entrevista

Jaume Ripoll, sobre Filmin, la piratería y la cultura post-coronavirus

El director editorial de Filmin analiza la actualidad de la industria en días de película y manta y de incertidumbre en el mundo del audiovisual

24/03/2020 - 

VALÈNCIA. En estos días de manta y película, los maratones son algo menos culpables. Con los cines cerrados, las plataformas de Video On Demand (VOD) se han posicionado como una de las pocas opciones de consumo cultural que no han parado. En España, el ecosistema audiovisual online ha dado un vuelco de 180 grados en apenas años. Poca gente se acuerda de que la piratería ocupó una parte relevante de la agenda política hasta hace poco más de cinco años. Pero cuando todas fueron apareciendo, Filmin ya estaba ahí. 

Aprovechando el protagonismo que han tomado durante este confinamiento, y la presentación de uno de sus proyectos más ambiciosos, The Filmin Times, Jaume Ripoll, su co-fundador y director editorial, atiende a las preguntas de Culturplaza y dibuja su radiografía de la industria, sumida ahora (más) en la incertidumbre.

- ¿El confinamiento le ha sentado bien a plataformas como Filmin o Flixolé?
- Bueno, el confinamiento no le ha sentado bien a nadie. Por descontado, ha aumentado el visionado de las plataformas online: la gente tiene más tiempo en casa y es inevitable que lo dediquemos en ver contenidos a la carta. Pero también te diré que el sector de las plataformas en general ha ido creciendo en los últimos años de forma continuada; al menos nosotros, que yo sepa. No será un mercado que tenga que ser rescatado o que necesite un milagro para seguir existiendo. Al final, todos los que formamos parte de esta industria preferiríamos estar en el escenario de hace un mes que no en el actual, porque el aumento de visionados también lleva efectos colaterales, como las posibles restricciones del ancho de banda que pueda haber por parte de las grandes compañías de telecomunicaciones europeas; y por otro lado, el parón que puede haber a nivel de nuevos contenidos si esto se alarga en meses. El margen estrecho que hay entre que tenemos el contenido y lo estrenamos hace que, por ejemplo, HBO o nosotros no vayamos a tener el contenido doblado. Eso como poco.

- Filmin fue el de VOD pionero en España, pero le ha costado mucho llegar a la estabilidad actual. El panorama en 2020 es totalmente diferente y distintas voces auguran que el número de plataformas actuales se ha acabado convirtiendo en una burbuja que está por explotar. ¿Hasta qué punto estás de acuerdo con ese pronóstico?
- La respuesta pre-coronavirus es que alguien podría pensar que no hay espacio para tantas plataformas con inversiones milmillonarias, sobre todo porque el coste por suscriptor por el acceso al contenido, que cada vez es más caro, no podría dar suficiente rendimiento para poder amortizar esas inversiones. Pero falta saber qué será del mundo post-coronavirus: si en verano podrán estar las salas de cine abiertas (o no), si podrán estar al 100% de su capacidad (o no), si habrá festivales de cine (o no)... Todas estas incógnitas van a determinar cuál será la realidad de las plataformas online en los próximos años. Esto sí que es disruptivo. Hablamos tanto de disrupciones... y ha llegado una real sobre el consumo que va a afectar indiscutiblemente a toda la industria en general, y a las plataformas, por supuesto.

Hacia donde íbamos hasta ahora era más hacia unificar pagos más que a unificar plataformas en sí. Uno puede entrar en Vodafone y tiene incluido Filmin y HBO; o en Movistar, Netflix y Disney+; y por tanto, tienes un operador que te da ancho de banda y acceso a x plataformas y te brinda, a través de un supramenú, acceso a estos contenidos sin tener que saltar entre plataformas, y eso para gente que no sea heavy user está muy bien porque no tienes que navegar por la interfaz y la usabilidad de cada una de ellas.

