VALÈNCIA. Pese a que los mercados financieros -sobre todo los de renta variable- han recuperado parte de las fuertes caídas de los pasados meses de marzo y abril, sin duda provocadas por el 'efecto coronavirus', el miedo sigue en el cuerpo y más por el rebrote de los casos de la covid-19. Y los inversores de la Comunitat Valenciana no son ajeno a ello, según la encuesta de confianza del inversor que elabora semestralmente la reputada gestora estadounidense -una de las grandes del planeta- JP Morgan Asset Management.
La crisis pandémica ha sido definitiva para impulsar de nuevo a la baja la tendencia pesimista que los ahorradores e inversores valencianas ya mostraron en el último semestre del pasado año. Un tiempo donde se echó el cierre a un largo periodo de optimismo en la economía y en los mercados financieros, con cifras positivas desde 2016.
Así, el índice de confianza en la Comunitat Valenciana se coloca en terreno negativo (-1,2) por segunda vez consecutiva en más de seis años. Cierto es que mejora en seis décimas respecto a la media nacional (-1,8) de un indicador que mide el comportamiento y las motivaciones de los inversores y ahorradores españoles, así como su nivel de confianza en los mercados bursátiles.
El coronavirus, según dicha encuesta, ha marcado por completo las respuestas sobre la intención de inversión de los hogares valencianos en el primer semestre del año -especialmente en los meses de marzo, abril y mayo-; así como sus expectativas en cuanto al desempeño de los mercados bursátiles, desplazando a cualquier otra consideración económica, social o política.
El pesimismo ha sido generalizado en todas las comunidades españoles, con unos resultados prácticamente uniformes. Las lecturas negativas se dan en todos los casos, excepto en Castilla la Mancha y Aragón, que gracias una recuperación del optimismo en el mes de junio se sitúan en 'terreno verde' con 0,6 y 0,3 puntos respectivamente. En el otro extremo, los inversores más pesimistas con respecto a la situación de los mercados en los próximos meses se dan en Extremadura (-3,8), Canarias (-3,5), Cantabria (-2,9) y Galicia (-2,6).
Perfil del ahorrador e inversor valenciano
Por su parte, y entre las comunidades de mayor tamaño y peso económico, la Comunitat Valenciana se sitúa entre las que menos sentimiento pesimista muestran hacia el futuro de las bolsas en los próximos seis meses. De hecho solo es superada por el País Vasco, cuya confianza se mantiene en niveles similares a 2019, con un -0,1. Todo lo contrario que Galicia, Madrid, Cataluña y Andalucía registran sentimientos bastante más negativos: -2,6; -2,2; -2,0 y -1,7 puntos respectivamente.
Por otro lado, el estudio de la gestora norteamericana recaba datos sobre los hábitos e intenciones de ahorro e inversión de los encuestados. Conservador, con aversión al riesgo y poco dado a pensar en el largo plazo son las características que define al inversor y ahorrador valenciano. Solo el 15% se marca objetivos financieros y planifica su ahorro o inversión para alcanzarlos.
La falta de planificación es tan agudizada que más de la mitad (53%) de los mayores de 30 años de la Comunitat Valenciana dice que no está ahorrando para completar su jubilación, el mayor porcentaje de España. Entre los que dicen invertir de cara a la jubilación destaca que un 12% sigua confiando en soluciones alternativas, como la vivienda o los depósitos, a pesar de la nula rentabilidad de este producto.
Además del balance semestral por CC AA, la encuesta de confianza del inversor español de JP Morgan AM toma el pulso trimestralmente a las percepciones de los inversores españoles. La última revisión, correspondiente al segundo trimestre de 2020, sitúa la confianza de los españoles en la evolución de los mercados en -2,07 puntos, un sentimiento tan pesimista como el reflejado a finales de 2019, pero esta vez por razones muy distintas.
Ni que decir tiene que la crisis de la covid-19 es el principal desencadenante de la preocupación de los inversores españoles, desplazando por completo a causas recurrentemente mencionadas en anteriores oleadas, como la inestabilidad política, la guerra comercial o la desaceleración económica.