AL OTRO LADO DE LA COLINA / OPINIÓN

Otra victoria de Trump

Las cosas son como son, y no como nos gustarían que fuesen, o como parecen, porque la realidad es muy terca, también en Estados Unidos

19/09/2020 - 

Nos encontramos a seis semanas de unas elecciones históricas en los USA, para los candidatos todas lo son, pero estas, los son especialmente para todo el mundo, por el momento histórico que vivimos, siendo la Tierra de la Libertad, la principal potencia del planeta (por el momento), y líder de las democracias, mas que les pese a muchos.

Me habrán leído en anteriores ocasiones, comentarles como estamos en un momento disruptivo, en un cambio de ciclo, y esta semana pasada el Deutsche Bank (DB) a través de su equipo de investigadores, encabezados por Jim Reid, nos habla de ello, aunque con un título tendencioso, “La Era del Desorden”, tras un súper ciclo de 40 años de Globalización. Y lo tendencioso lo digo porque eso del desorden transmite una idea de que se va hacia una trastorno, confusión o un periodo de anarquía internacional, y pudiera ocurrir que es todo lo contrario.

Si existe una característica de la Globalización, desde una perspectiva sobre todo económica, es la desregulación del sistema de relaciones interestatales previa (con el procesado presidente demócrata USA Bill Clinton como impulsor, al derogar en 1999 la ley de 1933 de Glass-Steagall), provocando una situación del todo vale, muy dado a producir burbujas especulativas, e imponiendo la ley del más fuerte. Así hemos visto retroceder los Estados del Bienestar en Occidente, la paulatina desaparición de la clase media o el empobrecimiento  de la clase proletaria, incrementándose las rentas de Capital y disminuyendo las de Trabajo. Por eso aparecen los llamados populismos de derechas, complejos movimientos liberal-conservadores que pretenden liberarse de las cadenas de lo políticamente correcto, sobre todo en países anglosajones; o los populismos de izquierda, donde se integran comunistas, ecologistas y movimientos aparentemente inclusivos, ya sea por sexo, genero o raza, que al final segregan más que incorporan, principalmente en países de cultura Mediterránea.

Lo que parece que puede comenzar, es una nueva era donde se vuelven a reconfigurar las relaciones internacionales, dando importancia a los Estados, o grupos de ellos, una especie de renacionalización, siendo un ejemplo de ello Donald Trump. El presidente norteamericano ha huido de realizar acuerdos y tratos en foros internacionales multilaterales, y ha estado más cómodo en negociaciones bilaterales. Por cierto en ese estudio del DB, sobre el advenimiento de una nueva era, se trata como una de sus características el enfrentamiento, de una forma u otra, entre los Estados Unidos y la China comunista de Xi Jinping, utilizando la terminología de Samuel Huntington, del “Choque de Civilizaciones”.

Y es en ese entorno del bilateralismo, donde Trump ha conseguido su última victoria, esta vez en el Oriente Medio, donde otros presidentes USA han fracasado, y eso que Barack Hussein Obama II, el premio Nobel de la Paz simplemente por sus deseos de acabar con las armas nucleares (SIC), hizo lo posible e imposible por lograrlo, y lo único que consiguió fue permitir en parte, o por lo menos no intentar impedir, el caos de las Primaveras Árabes, o la guerra de Libia, y hasta que no se produjo el degollamiento del periodista James Foley, no intervino contra el terrorismo del Estado Islámico.

El triunfo se ha concretado en los llamados acuerdos de Abraham, firmados esta semana en Washington, en los jardines de La Casa Blanca, y como no, en presencia del presidente Trump, en los que los Emiratos Árabes Unidos (EAU) y el Reino de Bahrein han reconocido al Estado de Israel. Este es un inmenso logro, pues sólo (y de esto hace ya décadas) Egipto y Jordania, lo habían reconocido hasta ahora, tras el posicionamiento de la Liga Árabe en aquella resolución de Jartum de 1967, con sus tres NOES contra Israel, “no a la paz con Israel, no al reconocimiento del Estado de Israel y no a las negociaciones con Israel”; advirtiendo Trump, además, que existen cinco o seis países árabes más, a punto de reconocer también a Israel, para así ir logrando el fin de aislamiento del país hebreo por parte del mundo musulmán.

