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AL OTRO LADO DE LA COLINA / OPINIÓN

La geopolítica se impone al Coronavirus

En estos tiempos de parálisis casi generalizada, la alta política sigue jugando al “Gran Juego” geoestratégico en el pulso global de las superpotencias

28/03/2020 - 

Si hacemos una foto de la actualidad, veremos una imagen de un cortísimo o instantáneo plazo de tiempo, y por lo tanto observaremos una situación congelada, paralizada, que es lo que ocurre, casi hoy en día, en la vida diaria de las naciones que sufren la pandemia del Coronavirus. Pero si queremos ver la situación en el medio y largo plazo (marco temporal en el que sobre todo juega la geopolítica), la imagen será la de una película, o video, a pesar del Covid-19, pues esa disciplina, antaño llamada “el Arte de la Guerra”, sigue su curso, a pesar de los pesares, y por eso en estas lineas vamos a ver como continua el pulso por ser el hegemón mundial, y que se ha visualizado en Europa estos días, como ya ocurrió en la antigüedad como nos cuenta el griego Tucídides en su Historia de la Guerra del Peloponeso.

Primero les recordaré, pues ya lo hemos escrito aquí, como tras el mundo Unipolar liderado por los Estados Unidos de América en la primera década de este siglo XXI,  fue matizado por el Multilateralismo de la segunda década, y como en la segunda mitad de esta segunda década (perdón por la redundancia) vamos camino de un mundo Bipolar USA-China, por mor de Xi Jinping y la Globalización, y que llevan camino de enfrentarse de una forma u otra, al caer en la llamada Trampa de Tucídides, el conflicto que surge por el miedo que aparece en la nación líder -USA- al poder ser superada por el auge de otra -Republica Popular de China-.

Y es precisamente en China donde se ha originado el problema que nos ataca a todo el mundo, a pesar de que la OMS, resto de organizaciones, corporaciones y casta internacional y casi todo el mundo, excepto, ya se lo pueden imaginar, efectivamente Donald Trump, se empeñen en omitir el origen, borrando de cualquier “paper” la denominación de virus de Wuhan, sustituyéndolo por Covid-19 o SARS-CoV-2, dado que las autoridades comunistas de Pekín se quejaban de que estaba surgiendo una especie de chinofobia global. Pero lo que ocurría es que era el régimen político dictatorial, lo que era criticado y puesto en solfa, no sólo ya en el exterior, nada bueno para sus negocios y comercio internacional, si no también de puertas a dentro, por sus propios ciudadanos, que es lo que realmente más preocupa a sus dirigentes.

Pero para cualquier cura, se debe de realizar un diagnostico objetivo; primero el origen del virus se produce en la capital de la región china de Hubei, dato nada baladí, pues se produce por una zoonosis (enfermedad de los animales que se contagia a las personas) como consecuencia de una costumbre (extraña para nosotros) de consumir animales salvajes; segundo, después de surgir el virus y aparecer los primeros enfermos, y por la propia idiosincrasia del régimen dictatorial chino, esta circunstancia fue ocultada por las autoridades al resto de la Comunidad Internacional, por lo que ésta no se pudo preparar adecuadamente; y tercero, finalmente se propagó desde ese país a todo el mundo por las rápidas comunicaciones y las escasas y tardías limitaciones a viajar, realizadas por los responsables chinos. Por eso entre los temas a tratar, para prevenir y evitar nuevos brotes con nuevos virus (pues el Covid-19 ya se queda entre nosotros), incluso más virulentos, ese país debe de cambiar la costumbre de falta de higiene y control veterinario en el consumo de alimentos, a la par de ser más transparentes con los responsables sanitarios mundiales, comunicándoles las nuevas enfermedades, y como no, ser más rápidos y flexibles en la imposición de limitaciones a los viajeros nacionales e internacionales.

Por todo lo anterior, en el mundo, pudo empezar a generarse, efectivamente, un sentimiento chinofóbico, y que ahora, además, puede volver a coger impulso por el negocio que está realizando con el material sanitario, denominado por nuestras autoridades “mercado persa”, y por eso el país asiático lo intenta compensar con una campaña de marketing enviando ayuda sanitaria. Empezó por su principal aliado europeo en la Ruta de la Seda -Italia-, en un primer envío por avión de 30 toneladas de material médico y de nueve expertos, justo el día13 de este mes de marzo, a la vez que la OMS afirmaba que “Europa se ha convertido en el epicentro de la pandemia”. Por otra parte el gigante asiático también ha enviado ayuda a España, mientras Europa parece no reaccionar, fíjense que la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, ha criticado la falta de solidaridad de los países de la UE, “que optaron por responder que -todo para mí- en un primer momento”, y se sigue debatiendo en la UE por como vamos a salir de esta, desde una perspectiva económica; porque desde una perspectiva sanitaria no tuvo mucha suerte en que se le hiciera caso, por lo menos en nuestro país, al aviso del 2 de marzo del Centro europeo para la prevención y el control de enfermedades de evitar actos multitudinarios, y aquí tuvimos, partidos de fútbol, mascletás, mítines políticos, y hasta manifestaciones de genero.

Otro país, ademas de China, que ha aprovechado el Coronavirus, para realizar una acción de marketing “soft power” geopolítico ha sido la Rusia de un rápido y oportunista Vladimir Putin que ha hecho transitar, cual desfile, a vehículos militares rusos por las carreteras y calles de Italia, desplegando 8 brigadas de su ejército, de carácter sanitario, con varios cientos de efectivos,  justo en el momento en que están teniendo lugar unas de las principales maniobras de los últimos tiempos de la OTAN denominadas “Defender-Europe 20”, que aunque ligeramente disminuidas por la pandemia, se siguen desarrollando en un despliegue que se inicia en Alemania, para continuar en Polonia para finalizar en los Países Bálticos, con un claro mensaje disuasorio y destinatario, Rusia, que juega a contrapeso estratégico regional con Occidente, en varios Teatros de Operaciones,  como son Europa, Africa y Oriente Medio, y que aporta músculo militar nuclearizado, en su alianza antiamericana con China.

Por lo que pueden ver el pulso global se mantiene, haya virus o no, y algunos hablan de guerra, guerra y guerra, y de elegir entre ganarla para salvar vidas o para salvar la economía. Y ya saben lo que le ocurrió a Winston Churchill que ganó la guerra en mayo de 1945, pero que perdió, a las pocas semanas, las elecciones de julio; y muchos deberían preocuparse de no solo vencer en la Guerra, sino de triunfar en la Paz, pues si el presidente francés Georges Clemenceau afirmó que “La guerra es un asunto demasiado serio para dejarla en manos de los militares”, se podría completar con -y demasiado compleja para dejarla sólo en manos políticas-, pues buscando ganar la Guerra se puede perder en la Paz.

Y recuerden que tras un periodo de crecimiento de Atenas, al caer en la Trampa de Tucídides, Esparta se enfrentó a la potencia democrática y marítima ateniense, que fue derrotada por la potencia terrestre y militarista espartana en las guerra del Peloponeso, con la ayuda inicial, ! fíjense ! de una epidemia que afectó a toda el mundo helénico, aunque con especial virulencia a Atenas (la derrotada); y en el duelo USA-China la pandemia del Coronavirus, y como se salga económicamente de la crisis que ésta genere, puede ser la inflexión decisiva para perder o mantener el liderazgo.

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