No, no voy a hablar de Greta Thunberg y de su ascenso a los cielos mediáticos. Pero si sirve de algo, al menos para despertar a una juventud adormecida, bendita sea. Leo la prensa nacional en tarde de domingo post-puente y parece que estemos en plenas vacaciones estivales. En domingo no pasa nada. Pero no es verdad. Es cuando deberían contarnos todo lo que pasa, porque hay tiempo para leer más allá de un tweet.
No nos damos cuenta, pero la generación mitad analógica y mitad digital, hemos asistido a un proceso revolucionario que ha implicado un cambio de chip en todas las esferas: físicas, psicológicas, sentimentales, vitales… Ha sido como pasar de la vida real a la imaginaria. Porque nos hacen vivir una realidad virtual en la que desconocemos quién está al otro lado.
El género masculino es el que se siente más cómodo en el terreno online. Menos comprometido. Mientras que la mujeres, más escépticas, preferimos ver, oler, tocar…, como Santo Tomás. La única ventaja que le vemos al mundo digital es que es más higiénico, en términos físico/químicos, aunque más perverso en la realidad.
Hoy los jóvenes cortan sus relaciones sentimentales por whatsapp. Tal vez es así como las comenzaron o, peor aún, a través de alguna diabólica red social que minimiza a la persona hasta la mínima expresión de una foto o un número importante de “likes". Así es como se adquiere popularidad entre la gente joven y menos joven. A ello se reducen las relaciones sociales hoy en día…
Y mientras parece que vivimos una vida digital plena, el mundo off-line golpea a la puerta de la realidad de la forma más cruel. Hoy hay que pedir permiso para realizar una llamada de teléfono y hasta parece que estás molestando, cuando lo que quieres es comunicar, comunicarte, expresar, expresarte, informar, hablar, gritar, llorar… Porque los sentimientos y las emociones no se sienten entre líneas, se transmiten con la palabra, el tono, el quejido, la risa…
Comunicar, en este mundo hiperconectado, parece que es delito o que se haya convertido en peligroso. Esta semana los ciudadanos de Malta han salido a la calle para reclamar justicia por el asesinato en 2017 de una periodista que investigaba una trama de corrupción en el Gobierno relacionada con los “papeles de Panamá”. El coche de Daphne Caruana Galizia explotó cuando salía de su casa una mañana de octubre. Malta es una pequeña isla en el Mediterráneo, ex colonia británica y destino turístico donde los estudiantes van a aprender inglés. Malta es un país miembro de la Unión Europea, de la civilizada, democrática y segura Europa.
La presidenta de la Comisión Europea, Ursula van der Leyen, ha pedido una investigación “independiente y exhaustiva” sobre el caso, después de que un testigo de cargo implicara al gobierno maltés. La dimisión del jefe de gabinete del Presidente y la propia dimisión pospuesta hasta enero del Primer Ministro, Joseph Muscat, han llegado hasta Bruselas. Una delegación, formada por siete eurodiputados, viajaron hasta la capital, La Valeta, para recabar información oficial de la investigación que la justicia maltesa abrió sobre el asesinato. Antes de morir, Caruana dejó escrito: “Hay criminales allá donde miras. La situación es desesperada”. La delegación parlamentaria ha dicho: "Malta es parte de Europa. Lo que pasa en Malta afecta a Europa”
“The rule of law”, el imperio de la ley, se ha puesto en entredicho en el continente que vio nacer los derechos humanos. La democracia está en peligro cuando comunicar es tan peligroso como ir a la guerra. En México están matando periodistas, aquí también. Y parece que debamos pedir permiso para hablar… Ayer se celebró el Día Internacional contra la Corrupción, si es que sirve de algo.