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el billete / OPINIÓN

La culpa es tuya, Bankero

4/10/2020 - 

"La solución endógena ideada por Bankia, una salida a Bolsa con la estructura de doble banco sin hacer cambios estructurales no funcionará y creará quebranto para el contribuyente". Esta conclusión figura en un correo electrónico enviado el 10 de mayo de 2011, dos meses antes de la salida a bolsa del banco, por José Antonio Casaus Lara a su superior Pedro Comín Rodríguez. Visionario, Casaus añadía respecto a la salida a bolsa: "Solo es una bombona de oxígeno que permitirá cumplir temporalmente con los nuevos requisitos de solvencia pero que no logrará transformar la estructura de Bankia. Terminará en el medio plazo con la venta a bajo precio del banco cotizado, pues no generará beneficios recurrentes, y con el Estado nacionalizando BFA, teniendo que hacer frente a los tenedores de subordinadas y de preferentes, contabilizados allí, lo que supondrá un quebranto para los contribuyentes".

Más de uno pensará que ojalá hubiese estado este agorero en el Banco de España para frenar la estafa, pero resulta que allí es precisamente donde estaba. Casaus era director del equipo de seguimiento de Bankia y su superior, Comín Rodríguez, era director general adjunto de Supervisión del Banco de España.

Casaus envió en poco más de un mes cuatro correos electrónicos a Comín y a otros miembros del equipo de supervisión con mensajes similares que se pueden resumir en esta frase textual: "Dije que no lo diría más ¿o sí? Pero lo digo: este grupo NO ES VIABLE". Las mayúsculas son suyas.

Juicio del 'caso Bankia'. Foto: EFE

Comín fue llamado a declarar como imputado durante la instrucción del caso y alegó que los correos de Casaus eran "meras opiniones" que, admitió, él le había solicitado pero que no tuvo en cuenta porque eran "menos rigurosas" que los informes de seguimiento que redactó el propio Casaus y que no señalaron la supuesta inviabilidad. Comín fue desimputado y en 2019, en el juicio, aún sostenía que las opiniones de su subordinado carecían de rigor. Cuando en el juicio —también como testigo— le preguntaron a Casaus por qué en el informe de seguimiento trimestral de Bankia puso que no existía falta de saneamientos —semanas después de sus correos incendiarios—, respondió arrepentido: "ese fue mi gran error"; desveló que lo hizo porque se lo indicó "el Sr. Comín", que incluso le redactó parte del párrafo, y él obedeció. "Ahí llega mi rol de falta de coraje", añadió.

La sentencia absolutoria de los 34 acusados de estafa —entre otros delitos— por la salida a bolsa de Bankia que arruinó a miles de españoles es el relato de un engaño mayúsculo en el que hay tantos implicados que al final la culpa no es de nadie, según la justicia. O peor aún, es de los desgraciados que cayeron en la trampa.

Si las cuentas estaban supervisadas por el Banco de España y allí hicieron callar a los que advirtieron del engaño, no puedes condenar a quienes aprobaron las cuentas —Rato, Olivas y compañía— cuando ni siquiera has sentado en el banquillo a los colaboradores necesarios que les pusieron el sello del supervisor.

Rodrigo Rato, el día de la salida a Bolsa de Bankia en 2011. Foto: EFE/BALLESTEROS

Si tampoco sientas en el banquillo a quienes aprobaron en la CNMV un folleto informativo que, según sentenció la Sala de lo Civil del Tribunal Supremo en 2016, contenía "graves inexactitudes", no reflejaba la realidad contable del banco e indujo a error los pequeños ahorradores, te tienes que pasar por el arco del triunfo el fallo del Alto Tribunal —ni una mención— y sentenciar que la información del folleto sí era "adecuada y suficiente" porque, ojo al razonamiento, "en caso contrario la CNMV no lo habría aprobado".

Hazte Bankero

Y vale, la dirección de Bankia no reflejó los riesgos que conllevaba comprar acciones en la "intensa campaña de promoción" Hazte Bankero y, además, encomendó a la red de oficinas de la entidad "el enorme esfuerzo de vender acciones entre sus clientes habituales, la gran mayoría de ellos depositantes cuentacorrentistas que, de este modo, nunca recibieron información adicional acerca de la debilidad del proyecto", pero la Audiencia Nacional tampoco ve ahí ningún delito. Que se hubieran leído los abuelos el folleto.

En resumen, viene a decir el tribunal presidido por la magistrada Ángela Murillo Bordallo: habiendo sido todo el proceso de salida a bolsa supervisado por el Banco de España con un "análisis pormenorizado de la operación", que además fue desarrollada, asesorada y dirigida por "equipos de expertos de tan importantes firmas asesoras" como Lazard, que participó "ampliamente" en la elaboración del folleto —en la que tuvo "un significativo rol" la CNMV, que a su vez "dio oportuna cuenta" de la operación al FROB—, "y otras como Delotte, Uría y Menéndez Abogados, Davis Polk Wardwell, etc. (sic), actuando como entidades coordinadoras Deustche Bank, JP Morgan, Bank of América, Merryl Linch, UBS, PNP Paribas, Santander y Barclays Bank"... qué me está contando, señora fiscal, ¿que tengo que condenar a los 34 consejeros del banco y a nadie más?

Abogados en el juicio de Bankia. Foto: EFE/FERNANDO VILLAR

La sentencia desnuda otra realidad, y es la falta de preparación de muchos fiscales para conseguir condenas en macrocausas en las que se enfrentan a lo más granado de la abogacía. Derrotas, a veces, con rapapolvo del tribunal a la Fiscalía, como en este caso. De ahí que muchos fiscales busquen el acuerdo que les garantiza lograr al menos una pequeña condena —multa o pena de cárcel que no implica el ingreso en prisión— y permite que se vayan de rositas pero tengan que devolver lo que robaron.

En fin, no cabe pedir peras al olmo. La justicia en el caso Bankia ha estado a la altura del Banco de España, de la CNMV y del Gobierno que permitió todo aquello.

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