VALÈNCIA. El sector de la automoción se encuentra en un contexto de incertidumbre ante los cambios en las formas de movilidad y la aparición del vehículo eléctrico. Un escenario que llevó hace unos meses al fabricante de componentes de tubos de escape Mettecno 2000 a explorar nuevos sectores como el mueble o el agrario. Sin embargo, ahora da el salto a la construcción impulsado por el buen momento que vive este sector, pero sin dejar de lado sus orígenes vinculados al motor.
Fundada en 2001 por el empresario Emilio Orta, expresidente del Clúster de Automoción de la Comunitat Valenciana (Avia), la empresa surgió tras la venta de la empresa familiar Manufacturas Fonos, dedicada al recambio del automóvil, a la multinacional Tenneco Automotive. Fue entonces cuando Orta emprendió la aventura de levantar Mettecno 2000, una empresa dedicada a la fabricación de tubos de acero que seguía fiel al pasado familiar fuertemente ligado con el sector de la automoción. Tras su fallecimiento en 2018, fue su hijo José Manuel Orta quien tomó las riendas de la compañía. "Mi padre ha sido y es el alma mater. Fue una persona entrañable que hizo crecer el negocio año tras año", rememora.
La compañía se ubicó en sus inicios en el polígono industrial de Almussafes donde comenzó la fabricación de estas piezas destinadas a los sistemas de escape de vehículos. Años más tarde, tuvo que abandonar este emplazamiento y situarse en Silla, un enclave que le ofrecía mayores dimensiones para hacer frente el incremento de su producción. "Empezó como una empresa pequeña y poco a poco fue creciendo incorporando nuevos procesos de fabricación hasta llegar a la actualidad con 12.000 tubos al día y una plantilla de 29 personas", explica su director general.
En la actualidad, la firma, que cerró 2018 con una facturación de 8,5 millones de euros, tiene presencia en 15 países y exporta el 35% de su producción, especialmente a países europeos ya que es proveedor de los principales fabricantes de tubos de escape del continente.
Sus instalaciones, que cuentan con 2.000 metros cuadrados, reciben diariamente la materia prima en barras de acero de seis metros que pasan por las diferentes áreas de la fabrica: perforado, curvado, corte y soldadura. "Tenemos diferentes utillajes según las necesidades o requerimientos que nos pidan nuestros clientes", explica. Entre ellos destacan Bosal, DBW, Tenneco, Turbo Kit y Faurecia.
Sin embargo, la joya de la corona en la fábrica es su máquina de corte por láser, una aparato con la última tecnología que permite trabajar a gran velocidad y con alta precisión diferentes tipos de materiales como hierro, acero, cobre o latón. "Siempre hemos apostado por la innovación y esta máquina nos permite entrar en otros sectores al poder trabajar diferentes materiales", asegura Orta.
Ahora la empresa se encuentra inmersa en pleno proceso de diversificación. "El sector del automóvil se encuentra en un momento de volatilidad, incertidumbre, ambigüedad y complejidad. Hay dos problemas: el coche eléctrico y la situación política que hay y que conlleva a que el sector ahora se esté replegando. De hecho, este mes de julio la venta de vehículos volvió a bajar un 11%", advierte el empresario que puntualiza que, aunque el eléctricos es ya una realidad, todavía no tiene la infraestructura necesaria.
"Estamos inmersos en una cuarta revolución industrial, pero no de fabricación sino de mentalidad. Actualmente para la gente joven el coche no es algo importante. Cuando cumplí los 18 años casi lo primero que hice fue sacarme el carné, pero ahora tienen otras prioridades y cuentan con otros medios para desplazarse como el coche compartido", explica. Esta contexto afecta directamente a la compañía que, de momento, no ha notado la bajada de producción, aunque prevé que el último semestre de este año sea "complicado" ante la caída de las ventas de las matriculaciones. "Esta situación afectará no solo a los constructores de vehículos sino a todos sus proveedores".
Esta circunstancia ha sido la que les llevó hace unos meses a tomar la decisión de explorar nuevos mercados como el agrícola y el mueble y ahora emprende una nueva aventura: adentrarse en la construcción, pero sin olvidar su ADN. "Nuestros inicios fueron el automóvil y tenemos que seguir, pero eso no quita para que nos diversifiquemos para asegurar la continuidad de la empresa y sus trabajadores. Estamos en este camino en un momento en el que la compañía tiene músculo financiero aprovechando la tecnología y conocimientos que tenemos del sector automóvil", apunta.
Por el momento, ya trabaja con dos empresas del mueble en la fabricación de soporte de mesas, sillones y diferentes componentes. Todo ello, gracias al uso de su máquina láser que les permite el corte y la forma deseada por sus clientes abaratando costes por la rapidez de la producción. En cambio, su irrupción en el campo está siendo más lenta debido a que "el sector agrícola es más complicado porque la tecnología y la innovación todavía no ha llegado", afirma. Pero Orta no tira la toalla: "Estamos haciendo incursiones para trabajar en él". Su objetivo es fabricar puntales en invernaderos y para las viñas. También entrarán en el sector ferroviario para la creación de los marcos de las ventanas de los trenes AVE.
Su último proyecto es el desarrollo de una línea de tubos de acero inoxidable pensados tanto para la construcción de edificios como para zonas con fuerte radiación solar e influencia de otros agentes corrosivos como la sal o la lluvia. Las ventajas que ofrecen estas piezas es su alta resistencia y su vida útil más longeva que otros materiales actualmente utilizados, lo que permitirá en el medio y largo plazo reducir los costes de mantenimiento de las instalaciones.
De hecho, ya cuentan con un pedido de 212 unidades de tubos para hacer casa modulares, viviendas fabricadas íntegramente en fábricas para, después, ser trasladarlas hasta su lugar de emplazamiento. El proceso de construcción se divide en varias etapas y la idea es utilizar estas piezas en las plataformas donde se construyen los baños de estas casas prefabricadas.
Pese a las buenas cifras de la empresa, uno de los problemas que detecta Orta en el sector industrial es la captación y retención del talento. "Cada día es más complicado encontrar determinados perfiles. Las universidades forman grandes ingenieros o directores de Recursos Humanos, pero después somos las empresas las que tenemos que seguir formando para que aporten valor", indica. Otra cuestión en la que hace especial hincapié es potenciar la Formación Profesional. "Necesitamos gente que haga moldes, torneros, fresadores, moldistas. Hay muchos universitarios y poca mano de obra especializada. El talento que hoy en día necesitan las empresas es complicado encontrarlo en las universidades. Lo importante en una empresa son las personas. Como decía mi padre las empresas no son los nombres, sino los hombres", asegura.
De cara al cierre de este ejercicio, su previsión es mantenerse en niveles similares de facturación que los del pasado ejercicio que fueron de 8,5 millones de euros. Ya en el largo plazo su intención es consolidarse en los mercados del mueble y el agrario y coger con fuerza la ola de la construcción.