- Dentro de esta competencia, hay muchos catálogos casi clónicos. Es muy complicado ver diferencias entre Amazon, HBO y Netflix, más allá de conocer los acuerdos que cada una tenga con qué estudios., Pero Filmin se ha escapado un poco de esto...
- Desde que empezamos, hace 13 años, la idea era precisamente esa: intentar ser complementarios a esas grandes plataformas, sea cuál sea. Una tendrá Harry Potter, otra James Bond, otra Mad Max y otra The Avengers... Pero "lo otro", que es mucho y muy variado, no lo ofrecen y no se preocupan por ofrecerlo. La clave para nosotros ha sido fortalecer esa idea, percutiendo en el concepto de entender que no solo hay un tipo de cine independiente, que el público no quiere ver solo un tipo de cine, y abrir segmentos muy concretos de mercado: cine LGTBI, documentales, música clásica...

- Vuestra línea editorial hasta ahora había sido tener en catálogo cine producido fuera de los grandes estudios de Hollywood, pero en los últimos meses se han incluido decenas de films de MGM o Universal. ¿Qué necesidad había por cubrir para ampliar esta idea de catálogo?
- Si quieres tener una oferta de cine clásico, es necesario que cuentes con contenido de los estudios de Hollywood. De lo contrario, no podríamos contar con films de Hitchcock, Kubrick o Wilder. MGM y Universal son las mejores vías para tenerlos. El catálogo de Universal no deja de ser Spike Lee, Brian de Palma, los hermanos Coen, Oliver Stone o el Spielberg pionero. Por eso hemos llegado a estos acuerdos. Y también porque nos permite ampliar el número de suscriptores: es un hecho que muchos usuarios le han regalado a sus padres, madres o abuelos una suscripción porque ahora existe ese gancho de entrada.

- También por el propio olvido de este cine por parte del resto de plataforma...
- Sí, pero hacemos de esa debilidad, o ese desinterés del resto, una fortaleza para nuestro proyecto.

- Hace unas semanas, Filmin estrenó El Cochecito por primera vez sin censura. Como director editorial de una plataforma, ¿tienen que responder estas a una función social?
- Sí, aunque hay que ser justo en el reparto de méritos. Nuestra obsesión siempre ha sido defender el cine europeo y que cada vez llegue a más público. Esa ha sido, desde siempre, nuestra función vital; también económica. Somos una empresa privada y tenemos que rentabilizar una plataforma que no es barata de mantener y renovar.

Pero la función divulgativa, más que social, siempre ha sido muy importante. De ahí nuestra colaboración con festivales y con nuevos creadores, las colecciones con reflejo social (el festival Atlàntida habla precisamente de eso)... Esto ha permitido que los productores y los creadores nos vean como el canal más adecuado para dar a conocer algunos títulos como El cochecito, donde Pere Portabella fue productor y nos propuso estrenar la versión remasterizada y sin censura porque sentía que le habíamos tratado bien (estrenamos, por ejemplo, Informe General II). ¿Por qué este viernes estrenamos el documental El hombre que diseñó España de Andrea Bermejo, o Mariano Llinás ha decidido que Filmin es la mejor plataforma para que esté una película como La Flor? Por lo mismo. Es más consecuencia, el mérito es de ellos.

- En esa línea, el pasado viernes estrenasteis The Filmin Times, una herramienta que organiza el catálogo a través de los acontecimientos de la historia reciente de Europa. Me gustaría saber de qué manera se puede aprovechar esto más allá de que sea una interfaz diferente a la habitual para parte de vuestro catálogo.
- Tenemos que saber -otra vez- qué pasará con el mundo post-coronavirus para saber qué aplicaciones educativas que puede tener The Filmin Times, que tiene claramente una vocación pedagógica. Es un proyecto en el que llevamos trabajando un año, se iba a lanzar en marzo, y decidimos mantener el lanzamiento porque ahora la gente tiene tiempo para poder navegar y porque puede ser interesante, en este punto y aparte de la historia, ver cómo el cine ha tratado otros puntos y apartes. Nuestro trabajo será el de trabajar con institutos, escuelas de cine y editoriales para que este proyecto siga vivo y semanalmente vamos a ir añadiendo contenido.

