por el diseño exclusivo, en lugar de 'parecerse' a otras. El precio estándar de unas Hawkers ha subido, pero siguen siendo accesibles (entre 35 y 45 euros, y hasta 70 si son de una colección exclusiva como la de Paula Echevarría). En cuanto a la estrategia de marketing, las redes siguen pesando de forma decisiva, pero se ha abierto el abanico gracias a la presencia física.

Tienda de Hawkers en un centro comercial, su segunda pata offline tras las flagships

Este año la firma ilicitana ha superado varios hitos en su estrategia offline. Tras abrir su primera tienda física en Madrid en septiembre de 2017, el modelo se ha extendido a otras capitales europeas, en paralelo a la apertura de tiendas en centros comerciales y, el pasado mayo, su primera 'óptica' en la calle Fuencarral de Madrid. También venderá gafas graduadas en su primera tienda a pie de calle en València, en la calle Colón. Y así en hasta 11 establecimientos. Este verano se ha convertido en la primera marca española que abre un punto de venta propio en el icónico Covent Garden de Londres, donde están las más conocidas marcas de lujo.

¿Y las cifras? Hasta la fecha, las previsiones de facturación de Hawkers se han revelado con el tiempo excesivamente optimistas. Desde 2015 no arroja beneficio, y el ritmo de inversión para salir a la calle no ha ayudado precisamente a alcanzar el umbral de rentabilidad. En ese aspecto, en realidad, se puede seguir considerando 'una empresa de internet' que ahora empieza a asentarse. Tras la primera ronda de inversión, Betancourt ha vuelto a inyectar otros 20 millones (a cambio de las acciones de algunos fundadores y de entregar la dirección de la empresa a Puig), y confía en que, ahora sí, Hawkers haya encontrado su identidad.

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