VALÈNCIA. Más de 12 horas de debate en el Congreso este sábado sirvieron para clarificar las posiciones de las distintas fuerzas políticas de cara a la investidura del candidato socialista, Pedro Sánchez, que apunta a rubricarse este martes toda vez que, en la primera votación de hoy, el líder del PSOE no alcanzará los 176 diputados necesarios que implican la mayoría absoluta.
En el aspecto aritmético, la jornada fue dulce para los socialistas aunque sufrieron algunos tropiezos. En el capítulo de buenas noticias para los del puño y la rosa, antes de mediodía, se confirmaba que ERC mantendría su abstención tras decidirlo así la cúpula republicana que se había reunido de forma extraordinaria tras la resolución de la Junta Electoral Central (JEC) que afecta a Oriol Junqueras y a Quim Torra.
No obstante, se encontró con la sorpresa del anuncio de la diputada de Coalición Canaria, Ana Oramas, quien manifestó que votaría en contra pese a que la dirección del partido había acordado la abstención. De esta manera, la parlamentaria se unía al representante del Partido Regionalista Cántabro (PRC), José María Mazón; que había acariciado la abstención en los últimos días. En ambos casos, la causa esgrimida fue el pacto de Sánchez con ERC.
Una situación que ajusta más la votación del martes, puesto que el candidato socialista contaría con 167 síes a favor por 165 en contra; lo que vendría a significar que un solo cambio de voto -afirmativo a negativo- o dos abstenciones -o ausencias- de síes el martes, haría fracasar la investidura de Sánchez.
En cuanto al debate en sí; la mayor parte de las 12 horas de sesión giraron en torno a Cataluña. En la parte matutina, se vieron los ataques más crudos entre el candidato socialista y los líderes de PP y Vox, Pablo Casado y Santiago Abascal. El debate de mayor nivel pudo apreciarse entre los dos máximos responsables de los grandes partidos: Casado tejió un discurso agresivo y en muchos puntos certero ante un Sánchez que se mantuvo fresco en la defensa.
La situación en Cataluña fue el eje de la batalla entre ambos, algo que no cambió con la entrada de Abascal; quien no estuvo tan inspirado como Casado y combinó algún ataque afortunado con varias ideas fácilmente rebatibles para Sánchez.
Tuvo que llegar la participación del diputado de Compromís, Joan Baldoví, enclavado en la sesión de la tarde para que se tocara algún asunto de la agenda valenciana. De hecho, en el discurso matinal Sánchez se había limitado a mencionar la necesidad de una reforma del sistema de financiación "sin dilación".
Un punto en el que ahondó el parlamentario de la coalición valencianista, quien celebró el acuerdo alcanzado con el PSOE por el que en los ocho primeros meses de la legislatura se pondrá sobre la mesa una propuesta para la citada reforma, además de la promesa del pago por parte del Estado del 50% del coste de la dependencia, tal y como figura en la ley. Estas cuestiones, además de otras peticiones relacionadas con las inversiones, mostraron a un Baldoví casi eufórico con el logro.
"Es la primera vez que un partido valenciano consigue firmar un acuerdo para que la agenda de la Comunitat esté presente en el gobierno", aseguró, para manifestar su convencimiento de que la investidura saldrá adelante y ofrecer en la trona un sobre de tila a la bancada conservador: "Es un remedio tradicional. Tomen más tila y menos napalm por la mañana", aconsejó irónicamente.
Una postura que agradeció Sánchez, quien aseguró que el Pacto del Botànic -formado por PSPV, Compromís y Unidas Podemos- es una "inspiración" para el gobierno de coalición que tienen por delante como ya lo fue cuando accedió al poder tras la moción de censura como en la universalización de la sanidad gratuita o la reversión de las concesiones.
Un pequeño respiro para el candidato del PSOE, que volvió a sumergirse en el debate sobre Cataluña primero con Gabriel Rufián (ERC), quien fue muy duro inicialmente con Sánchez al recordarle posiciones pasadas, e Inés Arrimadas (Ciudadanos), quien se mostró incisiva e hilvanó un discurso desacomplejado que, no obstante, el líder del PSOE pudo defender con solvencia recordando los malos resultados de la formación naranja.
Más de 12 horas de sesión que conducirá a una votación este domingo que Sánchez perderá, pero que puso la primera piedra para que el martes sea investido en segunda ronda. Eso sí, lo hará con apoyos muy limitados y dependiendo de cómo pueda avanzar la relación con Cataluña y, especialmente, con ERC, con quien se comprometió en el Congreso para la mesa de negociación entre gobierno central y autonómico. El hecho que más soliviantó a las formaciones conservadoras de la Cámara Baja.