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Pablo Messiez estrena un homenaje a Chéjov punteado de canciones en directo

El dramaturgo argentino está preparando la dramaturgia de la próxima gira de Sílvia Pérez Cruz

12/02/2020 - 

 VALÈNCIA. Todos, en diferentes etapas de nuestras vidas, nos hemos obsesionado con canciones que hemos querido dar a conocer a pareja, familia y amigos. Pero el dramaturgo Pablo Messiez lo ha llevado al extremo. En su nueva obra comparte sus favoritas con miles de personas. Este altavoz a su entusiasmo musical lleva por título Las canciones y se inspira en personajes y situaciones de la obra de Anton Chéjov.

En concreto, toma la estructura de Las tres hermanas y circunstancias de los protagonistas de Tío Vania, La gaviota e Ivanov. El homenaje al autor ruso está puntuado por una veintena de canciones de, entre otros, Liza Minnelli, Dalida, Cecilia Bartoli, Jacques Brel y Tom Waits.

“Esto es un sueño realizado. Yo siempre he sido de poner canciones a mis seres queridos, y ahora tengo a un público entero escuchándolas”, se congratula el director argentino, que revela que uno de los temas que más emoción despierta en el patio de butacas es el lied de Richard Strauss Morgen!.

La canción lírica suena en su totalidad. E, invariablemente, al terminar, Messiez asegura que la atmósfera de la sala cambia: “Es muy conmovedor. Un grupo de personas que no se conoce de nada vive un acto en comunión que consiste en tres minutos de escucha compartida, y es palpable que después, el aire ya es distinto”.

El próximo teatro en el que se vivirá esta experiencia conjunta es El Musical, donde la obra está programada este fin de semana, 14 y 15 de febrero. El 28 visitará el Teatro Circo Murcia, y el 1 de marzo, el Teatre Principal de Castelló.

© Vanessa Rabade.

Escucha activa

La originalidad de la propuesta se ve reforzada por la escenografía, que imita una caja de música en la que actúan, cantan y bailan los siete actores protagonistas. “Quería que fuera un espacio dedicado específicamente a la escucha”, explica el dramaturgo, que desde el principio quiso poner el foco en el sentido del oído a diferencia de la tónica habitual en el teatro, donde todo gira en torno a la mirada.

Tanto es así, que hay momentos en los que se invita al espectador a cerrar los ojos si lo desea. La sugerencia viene sobreimpresa en la pantalla al fondo del escenario. Otro elemento rompedor en la puesta en escena.

“Como quería que las letras de las canciones se entendieran, pusimos subtítulos. Hubiera sido tonto utilizar ese lenguaje abierto tan solo para eso, así que lo convertimos en otro personaje: una voz narradora que comenta, te cuenta detalles de los autores y te hace sugerencias, como que en la pausa puedes marcharte. Narrativamente le hace mucho bien a la obra”, se explaya Messiez.

© Vanessa Rabade.

Primeras veces

El tributo a Chéjov tiene mucho que ver con su experiencia como espectador de teatro. Durante la adolescencia vio Las tres hermanas en Buenos Aires, y le impactó de tal modo que decidió que su vocación eran las artes escénicas.

Su devoción a esta obra se acentuó cuando protagonizó a principios de este siglo una versión de Daniel Veronese titulada Un hombre que se ahoga.

La gira de aquella pieza lo llevó de viaje a Nueva York, Japón y Madrid, donde tomó la decisión de instalarse en 2008: “Es una obra importantísima para mí. Me parece inmensa, pero es que además, literalmente, me cambió la vida”.

La propensión a los musicales también le viene de su primer acercamiento al teatro. En Buenos Aires, Messiez frecuentó los musicales de Hugo Midón, todo un referente en el país andino que dio nombre a los Premios Hugo al Teatro Musical.

© Vanessa Rabade.

Rosalía Doolittle

El director, ganador en 2016 de cinco Premios Max por su obra para el Centro Dramático Nacional La piedra oscura, lleva años coqueteando con el formato musical. Las canciones tenían una gran relevancia en la primera obra que dirigió en Madrid, Muda. El año pasado montó el sainete La verbena de la paloma por encargo del Teatro de la Zarzuela, y estrenó su tributo a Nina Simone, La otra mujer, que se puede considerar un musical de pequeño formato. Y ahora está de gira con Las canciones, un híbrido de teatro de texto y musical, mientras prepara Los días felices, de Becket, que Messiez considera un musical sin canciones, y ajusta la dramaturgia de la próxima gira de la cantante Sílvia Pérez Cruz.

“Es una lástima que la gente no se ocupe del ritmo que hay en las palabras. Cuando la cotidianeidad y las lógicas de la tele o el realismo del cine irrumpen en las artes escénicas, hay algo que se está perdiendo, porque el teatro es el lugar donde tiene que aparecer la musicalidad de la palabra. Es maravilloso cuando uno ve trabajos donde, aunque no se toque una sola nota, hay una preocupación por la elección del léxico”, opina el dramaturgo, actor y director.

Messiez está deseando que le encarguen montar un musical de Stephen Sondheim, “pero no como una réplica del West End, sino creado con absoluta libertad”.

Y en sus anhelos va más allá, hace un tiempo que formuló un deseo en Twitter que ahora repite y en el que ahonda en voz alta: “Me encantaría montar My Fair Lady con Rosalía. La partitura es la hostia, está llena de hits, y ella podría hacer algo extraordinario. La obra es súper machista, pero se puede hacer una lectura contemporánea que resultaría muy reveladora”.

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