CASTELLÓ. Son muchos los cambios tanto físicos como emocionales que experimenta la mujer durante la menopausia. Por ello es tan importante la prevención y unos hábitos saludables cuando se entra en esta nueva etapa. Una de las patologías a las que se enfrenta la mujer después de haber pasado la menopausia y que afecta a un 80% del sexo femenino es la osteoporosis, una disminución y deterioro de la masa ósea que provoca una mayor fragilidad de los huesos y, por lo tanto, el aumento del riesgo de las fracturas.
Tal como explica la doctora Sandra Ortega, ginecóloga del Hospital Vithas Nisa Rey Don Jaime de Castelló, “es una enfermedad asintomática calificada por la OMS como "epidemia silenciosa" y que muchas veces se descubre cuando ha provocado una fractura. Las fracturas osteoporóticas afectan a la calidad de vida, no solo porque producen dolor crónico, sino porque alteran la movilidad, la capacidad para realizar tareas diarias, afectan la imagen corporal por las deformidades y se acompañan, a veces de síntomas depresivos. Sin embargo, esta patología, diagnosticada de forma precoz y con prevención puede curarse”.
Según la doctora Ortega, “las mujeres con mayor factor de riesgo relacionado con la osteoporosis son las que tienen una menopausia precoz (antes de los 35 años), ooforectomia bilateral (extirpación de ovarios), antecedentes familiares de fractura, constitución pequeña, delgada y con huesos largos finos, fumadoras, que hacen poca ingesta de productos lácteos y alta de café o llevan tratamientos prolongados con corticoides”.
Para saber el estado de los huesos es necesario primero hacer una densitometría ósea y además evaluar los niveles de calcio y vitamina D con una analítica. "Una vez tengamos estos datos," afirma la doctora Ortega, "cinco pilares son fundamentales en la mujer para evitar la aparición de la osteoporosis: una alimentación rica en calcio y vitamina D, el ejercicio regular, la exposición al sol con moderación y el abandono de hábitos tóxicos como el tabaco y el alcohol”.
En la menopausia, la menor presencia de estrógenos propia de esta etapa conlleva una reducción de los niveles de densidad ósea de la mujer, que debe contrarrestarse con un mayor aporte de calcio y de vitamina D. Según la doctora Ortega, “durante la menopausia, el cuerpo femenino necesita entre un 20 y un 30% más de calcio sobre la cantidad normal diaria para un adulto, que está estipulada en un gramo. La ingesta diaria de calcio debe ser de 1.500mg/día, por ello se recomiendan 4 raciones diarias de leche o derivados lácteos. De la misma forma necesita de la vitamina D para que el calcio pueda fijarse en los huesos”.
El calcio es uno de los minerales que debemos procurar obtener a través de una ingesta adecuada de alimentos ya que su déficit puede provocar la descalcificación de los huesos. “Los alimentos ricos en calcio, pueden ser de origen animal como los lácteos y todas sus variedades: yogur natural, kéfir, leche, requesón o pescados como el salmón y la sardina”, comenta la doctora Ortega. “También existen otras fuentes de calcio de origen vegetal, aunque sean de menor absorción, como las legumbres en especial los garbanzos, verduras de hojas verdes, frutos secos, cereales integrales, o semillas de sésamo entre otros y no hay que olvidarse de la importancia del aporte de magnesio y vitamina K a través de las verduras de hoja verde, así como también de fósforo, un mineral esencial para la formación del hueso”, agrega la especialista.
Practicar ejercicio de forma regular como caminar, hacer yoga, pilates o natación ayudan a la mujer a mantener un estilo de vida saludable. “Por lo menos 40 minutos 3 veces por semana para disminuir el riesgo de fracturas y ralentizar el proceso de osteoporosis. El ejercicio no solamente puede mejorar la salud de los huesos, sino que también puede aumentar la fuerza muscular, la coordinación y el equilibrio lo que también hace que estemos más ágiles y tengamos más reflejos para evitar caídas”, concluye la doctora Ortega.
Si después de la densitometría se percibe que la densidad ósea baja, los expertos recomiendan que se proteja la columna y que se evite los ejercicios o actividades que causen flexión o torsión de la espalda o ejercicios de mucho impacto.