Cómo ser un adulto de provecho, recetas de merluza en salsa verde, retos virales, trucos para mejorar en Fortnite, tutoriales de maquillaje, fragmentos de Juego de Tronos…En la jungla audiovisual de Youtube es posible encontrar fauna de todo tipo de pelaje. Incluso literatura. En este último caso, de hecho, la plataforma digital cuenta con una comunidad específica de creadores de contenido relacionados con el mundo del libro. Son los ‘booktubers’: bibliófilos empedernidos que dedican sus vídeos a hablar de aquellas obras y autores que aman o detestan. Un fenómeno nacido en Estados Unidos y que ha hundido sus raíces en el territorio valenciano con un buen puñado de figuras de referencia. Prescriben títulos, sí, pero también participan en juegos y retos temáticos que hacen de sus espacios algo más que un listado de personalísimas filias y fobias. Rápido, saquen su libreta de expresiones para sobrevivir a la vida moderna y apunten: ‘haul’, ‘wrap up’, ‘tag challenge’ y ‘unboxing’ son algunos de los términos que necesitan dominar si desean explorar estos rincones 2.0 que encuentran en la palabra su razón de ser.
Empecemos por el principio. Levantarse una mañana, preparar el café y tomar la decisión de hacerse ‘booktuber’. “La verdad es que necesitaba compartir con el mundo lo que leía, nadie a mi alrededor es de leer, así que al ver que mediante Youtube podía hablar de libros, me lancé”, explica la valenciana Yolanda Mondéjar, creadora del canal Lectora de 1994. Por su parte, Rolly Haacht se estrenó en estos menesteres en 2015: “Maldije no haber descubierto antes esa plataforma donde la gente hablaba sobre lo que leía y también que no existiera algo así cuando iba al instituto, porque me habría apuntado de cabeza”.
En el caso de nuestro territorio, el fenómeno ‘booktuber’ cuenta con otra derivada: la de creadores que han decidido lanzar un canal confeccionado en valenciano. Una manera de normalizar el uso de la lengua en todas las situaciones y entornos. “Hacía tiempo que seguía a ‘booktubers’ y me gustaba el formato. Uno de ellos, Sebas G. Mouret, se abrió un canal en gallego y en los comentarios vi que mucha gente explicaba que no se atrevían a lanzar un canal que no fuera en castellano. De hecho, en el momento en que abrí mi canal no había ningún canal en valenciano sobre libros, era un vacío que había que llenar. Además, como profesora, pensé que los videos me servirían de material adicional para mis alumnos. El valenciano es mi lengua materna y las lenguas, todas, valen para todos los ámbitos de la vida”, señala la pionera Amaia Crespo, creadora de Paper i Píxels, canal con reseñas de El cuaderno de Nippur, o La mano invisible.
Como indica su creadora, La prestatgeria de Marta nació siguiendo, precisamente, la estela de Paper i píxels: “consumía Booktube en otros idiomas, pero no encontraba en valenciano salvo algún catalán y a Amaia Crespo. El hecho que no hubiera en valenciano suponía, por una parte, que no se gastaba la lengua y, por otra, que no se hablaba de las editoriales o de los autores valencianohablantes”. En este sentido, la joven considera que “el mero hecho de crear contenido audiovisual en Internet en valenciano ya es bastante rompedor. El otro día, en la presentación de Valentúbers, una revista sobre ‘youtubers’ valencianohablantes, se comentó que el valenciano está presente en Internet mucho más por escrito: hace falta oralidad. Además, así se da espacio a un sector editorial que no ha penetrado mucho en YouTube”, añade Marta Meneu-Borja, quien además acaba de estrenarse como novelista con El senyal (Bromera).
