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Melo Moreno: “Internet se mueve por los memes y eso nos encanta”

31/03/2019 - 

VALÈNCIA. Youtuber, música. Música, youtuber. El orden de los factores no altera el resultado (al menos, en esta ocasión). Melo Moreno se desenvuelve como un pez en el agua en ambos terrenos, aunque es contundente al reconocer que, ahora mismo, se define más como “cantante”. “El concepto de youtuber engloba muchas cosas (puedes serlo de humor, de crítica, de otras temáticas…). Ahora me definiría más como música”, admite la joven.

La plataforma online ha sido (y es) su casa desde hace bastantes años. Entre sus dos canales de YouTube casi roza los tres millones de seguidores. La música, siempre presente en su vida, ha sido protagonista de muchos de sus contenidos; primero con covers de sus artistas favoritos; luego, con canciones propias. El salto definitivo a la música parecía, prácticamente, natural pero no por ello resultó menos sorprendente que, en 2015, su primer single (Phantom Limb) llegara a superar a Lady Gaga en ventas en iTunes (ambos sencillos salieron el mismo día).

La música es fundamental en sus canales. El principal de ellos, Yellow Mellow, la ha convertido en uno de los rostros más visibles y reconocidos de YouTube en habla hispana. “Definiría mi canal como completa variedad. Ahora estoy jugando mucho con la música. El otro día lancé el Roast Yourself Challenge, un reto que consiste en hacer una canción metiéndote contigo misma. A mí la música es lo que más me gusta”, enfatiza, especialmente en un momento donde, reconoce, se generan grandes polémicas en la red. “Yo he creado una burbuja en la que creo lo que quiero y ya está, pero es cierto que nos gusta mucho hacer sangre”, admite.

Ahora, Moreno presenta su primer trabajo de larga duración, Colours (2018), un proyecto que la está llevando de gira por toda España y le hizo recalar ayer en la Rambleta de València. El disco está compuesto por trece canciones de “corazón clásico” pero “sonido contemporáneo”; mezcla que, admite la cantante, ha surgido de “influencias e inspiraciones de sonidos”. “Siempre he sido de probar en la vida, en mi música no iba a ser menos. Me gusta que Colours sea muy potente, muy pop soul”, añade.

Preguntada por la coletilla de youtuber, que inevitablemente la ha perseguido en su incipiente (pero prometedor) camino en la industria musical, Melo Moreno se posiciona. “No tiene por qué ser algo negativo. Ha tenido mala publicidad, pero es un trabajo nuevo, simplemente. Se tiene que investigar más”, alega y confiesa que “se puede ganar muy bien de YouTube y las marcas”. “Depende de cómo te lo montes”, matiza. A pesar de ello, preguntada por su futuro, la joven no piensa demasiado el rumbo a seguir: “Hacia la música. Tanto en mi canal como en los escenarios. Es lo que más me apasiona y donde creo que puedo aportar algo”. Ya saben: si quieren seguirle la pista, búsquenla en una canción.

-Habiéndote desarrollado profesionalmente en Internet (con tu canal de YouTube, Yellow Mellow), imagino que tu relación con la música y el mundo digital ha sido más natural que la de otros creadores que sí se han enfrentado más bruscamente al cambio de consumo cultural o la piratería. ¿Es así?
-La piratería es un concepto tan de los 90… o incluso de los 2000. Ahora mismo tenemos Spotify y otras herramientas para escuchar música de forma legal y gratuita. Mi álbum ni siquiera está en formato físico.

Yo soy una “hija de Internet”, sé cómo consumo la música y, en ese sentido, quise ser realista. Un disco físico es casi un objeto de coleccionista, y es cierto que podría haber hecho una tirada de algunos álbumes para los fans más acérrimos… Pero al final la gente lo va a escuchar en una plataforma de música, así que pensé en facilitarlo y que estuviera directamente ahí.

-¿Se puede vivir de la música?
-Si te digo la verdad: de la música he visto la friolera de cero. Por el momento, todo es inversión. La gira la estamos cubriendo nosotros mismos, vamos un poco con el rollo independiente a ver qué pasa. Evidentemente, espero que se traduzca en algo que pueda tener en mis manos pero, si finalmente no es el caso, tengo un cojín muy grande que es mi carrera en Youtube o como influencer. Gracias a eso puedo cubrir esto, que es casi por amor al arte. Por el momento estamos plantando semillitas que esperemos que den fruto.

-Y teniendo en cuenta que ya tienes tu carrera consolidada en YouTube, ¿por qué te has lanzado a un proyecto como este en el que, como decías, ahora mismo es “por amor al arte”?
-Lo de “por amor al arte” es un decir (hemos firmado un contrato y demás). Pero si ahora mismo lo estoy haciendo es porque amo hacerlo. Me junto con un amigo que es amante de la música (batería, también, de la banda), y eso se traduce en unos conciertos que han sido la hostia. La conexión con la gente es brutal: yo soy virgen en tener mi propia gira. Sí he ido con mi guitarra antes a algún sitio, pero con este formato de banda y con álbum, no. La experiencia está siendo supergratificante, sobre todo en los directos.

-Has pasado de plantarte frente a una cámara en tu casa a exponerte delante de muchas personas “en vivo y en directo”. ¿Cómo ha sido el cambio?
-Piensa que yo, cuando grabo, estoy en mi zona de confort. Es algo que llevo haciendo tantos años que al final es rutinario para mí, como lavarme los dientes. No tiene otro efecto. En cambio, salir al escenario con todas esas personas delante (en Madrid, vinieron 400; en Sevilla, 200…) es diferente. Con la música en directo se crea una magia que es brutal.

