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Menos impacto y más narración: World Press Photo toma partido por un nuevo fotoperiodismo

17/10/2020 - 

VALÈNCIA. Si 2020 nos ha sorprendido tanto, tal vez es porque en 2019 no nos fijábamos tanto en cómo estaba el mundo. Conflictos en Algeria, en la región de Hong Kong, en Chile, en Palestina... Las páginas de Internacional se ven ahogadas por la actualidad nacional, que se llega a contruir a base de polémicas en Twitter; mientras, lejos del primer mundo, un fotógrafo o una fotógrafa hace ‘clic’. World Press Photo, el certamen de fotoperiodismo más prestigioso y relevante del mundo, reconoce esos ‘clics’ que resumen el año en el mundo. Historias que importan y que cuentan vidas más allá del ruido de la cotidianidad superficial occidental. Por octavo año consecutivo,  alència acoge una exposición que muestra los premios otorgados en sus diferentes categorías. La muestra, que se inauguró ayer mismo, se podrá visitar hasta el 7 de noviembre en la Fundación Chirivella Soriano.

Según explicó el comisario y promotor de le exposición en. València, Pablo Brezo, la muestra este año no solo es signo de su tiempo por el contenido de las imágenes sino también por una clara transición en las narrativas y discursos del propio fotoperiodismo, que intenta desligarse del concepto “foto de portada” (es decir, captar un momento único que logre un impacto instantáneo y menos sutil estéticamente) para contar grandes h istorias a través de reportajes que relaten situaciones. “Las fotos premiadas no tienen que ser únicamente bellas, también tienen que contar una historia”, leía Brezo en un comunicado remitido por la World Press Photo.

Foto: KIKE TABERNER

También enseña las costuras del propio oficio del fotoperiodista. Algunos freelance, muchos de agencias, y muy pocos de medios de comunicación, que en su mayoría han abandonado el coste y la responsabilidad de las grandes coberturas internacionales. El reportaje ganador, Kho, the Genesis of a Revolt del francés Romain Laurendeau se desarrolló durante cinco años, cuando el francés sabía que, tarde o temprano, el dictador Bouteflika caería, y decidió retratar a una juventud que no se siente víctima, sino que vive su día a día y naturaliza su lucha por un país mejor. La esperanza también es uno de los pilares de la fotografía del año, del japonés Yasuyoshi Chiba, que retrató a un joven recitando una poesía pacífica contra el gobierno militar de Sudán en mitad de un apagón. A su alrededor, otras personas le iluminan.

La tensionalidad entre el impacto y las nuevas narrativas se encuentran a lo largo de las tres plantas de la Fundación Chirivella Soriano. Los momentos claves conviven con reportajes  de menor impacto visual pero con una mayor atención a retratar aquello que sucede en un momento y un contexto concreto. No deja de haber, sin embargo, dos sesgos en todas ellas: primero, uno de mirada del primer mundo sobre los países en conflicto, algo derivado también por la dificultad -por ejemplo- de una persona nativa de Hong Kong de retratar las protestas y publicar las fotografías libremente, si incluso los fotoperiodistas de otros países ven su integridad comprometida; segundo, un sesgo de género, del que desde hace unos años, la organización es consciente y se audita para corregir progresivamente.

Ya en cuanto al contenido de las fotografías, este año el mundo en conflicto, desde contextos muy diversos, vuelve a ser el eje que vertebra todos los premios. Las migraciones, que el año pasado fueron protagonistas, este año no ocupan un lugar central (“aunque el peso de cuántas se han presentado es el mismo, no han sido tan premiadas, aunque seguro que seguirán siendo uno de los temas recurrentes los próximos años). Por otra parte, el medio ambiente, cuyo futuro también entra en conflicto con la vida contemporánea, traspasa su frontera de la categoría de naturaleza para retratar uno de los desafíos contemporáneos más complejos a los que la sociedad se enfrentará: prueba de ello son las fotos de rescates de orangutanes o las consecuencias del deshielo del permafrost.Foto: KIKE TABERNER

Con todo esto, este año World Press Photo es, más que nunca signo de su tiempo: un mundo, una profesión y una narrativa visual en transición.

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