CASTELLÓN. Están a vísperas de la década. Una de las bandas "más personales" del panorama musical -o así los califica la crítica- han conseguido llegar a los nueve años años de vida. Sin Facebook ni newslatters. Alejados de una realidad que "obstruye" la creatividad. Seward tiene por biblia la "canción de proximidad", una "performance de base" y un "sonido asambleario". Lo que hacen es música y también teatro. En efecto, su vocalista, Adriano Galante lo entiende como arte escénico. "Estamos cerca de la poesía, la danza, la performance y utilizamos textos de varios escritores. Pero además, somos muy expresivos. Se nos llama exagerados, porque es como teatro físico. Hay mucho humor e ironía", cuenta el mismo. En efecto, avisan, sus canciones pierden al ser grabadas, "porque al quedarse solas con el sonido no sorprenden tanto". Y es que, lo que busca la banda barcelonesa es hacer música "libre y viva", esa que muta al ser interpretada entre actuación y actuación, olvidándose de lo que un día quedó escrito entre papel y boli. Si el teatro vive cuando hay público, ellos también.
Con todo ello no quiere decir que Seward no haga conciertos. Ahora se encuentran en medio de la gira de su último disco We prefer to. Un álbum que marca su comienzo en la participación de movimientos sociales: "El título va en contra del 'preferiría no hacerlo', porque nosotros sí que queremos. Queremos formar parte de lo que nos rodea y para eso hay que ser activos", explica Galante. Gestado durante su paso por Texas, la personalidad de la banda queda plasmada una vez más en el formato que utilizan para exponerlo al público: una baraja de poker, donde -entre la información del grupo, el texto de las canciones y fotografías- se esconde un código para su descarga. Parece un dato publicitario pero no, es más que eso, es su sello. Querer escapar también de la convencionalidad. "Cuando empezamos en 2010 pensamos en hacer las cosas de otra manera; hackear de alguna manera el sistema. Intervenir los discos. Puedes encontrar nuestros perfiles personales pero no a nivel de grupo, porque hemos apostado por colaborar de forma colectiva. Multiplicar los canales en lugar de capitalizarlo a un solo espacio".
Su naturaleza pasa pues por ocupar también otros escenarios, esos donde una banda de música no suele estar a cuerpo presente. Sin ir más lejos, Seward participará este domingo a las 20h en la 14ª edición de Cinemascore, una cita cultural donde diferentes artistas invitados interpretan, en directo, su particular y exclusiva versión sonora para la película que se reproduce en pantalla. En su caso, la formación-integrada también por Pablo Schvarzman (guitarra y electrónica), Marcel·lí Bayer (saxo barítono, alto y efectos) y Juan R. Berbin (batería y percusiones)- se ocupará de acompañar la Blade Runner de 1982, dirigida por Ridley Scott. Esta vez acompañados además por Ildefons Alonso de El Petit de Cal Eril, a la batería y efectos.
Para lograrlo, los catalanes tratan de ampliar las posibilidades de la obra manipulando el sonido original de los guiones. A ello añaden tanto composiciones previamente ideadas como improvisadas en el momento, así como canciones antiguas de otros autores. "De repente en una escena que no suena nada más que la lluvia o el silencio, lo amplificamos." Así mismo, los músicos no se olvidan de "respetar el lenguaje de la película" y no tratan de tocar como si estuvieran en pleno concierto. Acompañados por una luz tenue al lado del escenario, las miradas han de dirigirse a la pantalla, en este caso, del Paranimf de la UJI.
"Nos alegra que festivales así propongan esto, porque es un oficio complicado el de manipular el sonido de una película. Hay films en los que no tocarías nada durante 40 minutos y otros en los que podrías estar tocando todo el rato con el mismo pedal. Para nosotros supone también un reto porque aprendes a estar delante de la música de otra manera. Se enriquece mucho la banda de ello, no hay dudas. Te hace aprender más sobre los instrumentos y cuál es tu papel en una agrupación", afirma el vocalista.
A diferencia del resto de ediciones, este año Cinemascore ha centrado su programación en una sola temática: la distopía. Vinculada a sociedades ficticias que habitualmente nos introduce el séptimo arte, su naturaleza tal vez no quede tan lejos de la realidad. En su caso, Blade Runner presenta un futuro donde los experimentos genéticos han derivado en crear humanos artificiales llamados replicantes que sirven como esclavos para las colonias exteriores de la Tierra. "Las distopías llevan siglos en nuestra historia. Es presente continuo. Solo que ahora todavía estamos tratando de averiguar qué distopía vivimos", considera por su parte Adriano Galante, quien alude además al estado de salud de la industria musical. "Se pensaba que con la llegada de Internet iba a surgir un mundo nuevo lleno de oportunidades y libertad, pero ha pasado a unas manos que piden lo mismo. Eso sí, esta vez sometiéndonos a los parámetros digitales", explica.
La banda que participa en la Unión Estatal de Sindicatos de Músicos, Intérpretes y Compositoras, sí ve que se pueden conseguir mejoras, pero -tal y como indican-todavía "existen tabúes en la industria española" que impiden repensar por completo el sector de la música. "Quedan pocos profesionales que se atreven a coger músicos que no utilizan Spotify ni distribuyen por YouTube. Hay que aprender a sobrevivir y a mantenerse con el tiempo". Pese a ello la formación catalana ya está componiendo para un nuevo disco que grabaran durante este año y que publicaran como celebración de su décimo aniversario.