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UN incendio localizado obliga a evacuar este martes el complejo

La hora más larga de la historia del Oceanogràfic no paraliza su vida: reabre este miércoles

Foto: KIKE TABERNER
9/07/2019 - 

VALÈNCIA. Cuando hace menos de un mes los trabajadores del Oceanogràfic realizaron un simulacro de incendio, ninguno pensó que lo iban a llevar a la práctica en tan breve lapso de tiempo. Pero para eso se hacen los simulacros, vino a decir Manuel Toharia, asesor científico. Él de hecho tiene a gala que, cuando fue director del Museo de las Ciencias de València, todos los años, “por sorpresa, porque es como hay que hacerlos”, los efectuaba para que la plantilla estuviera preparada para lo peor.

A este simulacro también aludió Eduardo Nogués, director general de Avanqua Oceanogràfic, la empresa que gestiona el espacio, poco antes de la una de la tarde del martes, ya con el incendio sofocado. “Hace 16 años, cuando inauguramos este espacio, un día de Semana Santa se fue la luz durante media hora; entonces lo pasé peor”, explicaba. “Esta vez ha sido diferente. La instalación está más madura, los equipos más trabajados”, añadía.

Foto: KIKE TABERNER

El incidente que obligó a cerrar este martes el popular acuario valenciano ha quedado finalmente como una anécdota al no producirse daños materiales ni personales de relevancia. La rápida evacuación, en apenas unos minutos, de los 1.070 visitantes que se hallaban en ese momento en el interior de las instalaciones, así como de los 350 trabajadores, fue tan eficaz como la respuesta de los bomberos a la llamada de auxilio.

Faltaban diez minutos para las once cuando se dio la voz de alarma de que se había producido un incendio durante unos trabajos de mantenimiento en una estructura metálica. Una chispa de una soldadura, a la manera de lo sucedido en Notre Dame, desató las llamas, si bien su final fue, afortunadamente, menos dramático. A las 10.54 los bomberos recibían el aviso y en torno a las 11.15 el fuego había sido prácticamente sofocado. Pasada la una de la tarde estaba tan controlado que no se consideraba necesario que permaneciera un retén en el complejo.

Foto: KIKE TABERNER

Un incendio que afectó a una estructura metálica y que se originó en una de las rocas decorativas del exterior, junto a la entrada del acuario de tiburones. Ni este espacio, uno de los más populares del complejo, ni ningún otro se vio afectado por la acción localizada del fuego. Todo ello no era óbice para que muchos tuvieran el susto aún en el cuerpo, una hora después del que es, hasta la fecha, el incidente más grave en la vida del Oceanogràfic.

“Ha sido bastante impactante”, explicaba una trabajadora. “Ha ardido enseguida y con todo el humo negro saliendo era muy impresionante. Pero los de supervisión han sido muy rápidos”, aseveraba. Todo salió a la perfección. La evacuación fue tan modélica que muchos de los desalojados no llegaron a ser conscientes de lo que realmente pasaba hasta que ya en la puerta vieron la columna de humo que se erguía en la parte este del complejo. El olor a plástico quemado vino después.

Los bomberos intentaban explicar, en un primer análisis visual, las posibles causas de la rápida combustión de la roca de cartón piedra. Sobre el tapete, el hecho de que el siniestro se había iniciado en una pieza realizada con poliuretano, un material de origen orgánico y por tanto combustible. No arde como la madera, pero también arde, comentaba un bombero. Y lo hizo rápido y espectacular. “Como una falla”, fue la analogía más empleada.

Pasada la una de la tarde, los trabajadores del restaurante Océanos recogían las sombrillas y las mesas. Por primera vez en años, una tarde de julio no tendrían mesas que atender. Pero se sabía que sería sólo temporal. Apenas dos horas después de decretar el cierre al público, desde Avanqua se anunciaba que se abriría la misma noche del martes el restaurante Submarino, y se confirmaba que este miércoles Oceanogràfic abrirá sus puertas con total normalidad. Como si no hubiera sucedido nada. Toharia lo vaticinaba minutos después de haberse declarado extinguido el incendio. “Es que incluso podríamos abrir esta tarde”, decía.

Foto: KIKE TABERNER

Tras la hora más larga de la historia de Oceanogràfic, el mayor perjuicio ha sido el que han sufrido los más de mil turistas que se encontraban a esa hora en el interior del complejo. Ingleses, malagueños, cordobeses, alicantinos... todos manifestaban su contrariedad por lo sucedido ya que había trastocado lo que tenía que haber sido un día para el recuerdo, pero en otro sentido. Una vez superado el mal trago, se imponían las urgencias. 

En la web del Oceanogràfic se informará en breve sobre las condiciones en las que se canjearán las entradas a los visitantes que han sido evacuados, si bien se les ha ido comunicando con folletos conforme abandonaban las instalaciones. El único souvenir negro será el de la columna que, durante unos minutos, se irguió amenazante y se disolvió hasta convertirse en nada, y la única huella la estructura metálica que quedó afectada por el fuego, cuyos hierros retorcidos y empapados permanecían como testimonio de lo vivido.

Foto: KIKE TABERNER

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