Darío GarcíaVolver al acuerdo climático de París, el uso obligatorio de mascarillas y cese de la financiación del muro entre EE UU y México, entre las primeras medidas adoptadas
MADRID. Por fin llegó el día, Joe Biden juró su cargo como 46º presidente de Estados Unidos junto con Kamala Harris como vicepresidenta un 20 de enero que fue histórico. Pero no solo por esto sino también porque el presidente saliente Donald Trump junto a su esposa no estuvieron presentes en el balcón del Capitolio, algo que nunca había sucedido, dejando una simple carta de despedida en la mesa del Despacho Oval.
Afortunadamente para las relaciones internacionales de Estados Unidos, las primeras acciones del nuevo presidente fueron firmar órdenes ejecutivas sobre la reincorporación al acuerdo climático de París, el mandato de uso obligatorio de mascarillas y el cese de la financiación del muro entre EE UU y México. Junto con la revocación del permiso para la construcción del oleoducto entre Estados Unidos y Canadá.
Si bien el incremento del cheque de ayuda en 1.400 dólares, que se suman a los 600 dólares que ya existían, hace un total de 2.000 dólares disponibles para aquellos ciudadanos que cumpliendo los requisitos pueden acceder a ese cheque. El primer paquete de estímulos de 600 dólares mostró que aproximadamente el 75% del importe se destinó a cubrir las necesidades básicas y a intentar reducir en la medida de lo posible las deudas; pero curiosamente también mostró que una parte de los perceptores de los estímulos usaron el importe para invertir en bolsa.
La agresiva política monetaria expansiva de la Reserva Federal -junto a los estímulos fiscales y cheques de estímulos económicos del gobierno de Estados Unidos- han hecho que los contribuyentes vieran mermada su capacidad y poder adquisitivo en gran medida. Todo ello haciendo que casi fuera una obligación invertir en bolsa, como mínimo, para recuperar el poder adquisitivo perdido por la devaluación del billete verde.
Desgraciadamente parte de las subidas en bolsa han estado desvirtuadas por estas políticas monetarias, que tendrán su reversión cuando los bancos centrales suban los tipos de interés. Aunque esto puede que no suceda hasta el año 2022 o 2023, hemos visto como los parámetros de inflación en Estados Unidos podrían desembocar en un incremento de los precios mermando aún más la renta disponible del contribuyente norteamericano.
Pero lo más preocupante es que este aspecto que no deja de ser que la propia economía real obligue a la Reserva Federal actual de manera prematura a la prevista con subidas de tipos de interés, en un contexto en el que la economía básicamente está sustentada de manera estructural por la máquina de hacer dinero.
Además los niveles de endeudamiento de los gobiernos han alcanzado nuevas cifras récord y aunque los tipos de interés están por los suelos, el nominal a devolver a vencimiento se ha incrementado, por lo que hará muy difícil en el largo plazo devolver esas cantidades a no ser que se vuelvan a endeudar.
Joe Biden tiene un tortuoso camino durante al menos estos cuatro años, pero en cualquier caso le deseamos un gran mandato por el bien de todos, también hay que decirlo.
Darío García es analista de XTB
