MADRID. En un contexto de gran incertidumbre, tanto en la evolución de la crisis desde el punto de vista de la salud como en su impacto macroeconómico, anticipamos un segundo semestre de 2020 marcado por una volatilidad persistente que requiere una gestión altamente activa.
Por un lado, hay elementos tangibles y tranquilizadores: las políticas monetarias y fiscales, que están actuando de una manera conjunta sin precedentes, continuarán proporcionando una sólida red de seguridad.
Los bancos centrales han reafirmado que no se han quedado sin municiones, no han alcanzado sus límites y continuarán manteniendo la curva de rendimiento firmemente bajo control, mientras que los paquetes de estímulo fiscal se están multiplicando, incluso en el ámbito europeo. En este contexto, los inversores pueden tener una certeza: los tipos no solo seguirán siendo más bajos durante más tiempo, sino que se mantendrán muy bajos durante mucho tiempo.
Un camino lleno de dificultades
Por otro lado, la ecuación retiene un gran desconocido como es el impacto macroeconómico de la crisis, como lo demuestran los diversos escenarios presentados tanto por la FED como por la OCDE. El riesgo es un concepto que los gestores de activos conocen bien y que podemos modelar. La incertidumbre no se puede modelar. Por lo tanto, en los mercados de renta fija, el horizonte de gestión seguirá siendo corto y los inversores deberán mantenerse muy activos en la gestión de sus posiciones.
En la segunda mitad de 2020, el camino por recorrer seguirá lleno de dificultades para los mercados crediticios. Ante un entorno económico muy deteriorado y una persistente incertidumbre sobre la duración de la pandemia, la alta volatilidad continuará alimentando regularmente la aversión al riesgo. Sin embargo, la intervención de los bancos centrales, que compran bonos corporativos directamente, brinda un fuerte apoyo al mercado. Estas inyecciones masivas de liquidez proporcionan financiación abundante y barata a las empresas y ayudan a mantener las tasas de morosidad a un nivel razonable, especialmente en Europa.
A pesar de una cierta desconexión entre los fundamentos económicos y la valoración de los bonos corporativos, seguimos siendo positivos en el mercado de crédito a mediano plazo debido al apoyo inquebrantable de los bancos centrales. Sin embargo, debemos ser precavidos con los emisores más endeudados.
Franck Dixmier es director de Inversiones Global de Renta Fija de Allianz GI