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aL OTRO LADO DE LA COLINA / OPINIÓN

La venganza de Gaia

No se puede vivir de espaldas al sentido común, porque sino una nevada o un virus te devuelven a la cruda realidad contundentemente

16/01/2021 - 

Cuando Robert D. Kaplan escribió “La venganza de la geografía” y afirmó “...aquellos que olvidan la geografía nunca pueden derrotarla...”, dejaba entrever, o al menos así lo veo yo, que el hombre moderno o mejor dicho postmoderno, se cree por encima de los límites espaciales incluso en algunos casos temporales, y piensa que la tecnología y la ciencia, el progreso entre comillas, les va a salvar de cualquier contrariedad, y según lo que parece en la actualidad no es para tanto.

Porque estamos viviendo una de las peores crisis que ha sufrido la Humanidad, consecuencia en parte de ese progreso experimentado a lo largo de siglos, pues hay en él dos aspectos que han servido de catalizadores y potenciadores de la enfermedad que sufrimos; primero la urbanización constante, cada vez más personas viven concentradas en más espacios reducidos dando lugar a megaciudades superpobladas, reuniendo a los targets (objetivos humanos) de los atacantes (virus); y en segundo lugar el incremento exponencial de las comunicaciones y viajes por tierra, mar y aire, con lo que nunca en la historia tantas personas han viajado a tantos sitios y tan distantes entre sí, facilitando la propagación de esos virus atacantes.

Y a todo ello se le une en estos días, cuál maldición bíblica de las plagas de Egipto, el hecho de un evento climatológico adverso llamado borrasca Filomena, ante el cual, parece que sea la primera vez que los españoles, principalmente los madrileños, nos enfrentemos a la dura meteorología de un temporal de nieve.

Pero en las dos anteriores crisis, Covid-19 y Filomena, a pesar de toda la ciencia y racionalidad que se presupone hemos alcanzado, en ninguna de la tres fases para su gestión, Prevención, Contención y Reparacion, las hemos visto brillar. En ambas situaciones, la previsión o preparación para adelantarnos a los acontecimientos acaecidos por fuerza mayor ha dejado mucho que desear, por no decir que han sido inexistentes; y la prevención en las crisis es fundamental, y el ejemplo es claro, cuál es la última trinchera del Estado, a la que se acude siempre para que nos rescate en las emergencias, el Ejército ¿verdad?, y ¿éste que hace durante las 24 horas del día de los 365 días del año?, pues (cuando no está en alguna misión) se entrena continuamente para servir de la mejor manera a los españoles. Por lo que el tomar con más anticipación ciertas medidas de aislamiento o evitando aglomeraciones varias (manifestaciones, mascletás o mítines), o haber enviado a casa a mediodía a los trabajadores bastante antes de que cayera la gran nevada, o días antes de la nevada haber recomendado un cierto acopio de viandas como antaño en épocas antiguas se hacía cuando había temporales (recuerden la fábula de la cigarra y la hormiga), hubiera evitado algo de la gravedad de las dos crisis.

 En cuanto la contención, ciencia lo que se dice ciencia, parece que sólo se está aplicando a la elaboración de las vacunas, pues su distribución nos gustaría a todos que fuese mejor, porque fíjense que envidia da Israel (según información del viernes) con un 25% de la población ya vacunada, han disminuido un 50% los contagios. Y esta operación logística de suministro, distribución y aplicación de vacunas, dejada (con los recursos sanitarios existentes) en manos de profesionales, como son los grandes logistas a la par de sus inventores los militares, o también de grandes distribuidores como Amazon, Mercadona, o cualquiera empresa de Anged, estaría resultando seguramente más eficiente.

Porque las otras medidas de contención, son muy viejunas, los confinamientos, toques de queda y cierres perimetrales, en los que el esfuerzo y responsabilidad se traslada del sector público (que parece ponerse de perfil) al ámbito privado, y que recuerdan a las tomadas en la Edad Media, donde ni Estado ni ciencia existían casi. Además se criminaliza a la hostelería, sin poner en duda otras aglomeraciones que se producen en los centros comerciales y grandes superficies (quizás su lobby tenga más fuerza que el hostelero), o plantear medidas de racionalizar los masificados transportes públicos, aplicando el Big data, y/o acuerdos de los trabajadores con sus empleadores/jefes en las entradas y salidas a las empresas, etcétera, etcétera, etcétera.

Y que ojo, no digo que no se hagan esas medidas de aislamiento social para evitar las aglomeraciones, pero hay que hacerlas con racionalidad y eficacia; porque, por ejemplo, la acción ejemplarizante de sanciones y detenciones de los irresponsables (por llamarles suavemente) han sido muy escasas, o la labor al inicio de la Pandemia de hacer visible el sufrimiento por los muertos, cuasi ocultándolos, ha hecho perder fuerza a la acción pedagógica que toda iniciativa pública debe tener. Porque en general la gente ha cumplido con lo que se le ha pedido, pues después de los artículos leídos en este diario de Valencia Plaza del Catedrático de Parasitología Rafael Toledo, parece que todas las medidas tomadas contra el Covid 19, no han dado el resultado esperado, aunque si han dado resultado contra la gripe, prueba de que si ha existido responsabilidad individual, a pesar que algunos intentan criminalizar a la población en general, quizás para tapar sus vergüenzas.

Otra de las medidas a medio caballo entre la contención y la reparación, sería el lógico aprovechamiento de todos los recursos nacionales no sólo los públicos, es decir la muy discutida por algunos colaboración Público-Privada, pues la red Sanitaria Privada no ha sido utilizada con todo su potencial en la lucha contra el virus chino sea o no de la cepa británica (ahora además parece que también hay cepas americanas), por no hablar del uso de infraestructuras ya existentes, como se hizo de forma eficiente con IFEMA en Madrid, y evitar el bochorno de los informes publicados sobre los hospitales de campaña. Pero también con Filomena esa colaboración Público-Privada se podría haber producido, y haber utilizado toda esa maquinaria de obra civil existente en el sector privado, como son las retro excavadoras, y así haberse aprovechado para despejar las vías de comunicación inutilizadas, etcétera, etcétera, etcétera.

En cuanto las acciones de reparación serán sobre todo de carácter económico, por lo que dan, no para un nuevo artículo, sino para toda una Tesis Doctoral, y según la suerte con que se desarrollen, será el destino de nuestra nación, que está en juego. Pero todo ello nos debe llevar a pensar, que vivir en términos más cercanos a lo que es la Naturaleza, a la Tierra (Gaia), al trellat de la realidad es más seguro y más estable a medio y largo plazo, aunque por supuesto sin prescindir de la Tecnología y el desarrollo.

Porque si al principio no existía nada, y Dios creo al hombre a su imagen y semejanza, y creó la tierra y los océanos y todos los demás seres para que éste los dominara; en la modernidad el hombre, empujado por Nietzsche y aplaudido por ateos y anticlericales, mató a Dios, por lo que la lógica nos puede llevar a pensar que la sobreexplotada Tierra se revele y he intenté destruir al hombre.

En fin esperemos que no llegue la sangre al río, que el prepotente Ser Humano recapacite, se reconcilie con su Creador y el sentido común, y la Naturaleza no ejecute la venganza de los Dioses del Olimpo ofendidos por nuestra soberbia.

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