VALÈNCIA. (EFE) Los equipos internos de CaixaBank y Bankia, así como los auditores, asesores y abogados contratados ex profeso, trabajan a contrarreloj en la revisión de las cuentas del contrario, para que los consejos de administración de ambos puedan decidir en los próximos días si la fusión sigue adelante.
El anuncio de la posible fusión podría materializarse el próximo domingo, fecha que se baraja como la más probable para que se reúnan ambos consejos, aunque ninguna de las dos entidades lo ha confirmado, y fuentes cercanas a ambas aseguran que por el momento aún no hay reunión alguna convocada.
La posibilidad de que las dos antiguas cajas de ahorros formen el primer banco español por volumen de activos (casi 650.000 millones de euros) podría marcar el inicio de una nueva etapa en la consolidación del sector, que ya se esperaba por los bajos tipos, menores ingresos y la digitalización, con el catalizador de la pandemia.
Gran parte de las entidades que operan en España, grandes y pequeñas, han salido esta semana en las quinielas de posibles uniones, aunque el protagonista absoluto es el Banco Sabadell, sobre todo tras publicarse que trabaja con Goldman Sachs para analizar sus opciones de futuro, que podrían ir desde una fusión hasta la venta de activos.
Fuentes consultadas por Efe han explicado que es muy difícil calcular el número de personas que pueden estar participando en los procesos de auditoría o "due diligence" en los que ahora están inmersos CaixaBank y Bankia, aunque sí han destacado que éste va creciendo según avanzan las negociaciones.
Para la revisión en profundidad de las cuentas las entidades utilizan una "data room", que consiste en una solución en la nube creada para compartir la información empresarial confidencial de forma segura, a la que cada parte accede a través de unas claves y que está fuertemente protegida.
A la espera de saber si, una vez realizados los primeros trabajos de "due diligence", ambas entidades mantienen su interés de fusionarse, el mercado ya ha abrazado la operación premiando con fuertes subidas de las acciones de los bancos, al menos hasta hoy.
Además, la ven con buenos ojos tiene la aprobación el Gobierno y Bruselas, así como los supervisores, aunque el tamaño de la entidad resultante ha suscitado dudas por los recortes de oficinas y de plantillas que se dan por hechos.
Y es que la entidad fusionada contaría con 6.700 oficinas (4.500 de CaixaBank y 2.300 de Bankia) y una plantilla conjunta de 51.500 empleados (35.700 de CaixaBank y cerca de 16.000 de Bankia.
También existe cierta preocupación por el efecto que puede tener para los clientes, sobre todo en el acceso al crédito o los precios (intereses y comisiones) de los productos financieros la merma de la competencia que supone el hecho de que cada vez haya menos bancos en España, aunque los analistas consultados por Efe no ven problemas.
El profesor de Finanzas del EAE Javier Rivas cree que el acceso al crédito de las empresas no debería verse muy afectado por la fusión, ya que "el tamaño de la nueva entidad y el músculo financiero" que tendrá le deberían permitir mantener los niveles crediticios.
En opinión del consultor de Banca de AFI Fernando Rojas la fusión llega en un contexto donde el principal problema del sector bancario español y europeo es la rentabilidad, y en un momento en que las entidades no han terminado de digerir los efectos de la crisis anterior.
Otro asunto que preocupa a este experto es el previsible incremento que registrará la morosidad del crédito en los próximos 2 o 3 años por la crisis, lo que contribuirá a erosionar la rentabilidad durante más tiempo, así como la política de tipos de interés cero o negativo que aplica el BCE, y que también dificulta generar ingresos.