El gran acierto del debut de Roberto Bueso es naturalizar, a través de un clásico chico conoce a chica, cierta idiosincrasia valenciana
VALÈNCIA. Con esto de todo el desarrollo que está viviendo el cine valenciano en los últimos años, habrá que ir adaptando los géneros tradicionales a la particularidad de nuestros autores e historias. València no es ni Nueva York, ni Berlín, ni Barcelona, así que una historia al estilo de Woody Allen, tendría que pasar por el casal fallero para hacerse creíble. La banda, el debut en largometraje del valenciano Roberto Bueso (que se encarga tanto de la dirección como del guion), posiblemente pueda haber abierto el género xiquet coneix a xiqueta de forma sin haberlo pretendido. Modestia aparte, un hecho: rodada mayoritariamente en valenciano, la película cuenta con el respaldo de Movistar+, que se suma a los apoyos naturales del Institut Valencià de Cultura y À Punt, y se estrena hoy mismo en el Festival de Málaga.
El film de Bueso cuenta la historia de Edu, un músico valenciano trasladado a Londres para cumplir su sueño de ser músico profesional y que desencantado, vuelve al pueblo unos días para asistir a la boda de su hermano. El reencuentro con sus amigos de toda la vida, su familia, y un amor frustrado de la infancia le harán preguntarse si su sitio es Londres o València, en una batalla en el que la novia de su mejor amigo va a tener mucho que decir. Durante la hora y media de metraje, Edu tendrá tiempo de volver a enamorarse de su lugar de origen y desencantarse, aunque en ningún momento trasciende tanto de una manera explícita como del natural desarrollo de sus personajes. “La historia que he querido contar habla en realidad de saber decir adiós a las cosas, y de darse cuenta que las expectativas pueden fallar. A veces el camino que marcan los demás no sitúa lo equivocados que podemos estar nosotros mismos”, explica el director Roberto Bueso.
La película plantea un argumento normativo, sin grandes riesgos a la hora de presentar el conflicto, pero lo contrarresta contándolo desde una naturalidad que no es tan usual de ver el cine de comedia española. Ante la tendencia facilona y comercial de realzar tópicos y estridencias, La banda busca que la historia de amor sea simplemente creíble, algo que consigue en su conjunto. Además de utilizar el valenciano, la película es todo el catálogo de la vida juvenil en la Comunitat: la paella de los domingos, las bandas de músicas, la cassalla o las torràs, etc. Sin embargo, lejos de remarcar esos rasgos, otra vez intenta presentarlos como un elemento más: “Quería contar una historia valenciana pero que tuviera una intención universal, y creo que eso se consigue presentando de manera natural elementos que son nuestros pero que evocan sentimientos y situaciones comunes para todo el mundo”, explica el realizador. “Ante todo, la historia tiene verdad y honestidad, y eso es lo que más atrajo”, añade el productor Fernando Bovaira.
En esta presentación del paisaje regional, cobra sentido el elemento de la banda, y gira el foco de los vaivenes de la relación sentimental a un grupo de amigos que se reconstruye y que busca ser motor de la trama, que solo se consigue de manera intermitente. Sin embargo, las escenas en las que se implican los personajes de Cabolo, Farinós y Juanma resultan las más interesantes a nivel visual y narrativo, porque consiguen superponer más capas que con el resto de conflictos. La amistad es el gran tema que busca tratar Bueso en su filmografía, y por eso, la cámara -fundamentalmente plana-, adquiere una mayor personalidad en estas secuencias, algo que va en favor del film. La mano del realizador valenciano interpone el qué al cómo, y en una historia sin grandes preguntas, se agradece esa huida por las pretensiones estéticas.
Con todo esto, la densidad de la historia -que existe- necesita mucho más de lo que el espectador puede aportar por su cuenta, pero tal vez, en caso de tener que decidir entre que sobre y que falte, tiene más valor la segunda opción. Sobre todo en una ópera prima con una historia sencilla que ante todo parece buscar ser entendida. El trabajo de Bueso va en esa dirección, añadiendo grandes aciertos narrativos y la simpatía que produce al espectador sentirse identificado en vez de burlado.
Que una película rodada en su práctica totalidad en valenciano y sin una plantilla de interpretación estelar empiece su carrera en el Festival de Málaga no es un mal signo del recorrido que puede tener el proyecto. A falta de cómo se reciba hoy en tierras andaluzas y la repercusión que pueda tener en prensa y palmarés, tanto Bovaira como Bueso admiten la limitación natural en lo comercial de La banda: “Aunque se hubiera rodado en valenciano, el mercado de cine español tiene un hueco bastante estrecho para todo lo que no sea gran comedia. Pero eso no significa que se tengan que dejar de hacer estas historias. Yo creo que el trabajo de Roberto (Bueso) es muy interesante y valía mucho la pena abordarlo”, cuenta Bovaira.
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