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análisis

Joe Biden se centra ahora en políticas de cuidado infantil y educación

El presidente estadounidenses prevé que el Plan de Familias Americanas se financie en parte con nuevas subidas de impuestos como cuenta el economista

29/04/2021 - 

MADRID. El presidente de EEUU, Joe Biden, con su nuevo paquete de gastos, el Plan de Familias Americanas, se centra ahora en políticas de cuidado infantil y educación.  Puede suponer 225.000 millones de dólares para el cuidado de niños (300 dólares/mes para padres con hijos), 225,000 millones para asistencia familiar/médica y 200.000 millones para asegurar que los niños de tres y cuatro años se benefician de la educación gratuita.  La propuesta también puede incluir la educación universitaria gratuita.

Este plan se une al paquete de estímulo de 1,9 millones de dólares aprobado el pasado marzo, destinado en su mayoría a impulsar la demanda a corto plazo y financiado con nueva emisión de deuda.  Además Biden anunció el 31 de marzo un paquete fiscal orientado a infraestructuras -Plan de Empleo Americano- por valor de 2,3 billones de dólares, que se financiará en parte con mayores impuestos de sociedades. De hecho, la medida fiscal más destacada es el aumento del tipo de este impuesto del 21% al 28%, revirtiendo en parte los recortes de Trump de diciembre de 2017.

Ahora prevé que el Plan de Familias Americanas se financie en parte con nuevas subidas de impuestos, esta vez a los individuos ricos.  El impuesto sobre ganancias del capital aumentaría del 20% al 39,6%, igualando al marginal de la renta del trabajo, en una reversión de los recortes de diciembre de 2017.  Si bien la subida de impuestos sobre ganancias del capital afectaría a las personas que ganan más de un millón al año, la tasa impositiva marginal respecto a renta de las personas físicas afecta a individuos que ingresan más de 400,000 dólares al año.  En cualquier caso, se trata de sólo 0,3% de los contribuyentes, 500.000 individuos, como Brian Deese, “economista jefe" del gabinete de Biden, ha confirmado.

Aumento de impuestos

De todas formas, este aumento del impuesto, más que un intento de equilibrar las cuentas públicas, son una señal de Biden respecto a su intención de abordar la desigualdad de ingresos.  De hecho, según estimaciones de las propuestas en la campaña presidencial con el modelo presupuestario Wharton de UPenn el aumento de este impuesto sobre ganancias del capital recaudaría los próximos diez años alrededor de 180.000 millones y el del impuesto sobre la renta alrededor de 150.000 millones.

Ahora bien, a pesar de las subidas de impuestos, los planes de gasto de Biden, pueden proporcionar un impulso neto al crecimiento económico, aunque probablemente moderado, pues el gasto se distribuirá a lo largo de varios años y está más orientado a la oferta que a la demanda. El mayor efecto directo a corto plazo es el proporcionado por el Plan votado en marzo, que supone cheques federales y aumento de los beneficios de desempleo.  Ello explica en parte que nuestra previsión crecimiento para la economía estadounidense sea 6,5% este año, especialmente fuerte este segundo trimestre, cuando puede crecer a una tasa anualizada ajustada estacionalmente del 10%. Esperamos que se modere en 2022 hasta alrededor de 3% anualizado por la desaparición del apoyo fiscal y cautela entre los consumidores respecto a gastar ahorros acumulados durante la crisis pandémica.


Mientras, hay que tener en cuenta que se acerca el plazo para el 'techo de deuda', es decir, la cantidad máxima de deuda del gobierno de EEUU, que vence el 31 de julio. Algunos republicanos han mostrado interés en aprovechar para obtener concesiones respecto a otras leyes.  Por su parte los demócratas pueden querer esperar hasta la fecha límite antes de aprobar los aspectos más controvertidos de los planes de gasto, incluyendo la reversión de recortes de impuestos y esta dinámica entre republicanos y demócratas puede perjudicar la confianza de las empresas y los consumidores al contribuir a la incertidumbre respecto a impuestos.

Más aún, los planes de Biden se acumulan en los despachos de los miembros del Congreso, pues cada una propuesta requiere un considerable escrutinio. Son tan amplios, pues abarcan políticas sociales, transición verde, infraestructuras tradicionales, educación, que existe riesgo de confusión y cacofonía.

Más apetito por gastar

Además, el Congreso de EEUU suele tener más apetito por gastar que por aumentar impuestos y algunos demócratas centristas pueden oponerse al alcance de los aumentos de los mismos. Entre los demócratas parece haber un apoyo implícito, siempre que no recaigan sobre la clase media, respetando con ello la promesa en campaña de Biden. Pero es poco probable que el Congreso vote los planes antes de agosto, más bien octubre/noviembre.  Además, a partir del próximo año, comienzan las campañas electorales de mitad de mandato que se celebrarán en noviembre de 2022.   Así que desde los planes iniciales a la legislación real predecimos cierta moderación del aumento de gasto y los impuestos.

Dicho esto, la determinación de Biden para imponer mayores impuestos a las empresas y a los ricos no debe subestimarse y algunas subidas pueden materializarse a finales de este año.  Aunque su estrategia para la votación en Congreso es incierta, parece que solo dependerá del apoyo del Partido Demócrata.  Algunos republicanos han propuesto un plan alternativo de gasto en infraestructura de 570.000 millones de dólares, que evite aumento de los impuestos de sociedades, aunque la reacción de los demócratas ha sido mixta.  El caso es que las reuniones programadas de Biden con los líderes republicanos para discutir los planes de gasto los próximos días probablemente tiene más que ver con una cortesía que con una intención real de trabajar con ellos y comprometerse. Ya ocurrió que el paquete de marzo de 2021 fue aprobado sin apoyo de los republicanos del Senado.

Thomas Costerg es economista de Pictet WM

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