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La desembocadura del Millars se vuelve a abrir al Mediterráneo tras un año cerrada por falta de agua

7/02/2020 - 

CASTELLÓ. (EP). La Gola sur del Paisaje Protegido de la Desembocadura del Millars, gestionado por los ayuntamientos de Borriana, Almassora, Vila-real, la Diputación de Castellón y la Generalitat Valenciana, vuelve a estar abierta al mar un año después de su cierre por falta de agua. Ésta es una de las consecuencias "positivas" que ha dejado la borrasca Gloria unas semanas después de su irrupción en la provincia de Castellón, según ha informado el Consorcio en un comunicado.

También los 14 kilómetros del tramo bajo del río vuelven a lucir un caudal "constante y vigoroso" de agua gracias al desembalse técnico de hasta 50 metros cúbicos por segundo realizado por la Confederación Hidrográfica del Júcar (CHJ) desde el pantano del Sitjar en Onda. En esta ocasión la fuerza y el empuje de las aguas del Millars han roto el cordón de dunas de cantos rodados por la zona norte de la playa de las goles. A estas alturas el Millars llega "con mucha fuerza" al Mediterráneo.

Desde la playa de las goles, concretamente frente a la gola sur, se aprecian los islotes de piedras que se han formado en el mar a consecuencia del empuje del río y de la fuerza de las olas del mar. Una de las primeras consecuencias de la nueva llegada de agua dulce al Mediterráneo es una "excepcional" concentración de peces en la desembocadura del río Millars que reúne a decenas de pescadores de caña y barcas profesionales.

Desde la apertura de la gola la playa de la Pola registra diariamente decenas de pescadores que van a capturar lubinas y doradas, dos especies muy apreciadas debido a su sabrosa carne. La lubina, la especie más capturada estos días, suele nadar por las costas rocosas y zonas de arenales. También suelen penetrar por las aguas dulces de los ríos como es el caso de la desembocadura del río Millars.

Los pescadores concentrados estos días en la desembocadura las pescan en la superficie, a muy poca profundidad, en el lugar donde chocan las aguas dulces del río Millars con las saladas del mar y donde se crea movimiento de ondas y se produce espuma, una circunstancia que gusta mucho a esta especie de pez marino. La borrasca Gloria provocó la huida de miles de especies de las granjas marinas ubicadas frente a Borriana, según el Consorcio.

Embarcaciones de pesca

Los pescadores de caña no son los únicos que se están aprovechando que el río Millars baje con suficiente caudal de agua y esté nuevamente conectado con el Mediterráneo. Estos días se están viendo ante la playa de la Pola y a unas pocas millas de la desembocadura embarcaciones de pesca profesionales de arte menor de la modalidad de trasmallo.

Los trasmallos aprovechan las nuevas condiciones creadas por el agua del Millars en contacto con el Mediterráneo para establecer su zona de pesca. Esta situación natural es "inmejorable" para todo tipo de organismos marinos. El río Millars transporta sales minerales en suspensión que vierte en el Mediterráneo. El fitoplancton marino formado por seres vivos de origen vegetal se alimenta de las sales minerales que transporte el río y, al mismo tiempo, el zooplancton marino formado por seres vivos minúsculos de origen animal se alimenta de este fitoplancton.

En aquellas zonas donde hay una abundancia de zooplancton se producen grandes concentraciones de peces, normalmente pequeños pelágicos como la sardina o el boquerón y otras especies que se alimentan de este zooplancton como son los crustáceos, entre los que destacan las gambas, los langostinos, los cangrejos, las galeras y otros. Por lo tanto, el Millars con su caudal de agua permanente está dando riqueza al Mediterráneo, una situación que favorece "significativamente" el sector pesquero profesional de la provincia de Castellón, sobre todo de los puertos pesqueros más próximos al río como son Borriana y Castellón.

Lo más habitual a lo largo del año es contemplar los últimos 10 kilómetros del río secos, con un caudal de agua intermitente, principalmente desde el pantano de Santa Quitèria hasta la depuradora de Almassora, desde donde se vierten las aguas limpias al cauce del río. Desde aquí hasta el Mediterráneo, el Millars vuelve a tener un caudal mínimo de agua. Normalmente es frecuente observar seco el tramo que discurre desde la confluencia del Millars y la rambla de la Viuda hasta la depuradora de Almassora.

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