-¿Qué ventajas e inconvenientes tiene trabajar en YouTube
-Las cosas malas vienen, sobre todo, por los efectos o la manera en que puede llegar a afectarte. Nadie te enseña a llevar nada: es un oficio sin precedentes. Tampoco sabemos los efectos a largo plazo que tendrá el uso excesivo y masivo de las redes sociales o el ser en una personalidad en Internet. A corto plazo, si no tienes cuidado, se te puede ir la olla (y no es algo novedoso): gente que, llegado cierto momento, se tiene que tomar un descanso; tiene ansiedad cuando antes no tenía; empieza a ir al psicólogo (y me incluyo por ahí) … Este trabajo, que es tan novedoso y tiene efectos que no conocíamos, lo experimentamos nosotros en nuestra propia piel. Si hay una parte mala, es esa: el aprender a llevarlo.

Por otro lado, tenemos la magnífica suerte de dedicarnos a lo que amamos. Yo me siento la más afortunada de la historia. Es mucho más que hacer vídeos o canciones: también están las colabos con las marcas, etc. Se parece al trabajo de una agencia de comunicación, pero todo centrado en una persona que ejerce de guionista, directora, cantante, música y personalidad pública.

-El contenido patrocinado en YouTube ha sido también un foco de debate. ¿Cómo te relacionas con él? ¿Tienes límites a la hora de trabajar con las marcas? 
-Trabajo con marcas que pienso que pueden aportar algo, no solo a mí, sino también a mis seguidores. Por mucho que venga una marca y me ofrezca, sino va conmigo, si no puedo hacer un buen trabajo, lo rechazo.

Cada uno tiene sus límites según sus gustos, su personalidad o su canal. Al principio a la gente le chocaba que un youtuber colaborara con una marca, sobre todo en 2012 o 2013. Era más criticado. Ahora se ha entendido por qué se hace. Al igual que existen los anuncios en televisión, muchos influencers tienen una ventana muy potente para una marca. Y no solo eso: tenemos un valor añadido, que es que la gente confía en nosotros. Por eso tengo mucho cuidado con quien trabajo. Tengo una responsabilidad con la gente que me sigue.

De todas maneras, yo creo que, cuanto más clara sea la colaboración, mejor. Cuando haces publicidad de algo y eres muy críptico, la gente lo nota: no es tonta. Además, legalmente tienes que ser sincero con este tema: “Mira, esto es publi”. La gente lo agradece, no quiere que le trates como una imbécil. Esto es muy efímero y volátil y por eso hay que cuidarlo muy bien. Y, si pasa algo, que al menos no sea por tu culpa.

-Muchos youtubers se han quejado de que la plataforma no es igual que al principio y que sus nuevas políticas están perjudicando a los creadores a nivel de rentabilidad y visibilidad; algunos, de hecho, han abandonado YouTube para dirigirse hacia otros canales como Instagram. ¿Cuál es tu relación con YouTube en estos momentos?
-Yo me sigo sintiendo muy cómoda. Me gusta que se planteen estos pequeños retos o cambios. Como persona que se dedica a algo creativo, de vez en cuando está bien replantearse el contenido que quieres seguir ofreciendo. Ahora mismo estoy en un momento de transición de desde dónde vengo y hacia dónde quiero ir. Si haces el mismo vídeo una y otra vez; si no ofreces novedades; o no aciertas con lo que la gente quiere ver… eso te puede pasar en Youtube y también en Instagram. Hay gente más tuitera, otra más youtuber… Por ejemplo, yo Instagram lo uso bastante, especialmente los stories. Todo me produce la misma magia y feedback.

-¿Y cómo se conjuga lo que tú quieres hacer con lo que tu audiencia quiere ver?
-Desconozco la respuesta. ¿Cómo se hace viral un vídeo? Ni idea. Yo me sigo guiando por lo más me gusta a hacer, y sé que eso le puede gustar a mi audiencia. Al final tienes conocimientos, las analíticas… Y a partir de ahí, haces lo que quieres.

-Una fotografía de un simple huevo sobre un fondo blanco superó el récord de “me gusta” con 27 millones de likes en Instagram; al mismo tiempo, el vídeo que más valoraciones negativas ha recogido en la historia de YouTube es uno realizado por ella misma (un Rewind). Me gusta, No me gusta… ¿Cómo te relacionas con esto? 
-No te sabría decir. Al final a la gente le gustan los memes. Internet se mueve por los memes y eso nos encanta. Por eso entramos en Twitter.

-Algunas personas han criticado los libros escritos por youtubers por considerarlos de “poca calidad”. Tú, que publicaste hace un tiempo Aquí cada cual con sus cosas: guía para la vida, ¿qué opinas de ello?
-Yo opino que, si puedes meter el hocico en todos los lados, mételo. Si me ofrecen la posibilidad de escribir un libro y creo que puedo aportar algo, tengo algo que contar, genial. Si no, paso. Yo saqué el libro en 2015 (creo que era el segundo de un youtuber), y más adelante me han ofrecido hacer más, pero no tenía nada que contar. Cada uno tiene que ser honesto consigo mismo.

Ahora, es totalmente legítimo que alguien diga: “Me ofrecen hacer esto, no tengo que hacer nada (me lo hacen), forma parte de mi merchadising y lo vendo”. Es perfectamente legítimo capitalizar todo aquello que tú quieras. Al fin y al cabo, es el sistema en el que vivimos. Y habrá gente a la que no le guste lo que hagas y otra a la que sí.

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