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Lynne Ramsay: "La etiqueta de 'cine de mujeres' es una tontería"

20/06/2021 - 

VALÈNCIA. Lynne Ramsay es una de las voces más autorizadas del cine independiente actual con una filmografía relativamente corta. Tenemos que hablar de Kevin, o la más reciente En realidad, nunca estuviste aquí, tal vez sean sus títulos más sonados, pero sus cortometrajes, o su sencillo debut Ratcatcher ya demuestra su dominio de las narrativas, que viajan desde el canon al realismo mágico.

Ramsay recibió el premio Lluna de València en la gala de inauguración de Cinema Jove, y antes pudo atender durante unos minutos a Culturplaza.

- En Ratcatcher, tu ópera prima, hablas de una familia obrera en Glasgow, que es el ambiente en el que tú también creciste. Después, tu filmografía ha ido por otros lugares, ¿por qué dejó de interesarte ese contexto que conocías tan bien?
- Para mí, Ratcatcher era la mejor primera película que podía hacer, habiendo crecido en Glasgow, pero no quería hacer la misma película una y otra vez. Para mí fue un film muy especial de hacer, pero necesito ser original. Me siento como una estudiante de cine, que sigue aprendiendo y explorando el cine.  

- ¿Sientes que tu filmografía sigue un camino o que cada película empieza uno nuevo?
- No lo sé, seguramente sea más fácil para ti como periodista que para mí saber eso. Para mí, cada film es una historia nueva que abre una ventana a un mundo nuevo, aunque siempre dejas que haya algo de ti y de tus obsesiones. Yo, por ejemplo, tengo un interés claro por lo que supone ser madre.

- En tus películas presentas familias que des-idealizan a la familia feliz, ¿cuál es tu perspectiva sobre ello?
- Obviamente la familia es una estructura política y todo eso. Por otra parte, yo soy una persona muy cercana a mi familia. Mi hermana ha sido policía infiltrada y mi madre ha sido profesora de escuela toda su vida. ¡Imagínate qué tipo de familia y qué cantidad de estructuras implican!

Te he decir además que las familia escocesas se parecen bastantes a las italianas y a las españolas: somos ruidosas, grandes familias, que a veces llegan a vivir juntos no solo cuatro sino más personas de generaciones diferentes… Creo que las familias escocesas se parecen más a las españolas que a las inglesas.

Foto: ESTRELLA JOVER

- Tu trabajo se mueve entre la narrativa más normativa y la poética del cine, ¿cómo equilibras la balanza en el proceso creativo?
- Es una cuestión instintiva. A Ratcatcher la tacharon de realismo social, y a mí eso me pareció una gilipollez, porque claramente es realismo mágico. Me encantan las películas que tienen momentos de realismo mágico. Recuerdo la primera vez que vi una película de David Lynch y aluciné con su manera de hablar de los sueños y de mantenerte en la película cuando esta ha acabado a través de ellos. Los sueños en el cine me interesan mucho. Y luego, es un trabajo instintivo. Es como la música, surge una nota detrás de otra, de manera natural, sin que repares del todo por dónde estás yendo.

- Muchas de tus películas son adaptaciones de libros, aunque de una manera muy libre. Cuéntame cómo eres como lectora.
- Mi libro favorito durante mi infancia fue El retrato de Dorian Grey, de Oscar Wilde, que me acabaría leyendo unas 25 veces o así. También leí mucho a Dostoyevski. A pesar de ser una familia muy humilde de clase trabajadora, en mi casa se leía mucho y se veía cine. Crecí en una casa con una gran conciencia cultura.

Glasgow, por otra parte, ha sido el epicentro de la cultura socialista. Por ejemplo, Bobby Gillespie, de Primal Scream. Seguramente una de las personas más inteligentes que he conocido nunca. Él viene de un contexto muy similar al mío: una clase obrera que se esfuerza mucho por intelectualizarse.

- ¿Visualizas los libros que lees?
- Totalmente. Dorian Grey para mí era todo un viaje cuando lo leía en lugares oscuros. Igual como Dostoyevski. Soy una lectora que imagina mucho todo lo que está leyenda, a pesar de estar haciéndolo desde un sofá.

- ¿Te inspira más la literatura que el cine?
- No te sabría decir. Pienso por ejemplo en mi gran amigo Jonathan Glazer, que es increíble y del que tengo muchísima envidia porque ha conseguido hacer una película de ciencia ficción en Glasgow. También en Pawel Pawlikowski, que es excepcional como persona y como director, tremendamente generoso y con muchísimo talento. Ida me inspiró muchísimo, y cuando se lo dije, el me contestó que Ratcatcher le había inspirado mucho a él… Para mí fue hermoso. Me gusta ver buenas películas, sean del género que sean, y me inspiran mucho.

Foto: ESTRELLA JOVER

- ¿Qué aporta la violencia a tus películas?
- Creo que mis películas no son tan violentas como parece. Mucha gente dice que lo son, pero lo que cuento, lo hago fuera de campo, no de manera explícita. Lo que pasa es que tenemos en nuestra cabeza una cultura de la violencia que nos la hace reconstruir. Para mí es importante no mostrar directamente las acciones violentas, así que yo diría que mi filmografía no tiene la violencia como un punto central.

- Recibes un premio por tu carrera, ¿estás en ese punto de tu carrera de echar la mirada atrás?
- Me quedan por hacer algunas películas. No soy tan joven ni tan vieja. Cada película que hago, hay alguien que me dice “esta ha sido la mejor película de tu carrera” y al final las tratas casi como a un hijo: a todas las quieres, aunque tengas tus preferencias. Yo le tengo especial cariño a Morvern Callar, mi segundo film, que además no tuvo muy buena distribución y es la que menos se ha visto.

- Has ocupado espacios muy relevantes como cineasta, pero esa oportunidad es más complicada en la industria cuando eres mujer. Últimamente se ha creado la etiqueta ‘cine de mujeres’ para hacer hueco, ¿qué opinas de ello?
- Es una tontería. La persona que hace cine no es mejor por ser un hombre y una mujer, y es evidente que hay buenas y malas películas hechas por hombres y buenas y malas películas hechas por mujeres. Además, mucho del nuevo cine que estoy viendo está hecho ahora por mujeres, y ¡eso significa que viene toda una nueva generación! Creo que es muy importante, de cara al desarrollo igualitario de la profesión, que no haya tanto estigma sobre la maternidad. Por ejemplo, En realidad, nunca estuviste aquí, acababa de nacer mi hija, y no quería decidir entre ser madre o cineasta. Muchas veces, la familia incluso puede ser una barrera a la hora de financiar un proyecto. La crianza tiene que ser protegida en el cine.

- ¿A lo largo de tu carrera te han preguntado excesivamente por tu condición de mujer?
- Sí, sobre todo al principio me preguntaban mucho como era ser una mujer directora. Y yo no quería que me definiera eso, sino ser una persona fuerte que hacía películas duras. Odiaba esas preguntas, que han salido a lo largo de los años: “¿Cómo te sientes como directora mujer?”. Ahora está mejorando, pero siempre he fantaseado con ser totalmente anónima. Firmar con un nombre que no tenga género y que nadie supiera si soy un hombre o una mujer.

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