Y como sucede con muchos otros fenómenos que surgen de forma espontánea, el universo ‘booktube’ made in València se encuentra en pleno proceso de institucionalización “muchos centros escolares y bibliotecas públicas están comenzando a utilizar este recurso para potenciar la lectura y lo cierto es que está funcionando muy bien”, señala Gemma Lluch, investigadora de la Universitat de València y miembro de la Estructura de Investigación Interdisciplinar en Lectura –ERI. Precisamente en las próximas jornadas de este grupo, que tendrán lugar el 18 y 19 de octubre, se presentarán los resultados del proyecto ‘Booktubers’ intrépidos, en el que un grupo de jóvenes con discapacidad intelectual se han convertido en prescriptores literarios.
“El objetivo de nuestro programa es la mejora de la comprensión narrativa en chavales de 17 a 24 años con un nivel de lectura bajo, pero con intereses adultos. En ese contexto, pensamos que sería interesante motivarles en la lectura proponiéndoles compartir sus experiencias en Youtube”, apunta Inmaculada Fajardo, una de las responsables de la iniciativa. “La lectura a menudo es una actividad solitaria y si tienes dificultades con ella, tiendes a evitarla, pero comunicar sus opiniones mediante las nuevas tecnologías supone un incentivo enorme para ellos”, señala la investigadora. Durante el proceso, además de estudiar cómo diseccionar un texto y transmitir la información a terceros, también observaron a otros ‘booktubers’ para tomar ideas e inspirarse.
En medio de esa selva de vídeos que puebla Youtube, se entremezclan canales con cifras apabullantes de visionados y otros que apenas logran despegar. “El éxito depende de muchos factores, hay canales con contenidos geniales, originales y con mucho trabajo detrás que no tienen un número de seguidores que se corresponda con su calidad y dedicación porque no tienen la misma difusión que otros. Puntos fijos tienen que ser la constancia al publicar contenido y tener en mente a quién va dirigido el canal”, indica Crespo. Por su parte, Mondéjar considera que hay tres claves: “Pasión, dedicación y sinceridad”. “Un canal es parte de tu vida, si no estás dispuesto a entregarle cariño no lo hagas. Hay gente que ha empezado en esto para conseguir cosas gratis y luego lo ha dejado. Te debes a quienes te ven, ellos son los que te ayudan a ser exitosa”, señala.
Para Lluch, una característica indispensable a la hora de asegurar la buena acogida de un canal reside en que el ‘booktuber’ “sea capaz de construir su propia marca personal”. Sus creadores de referencia en este campo son “gente muy preparada, buenos lectores y sinceros: hablan de las lecturas que a ellos les gustan, no pretenden ser expertos. Son personas que saben comunicar, ponerse en el lugar del otro y que tratan a la gente joven con respeto. Además, comparten ideas y tienen unas normas de cortesía en la comunicación virtual de las que muchos adultos carecen”, apunta la investigadora.
Con estilos, personalidades, y opiniones literarias muy diversas, todas las booktubers consultadas coinciden en una constante: vivir de sus canales resulta una quimera. “Para mí Youtube es un proyecto personal. No vivo de ello, aunque en los últimos meses sí que me llegan propuestas para hacer vídeos patrocinados que no puedo aceptar porque mi trabajo ocupa demasiadas horas”, señala Isa RT, cuyo canal de nombre homónimo acumula más de 43.000 suscriptores. “Si lo tomara como un trabajo sé que me estresaría mucho y acabaría odiándolo. Esto es mi forma de escapar de la realidad y del mundo”, apunta Mondéjar, quien ha reseñado libros como Sin Corazón, Despierta, Cuervo e Hijas de las sombras. Por su parte, Marta recuerda que “es extremadamente complicado ganar dinero en Internet utilizando el valenciano y encima hablando sobre literatura”. En cuanto a Rolly Haacht, admite que en una época sí trató de concentrar sus esfuerzos en su canal “para poder considerarlo algún día trabajo, pero actualmente lo tengo enfocado como un hobbie por falta de tiempo. Sin embargo, disfruto mucho de esta situación, porque cuando subo contenido lo hago con verdadera pasión”.