Este logro viene después de años de esfuerzos e intentos de paz en Oriente Medio, el último fue, a principios de este año, con "el Acuerdo del Siglo" del propio Trump, donde se preveía la creación de un Estado palestino, con capital en Jerusalén Este, con una inversión de 50.000 millones de dólares en este nuevo Estado, que hubiera podido crear un millón de puestos de trabajo para palestinos, reducir su pobreza a la mitad y duplicar su PIB. Por su parte, Israel incorporaría el Valle del Jordán, para así tener una frontera oriental permanente que les de seguridad, tendría además el control de los asentamientos israelíes en Cisjordania, y la capitalidad de Jerusalén. Como muy bien saben ustedes este acuerdo fracasó, por rechazo de los musulmanes.

Ahora en cambio el planteamiento ha sido muy distinto, la cuestión palestina, ejemplo de problema irresoluble en muchas Escuelas de Negocios con su Método del Caso, se ha obviado, era la gran incógnita del problema del Oriente Medio, pues, como ya les he dicho en anteriores ocasiones, no es una historia de buenos y malos, es una historia de la supervivencia de dos pueblos, el de Israel y el Palestino, que quieren ocupar un mismo espacio; y muchas veces estos últimos, han sido utilizados como carne de cañón de otras causas árabes. Ahora la aproximación a la paz ha sido individualizada, mediante procesos bilaterales, huyendo del multilateralismo; además la amenaza del expansionismo de los ayatollahs iraníes, sobre sus vecinos del otro lado del golfo Pérsico (entre los que se incluyen los firmantes del acuerdo), ha ayudado a que los acuerdos de Abraham se produzcan, dada la enemistad de Irán contra Israel, ya saben el viejo adagio, el enemigo de mi enemigo es mi amigo, y existe un enfrentamiento regional a muerte entre los chiíes (Irán) y los suníes (Arabia Saudí); y los EAU y Bahrein forman parte del grupo suní.

También ha ayudado bastante al acuerdo, acciones de Diplomacia de la Defensa, como las realizadas por los USA, al querer los EAU (pare hacer frente a la amenaza iraní), adquirir cazas de combate furtivos americanos F-35 de 5ª generación, cosa que si los Emiratos no estuvieran en paz con Israel (aliado y protegido de los norteamericanos), lo que implica su reconocimiento, iba a ser prácticamente imposible. Este acercamiento, parece ser, que ha sido gracias al liderazgo en política exterior de los EAU del Principe Heredero Mohamed bin Zayed.

Por su parte, el Reino de Bahrein, que también siente la amenaza de su vecino del norte iraní (chií), tiene otro fuerte motivo para buscar apoyos externos, pues en el pais existe una mayoría chií, frente a la minoría suní que gobierna; de hecho en alguna ocasión han intervenido unidades militares sauditas (suníes) para poner orden en el pequeño país. Y que mejor seguro, que contar con una base aeronaval norteamericana (uno de los enemigos de Irán) donde se aloja la Quinta Flota de la US Navy, por lo que en este caso la Diplomacia de la Defensa, o uso de las Fuerzas Armadas en la Política Exterior, también ha ayudado para alcanzar la Paz. 

Así pueden ustedes comprobar, que a pesar de los pesares de la prensa global, y del pensamiento único de lo políticamente correcto, el presidente Trump ha logrado una nueva victoria, en su haber político, por muy excéntrico, y showman que sea. Y como siga así, paso a paso, puede hasta lograr la victoria final el 3 de noviembre, y renovar su presidencia para un segundo mandato, será histórico ver la cara que se le quedará a muchos, no sólo a Joe Biden.

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