VALÈNCIA. Un tren como símbolo de viaje iniciático. Una niña, descontenta con su pasado, que busca una salida para regresar a casa. Un mundo paralelo, infinito, compartimentado en un sinfín de vagones. Cada uno representa una fantasía distinta, una aventura nueva, una progresión. Misterio, aventuras, drama, comedia y ciencia ficción. Todos estos ingredientes se comprimen en once minutos de duración por episodio en Infinity Train.
Cada visionado de esta obra de animación es un chute de adrenalina y evasión. Tardarán unos 30 segundos en olvidar la pandemia, la crisis, el calor y a los miserables que inundan el planeta. Y si son de devorar series, en poco más de hora y media habrán visto la primera temporada de esta pieza audiovisual de antología, con casi tres temporadas disponibles.
Producida por Cartoon Networks Studios y creada por Owen Dennis (Regular Show), fue estrenada en agosto de 2019 en Norteamérica. Para enero ya estaba en antena la segunda, con nuevos protagonistas. En la actualidad, HBO Max, en EEUU, está emitiendo la tercera. Sin embargo, en España todavía no tenemos noticia. Su aterrizaje no debería tardar mucho porque actualmente destaca especialmente en las webs de descargas ilegales de contenidos y subtítulos, en Youtube (con contenidos creados por sus fans y con finales alternativos), además de en las redes sociales. “Traed Infinity Train, HBO España”, podrán leer en Twitter reiteradas veces.
La protagonista de la primera tanda es Tulip, una niña de 13 años, amante de la lógica y los videojuegos. Viaja acompañada de dos personajes: un pequeño robot esférico que se divide en dos (física y mentalmente) llamado One-One, y Atticus, un perro amigable y rey de los corgis.
Todos los seres somos iguales
Infinity Train recuerda por el tipo de animación, incluso por el uso del humor en la primera temporada, a Rick and Morty. Como fuente de inspiración, recurre a algunas características del universo del genio nipón Hayao Mizayaki. Al igual que en gran parte de sus obras, la protagonista es una heroína femenina, fuerte y decidida. En segundo lugar sus aliados y enemigos son animales, a veces mágicos, además de otros elementos de la naturaleza, como los árboles, el agua, las rocas o el viento (como en La princesa Monokone, El viaje de Chihiro, Mi vecino Totoro, etc).
En un primer momento la serie se creó con la idea de llegar a un publico infantil. Sin embargo, su creador incorporó temas sugerentes para los adolescentes, como la búsqueda de la identidad, el valor de la amistad y la importancia de no dejarse condicionar por el grupo. La igualdad entre los seres, ya sean humanos, animales o robots, es el tema de mayor sensibilidad para los adultos. Algo que en la vida real es un problema sistémico: el del racismo, tan de actualidad. Su creador no se sorprendió cuando se dieron cuenta de que gran parte de sus fans eran espectadores talluditos. “Somos una generación que ve dibujos animados”, justificó Owen Dennis en el Comic-con de San Diego.
Segunda y tercera temporada
Si la primera temporada fue la del descubrimiento de los códigos del tren infinito gracias a Tulip, en la segunda se centra en la huida, todavía más difícil, de Mirror Tulip (o M.T.), el reflejo en el espejo de la anterior protagonista. Mirror Tulip quiere ser libre, no vivir siempre pegada a la vida de Tulip. Consigue escapar y comenzar su huida, pero los códigos del tren no le dejan avanzar como a los anteriores protagonistas. “Tú no eres una persona”, le espetan sus antagonistas. Con la ayuda de su nuevo amigo Jesse, un humano, y de un ciervo mágico, Alan Dracula, luchará a contracorriente por salir de lo que el mundo tenía previsto para ella.
La temporada 3, todavía en emisión (en estos momentos se han emitido 5 de los 10 episodios), da protagonismo a dos personajes que aparecieron en la anterior temporada, y no precisamente como aliados. Grace y Simon son líderes de Apex, un grupo rebelde que tiene como objetivo la destrucción del tren. Se cruzan en su aventura con Hazel, un inocente niña que avanza en el tren protegida por su buen amigo Tuba, un mono con tubas en la espalda. Hazel se deja engatusar por Grace y acepta viajar con ellos. Sin embargo, Simon no tiene pensado contar con Tuba todo el viaje porque “no es una persona”, y por tanto, no tiene derechos. ¿Triunfarán estos villanos antisistema?
El tren como vertebrador de historias
La primera película de la historia tiene como protagonista, precisamente, un tren. Fue en 1896. Los hermanos Lumiere presentaron La llegada de un tren a la estación de La Ciotat, ante un público atemorizado ante la posibilidad ser arrollados por semejante máquina que se les venía encima. No son pocos los creadores que se han fascinado con este medio de transporte. Agatha Christie, en su Asesinato en el Orient Express; Alfred Hitchcock en Extraños en un tren; o Elmore Leonard, en El tren de las 3:10, son algunos ejemplos. Su presencia ha sido mostrada por directores como Robert Zemeckis (Regreso al futuro III), Wes Anderson (The Darjeeling Limited), Bong Joon-ho (Snowpiercer) o Jim Jarmusch (Mistery Train). Por su representación del viaje iniciático, la reflexión íntima, por su romanticismo o la imposibilidad de bajarse en cualquier momento, el tren continúa siendo un escenario rico en matices para desarrollar una historia, incluso de zombis (Train tu Busan).
Aunque a estas alturas exista el tren de alta velocidad, el clásico sigue siendo el símbolo estrella del viaje, la aventura, el descubrimiento. Subirse a un tren significa aceptar el cambio, ya que después del viaje no se será el mismo. Porque aparte del viaje exterior, el de partir de un origen y llegar a un destino, sus protagonistas superan un viaje interior por el que merece la pena cabalgar como espectadores, tal y como vemos en peripecias como las de Infinity Train.