- Un problema habitual para los usuarios y usuarias de plataformas es el momento en el que se tarde 40 minutos de reloj en elegir una película, abrumados por la cantidad de films posibles, y eso acaba restando el propio tiempo de visionado. ¿Cómo puede una plataforma no ser meramente un contenedor sino también prescribir?
- El debate de cómo gestionamos la abundancia no tiene una solución fácil. En realidad es una cosa que debemos resolver como espectadores, uno por uno. Nosotros, como plataforma, creemos que la función de prescripción es importantísima. En primer lugar, porque es probable que los suscriptores desconozcan un alto número de nuestros estrenos porque no les sea familia quién lo dirija, quién lo interprete, porque no le interesen los festivales, o sencillamente porque las películas pueden parecerse entre sí. ¿Cómo conseguimos que una película destaque sobre otra? Sin duda, a través de la prescripción: las colecciones, los canales, los packs, las colaboraciones y las redes sociales. Una de las razones del éxito de Filmin (porque entendemos que haber llegado hasta aquí ha sido un éxito) es encontrar otras maneras de hacer atractivo un contenido que es de calidad pero que puede resultar árido o distante para un número importante de espectadores.

- Muchos artistas están liberando estos días sus creaciones de manera gratuita y se ha abierto un debate sobre hasta qué punto se está devaluando su trabajo, si se está mal acostumbrando a la gente a disponer de la cultura sin coste cuando va a necesitar una reactivación importante tras la crisis del coronavirus.
- También es verdad que todo esto ha ocurrido en diez días y nos ha cogido a todos con esa voluntad de hacer algo especial sin saber bien cuánto durará el confinamiento. El sentido personal de cada creador sobre cómo quiere presentar su obra es súper legítima, y en ese sentido, hay realizadores que tienen su película en Filmin y han decidido ofrecerla de manera gratuita en otro sitio. Es razonable y lo entiendo. Por otra parte, nuestra obligación como plataforma es la de generar recursos económicos que reviertan en la industria cinematográfica para poder seguir generando contenidos; y hoy en día, que las salas de cine están cerradas y la única fuente de recursos para distribuir las películas es el VOD, somos los únicos que podemos seguir generando recursos para que las productoras no paren. Eso es clave, y pasa por una tarifa plana de ocho euros que se puede compartir entre dos personas. No es un precio elevado ni siquiera en estos tiempos de crisis.

- Con el boom de las plataformas, el debate de la piratería se ha enterrado, pero más allá del obvio delito contra la propiedad intelectual, tenía una función casi arqueológica, que a los cinéfilos les permitía poder ver una película marginal de un país y una década lejana que no hubiera sido estrenada en España nunca. ¿Está yendo más rápido la penetración en los hogares de las plataformas que la propia recuperación de estos filmes?
- En nuestro caso, intentamos recuperar todo aquello que podemos, pero no es tan sencillo, porque tienes que hacer subtítulos, ver cómo están los masters (todo lo que estrenamos ahora es en alta definición)... Puede ser que vayamos lentos, pero ahí hay un tarea de las filmotecas, que supongo que en su siguiente etapa caminarán hacia un trabajo conjunto y coordinado entre todas ellas para que ese trabajo de archivo, del que ahora mismo no se puede disponer de forma legal, pueda llegar a través de las instituciones públicas -a través de un código personal, como las bibliotecas, por ejemplo.

- Como nadie se está escapando de hacer recomendaciones culturales para estos días, no quería dejar de pedirte las tuyas. Un par de referencias para el confinamiento.
- Es que depende mucho del humor que se quiera tener. Este viernes estrenamos El hombre que diseñó España, que me parece uno de los mejores documentales que se han hecho en los últimos años a nivel nacional y resume muy bien lo que ha ocurrido en las últimas tres décadas. Ahora que estamos repensando cosas, es una buena ocasión para recomendarla. También estrenamos esta semana Dead Set, una serie de televisión de Charlie Brooker que protagonizan los concursantes de Gran Hermano en un apocalipsis zombie que nos puede dar un toque de humor en estos tiempos de confinamiento.