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La falta de un instrumento financiero solidario amenaza la existencia de la Unión Europea

6/04/2020 - 

VALENCIA. “Los efectos económicos de la crisis del coronavirus y su impacto en la deuda pública de algunos Estados miembros pueden representar una amenaza existencial para la unión monetaria y para la misma Unión Europea”, declaraba Jonás Hernández, diputado al Parlamento Europeo en el Grupo de la Alianza Progresista de Socialistas y Demócratas, en una videoconferencia previa a la reunión del Eurogrupo.

En esta reunión, que se celebra el martes 7, se analizará la propuesta francesa de crear un fondo temporal conjunto y solidario para financiar la recuperación y que chocará de frente con la iniciativa holandesa , que propone un fondo de rescate de emergencia sanitaria de entre 10.000 y 20.000 millones. 

La anterior reunión del Eurogrupo no llevó una propuesta al Consejo Europeo hace dos semanas, al estar divididos sus miembros. Alemania y Holanda defienden que se utilicen los instrumentos financieros utilizados durante la crisis de 2008 y que llevaron a los rescates de varios países aumentando su déficit y su deuda pública. En aquella ocasión, fueron creándose instrumentos ad hoc para determinados países, como el rescate bancario al que fue forzada España a través del MEDE. 

De nuevo el MEDE es la solución propuesta por los países del norte, a lo que los del sur, más golpeados por la pandemia en estos momentos y aún débiles por a crisis financiera de 2008, se niegan, excepto que se presenten con determinadas condiciones que no les estigmaticen frente a los mercados. “Pero no podemos imponer más condiciones a países que no hicieron nada por sufrir esta crisis que afecta a todos. El problema no es la condicionalidad, sino el alto nivel de deuda pública y la falta de liquidez”, manifestó Jonas Hernández.

Por todas estas razones, un grupo de nueve países -entre ellos, España- acudieron hace dos semanas al Consejo Europeo con nuevas propuestas para buscar soluciones alternativas para apoyar conjuntamente, al menos en la zona del euro, los esfuerzos fiscales necesarios para estimular la economía. “Se necesita una respuesta compartida para evitar que los ciudadanos de cualquier país se queden atrás por generaciones”, añadió el eurodiputado.

Las propuestas, en primer lugar, pasarían por la emisión de eurobonos o coronabonos, para todos los países de forma conjunta y solidaria. Esta posibilidad genera muchas controversias políticas en algunos países, ya que implican la asunción de deuda conjunta por parte de todos los Estados miembros participantes, sin la supervisión de los respectivos parlamentos nacionales. Es decir, la gestión de los recursos sería responsabilidad del gobierno de otros Estados miembros que compartan la emisión, que asumiría el riesgo potencial de un impago.

La segunda propuesta sería la emisión de deuda europea, que implicaría la creación de un fondo ad hoc y temporal, un "Programa de Recuperación". El diseño de dicho fondo podría basarse en la regulación del Mecanismo Europeo de Estabilización Financiera (MEDE). Hay que tener en cuenta que el confinamiento de la población para contener la propagación de la pandemia y la asunción de costes por los presupuestos nacionales para fortalecer los servicios nacionales de salud está provocando un impacto económico en las empresas y los trabajadores elevando la deuda pública. Por lo que no puede gravar se más la deuda pública nacional.

 “Una vez que termine la crisis de salud, la economía europea necesitará un nuevo impulso fiscal”, explicaba Jonás Hernández. No obstante, la recuperación y el apoyo a los cambios estructurales necesitarán un esfuerzo que no todos los Estados miembros podrán apoyar.

Hasta ahora, todas las decisiones europeas, aparte de la Iniciativa de Inversión de Respuesta Coronavirus creada por la Comisión Europea, se basan en la provisión de liquidez. El nuevo apoyo para mitigar los riesgos de desempleo en una emergencia, de la Comisión, con 100.000 millones. También hay activado un programa de garantías del Banco Europeo de Inversiones (BEI) por más de 200.000 millones, el del mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE) con 200.000 (aunque tiene una liquidez de 410.000) y, por supuesto, el Banco Central Europeo (BCE), que ha comprado unos 840.000 millones de deuda hasta fin de año.

El eurodiputado manifestó que “todos estos instrumentos son bienvenidos, pero no serán suficientes”. El motivo es que este camino elevaría aún más los niveles de deuda pública que los países mantendrán después de la primera fase de lucha contra la crisis, centrada en la respuesta sanitaria y las medidas de confinamiento, que causarán una recesión económica. Los Estados miembros con mayores problemas no necesitarán más deuda pública nacional a sus espaldas que la ya arrastrada desde los rescates financieros. en aquél momento fueron Grecia, Portugal, Irlanda y España, ésta con rescate a la banca.

“La situación podría volverse tan crítica como para plantear dudas sobre la sostenibilidad de algunas deudas públicas nacionales y abrir un debate sobre una posible reestructuración nacional con un impacto explosivo en la coherencia y la supervivencia de la propia unión monetaria”, expresaba duramente Jonás Hernández.

Mario Centeno, presidente del Eurogrupo

Sin embargo, si el objetivo es diseñar un instrumento con un verdadero impacto macroeconómico, la garantía del presupuesto de la Unión Europea requerida sería de tal magnitud que pondría en peligro todas las demás políticas de la Unión. Para evitar esto, este fondo ad hoc debe estar respaldado por nuevos recursos propios como garantía de esta "deuda europea". Se podría aplicar un aumento porcentual extraordinario y temporal sobre la contribución de los impuestos que ya respaldan los fondos propios del presupuesto de la UE junto con las nuevas contribuciones recaudadas, también temporales y extraordinarias, de, por ejemplo, impuestos corporativos o digitales.

“Con o sin el acuerdo de la OCDE”, explica el eurodiputado, este fondo ad hoc financiaría, como ingresos asignados externos, una nueva capacidad presupuestaria integrada en el Presupuesto de la Unión. De esta manera, y evitando cambios y compromisos estructurales, sería posible crear un instrumento de inversión europeo temporal para apoyar la recuperación, que, si bien exige una mayor solidaridad entre los Estados miembros europeos, no diluiría la legitimidad democrática de dicha iniciativa, ya que lo haría caer bajo la supervisión del Parlamento Europeo y el Consejo.

En cualquier caso, insistió Jonás Hernández, “creemos que la eurozona necesita un pilar fiscal y este fondo temporal puede ser el embrión y, de la misma manera, el MEDE debería evolucionar hacia la tesorería europea”. El MEDE puede desempeñar este papel, “pero no su papel normal en los programas establecidos”, sino colaborar para financiar el "Programa de Recuperación" a través de la capacidad de endeudamiento, explicaba el eurodiputado socialista. 

Finalmente, Hernández insistió en la respuesta fiscal. “Cada una de estas opciones anteriores ofrece muchas posibilidades para diseñar una política común desde el lado fiscal. Sin embargo, hasta ahora, Europa solo tenía una respuesta efectiva y común de la política monetaria, y el BCE puede hacer aún más”. Y añadió que, “si no hay progreso en el debate fiscal, solo las respuestas monetarias permanecerán en manos genuinas de Europa” .

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