Y si hablamos de ‘booktubers’, se impone también hablar de su audiencia, de esos espectadores anónimos que consumen con asiduidad videos impregnados de literatura. En el caso de Amaia Crespo, su público está formado tanto por lectores asiduos como por “gente que quiere aficionarse a la lectura, familias que buscan recomendaciones para sus hijos o profesorado que busca libros para el alumnado. Voy hablando de los libros que me han gustado: teatro, novelas, álbumes ilustrados, literatura juvenil e infantil”. “Mi público son mayoritariamente mujeres a partir de los 25 o 30 años. Siempre digo que mi canal es para gente adulta a pesar de que a veces lleguen niños”, subraya Isa RT, quien cuenta con vídeos temáticos como Libros para leer en un día, Películas que superan a los libros o Manías lectoras. “Como el canal lo creé a partir de mi carencia como espectadora, en un principio estaba hecho para mí. Es decir, me preguntaba qué me gustaba ver a mí”, apunta Marta, quien reivindica que se necesita una comunidad de ‘booktubers’ más numerosa que fomente la diversidad de recomendaciones.
Y, llegamos a la madre del cordero: leer como si no hubiera un mañana. El Barómetro de Hábitos de Lectura y Compra de Libros 2018 elaborado por Cegal señalaba que los individuos de entre 14 y 24 años constituyen el grupo de población adulta más lectora. Toca, pues, plantearse qué papel juega el fenómeno ‘booktuber’ en eso de potenciar lectura entre las nuevas generaciones, es decir, entre el público que devora Youtube. “Creo que el tópico que dice que los jóvenes no leemos es absolutamente falso. Hay datos que lo demuestran. Los jóvenes leemos, y lo hacemos en papel. Aun así, como nuestra generación es la de las pantallas y las nuevas tecnologías, hemos sabido complementar la lectura en papel con las nuevas tecnologías como foros, clubes de lectura o prescripciones. Pienso que ‘booktube’ es un ejemplo sobre como las nuevas tecnologías, con un buen uso, pueden convertirse en una herramienta muy útil” apunta Marta. Florescència, Serotonina y Doppler son algunos de los títulos que ha reseñado hasta ahora.
“Siempre he pensado que los jóvenes leen mucho más de lo que se suele creer. Otra cosa es que tengan conversaciones sobre libros que han leído del mismo modo que comentan una serie, una película o un partido de fútbol, que leer tenga la misma consideración”, considera la responsable de Paper i Píxels. “Se ha creado una comunidad muy bonita que está en constante crecimiento- reflexiona Rolly Haacht-. Me gusta pensar que los jóvenes pueden sentirse arropados por esto, porque yo daría lo que fuese por volver al pasado y descubrirlo mucho antes. Compartir lecturas nunca había estado tan alcance de todos los lectores. ¿Y qué es lo que más nos gusta hacer a los lectores cuando terminamos una novela? ¡Hablar sobre ella!”,
Por su parte, Yolanda Mondéjar se muestra algo más cauta: “los ‘booktubers’ están ayudando a que la literatura cobre importancia, no obstante, todo depende de la educación en el hogar y el colegio. Me gustaría que los jóvenes leyeran más en papel que en el móvil, pero al menos leen”. Un recelo que también muestra Isa RT: “habría que plantearse de qué manera se está acercando a los jóvenes a la lectura. Tengo una cruzada personal contra los libros que asientan estereotipos y normalizan relaciones dónde claramente hay violencia machista. Por eso, de vez en cuando vuelvo a la literatura juvenil romántica que las niñas están consumiendo masivamente, porque me parece importante que los adultos sepan lo que pueden estar leyendo sus hijas y que clase de ideas están metiendo esas historias en sus cabezas”.
Ya lo saben, su próximo libro favorito puede estar a solamente un vídeo de Youtube de distancia.