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LAS PRENDAS TRANSITAN HACIA UN GÉNERO NO BINARIO

Pellicer: moda y poética ante los roles de género

La historia de la moda narra también la asimilación de los estereotipos de género. El terreno no es baldío para la transgresión, pero a pesar de los múltiples intentos en las últimas décadas, la estética de la indumentaria sigue cargada de significados genéricos. Masculinidad y feminidad: pantalón, falda y corbata definen la imagen personal y, por extensión, la cultura estética internacional. Coco Chanel rompió los corsés noucentistas en París, años 50; Francis Montesinos propuso la falda masculina en la València de los 90; Palomo Spain rompe fronteras con sus figurines andróginos. Y ahora, un creador de la generación Z, Gio Pellicer, diseña desde Alicante una línea de prendas para hombre que nacen del romanticismo, de la poesía, y transitan entre la feminidad y el homoerotismo.

18/02/2021 - 

VALÈNCIA. La trasposición sensible de las prendas de un género a otro era un ámbito reservado al arte hasta bien entrado el siglo XX. El artista Marcel Duchamp se convertía en Rrose Sélavy en acciones performativas, y era fotografiado con prendas de mujer por Man Ray. Le gustaba mostrarse con otra identidad a través de la ropa, en una atmósfera en la que lo masculino y lo femenino se fusionaban. Hoy, en una sociedad donde la imagen lo es todo, es más necesario romper cánones y eliminar estereotipos. Así, los intentos de trasposición de tejidos, prendas y maquillajes son el ejercicio habitual para mostrar diversidad desde la moda. Con propuestas inocuas y valientes, los creativos a menudo trascienden a la calle y consolidan tendencias. En otros casos, queda un registro artístico o un editorial de moda transgresora, que igualmente marca nuevos caminos.

El creativo Gio Pellicer (Alicante, 1995) es uno de esos artistas totales, que parten de lo poético para llegar a entender su propia prosa: prendas de género neutral que se nutren de la etnología, recorriendo la historia de la imagen personal. En este caso, la fotografía y el verso libre le acercan a un ámbito tan tachado de frívolo como el de la moda. Con una inspiración en lo natural, en lo biológico, ha creado colecciones de prendas que redibujan al hombre desde un prisma primitivo, naturalista y étnico.

Modelo de Gio Pellicer, en bata

Según explica, “a la hora de diseñar una colección, me centro principalmente en proyectar mi visión; y a través de ella poder crear algo que trascienda y sea relevante. Siempre he estado conectado a la creación, de un modo u otro. He trabajado durante años en la forma de materializar el universo de belleza, sofisticación y rareza que visualizaba en mi mente, que equilibra todas mis disciplinas, y que se materializa en Pellicer”. La rareza lleva indudablemente a lo queer, a la sexualidad disidente a través de una marca que se gestó en una tienda de regalos de Benidorm, y ahora está llegando al mundo a través de editoriales en las revistas de moda más prestigiosas, como Vogue.

Sus diseños de prendas se recrean en lo onírico y lo autóctono. Y de ahí, la aparición de la camisa de seda, los flecos, la chaqueta torera, o el pantalón de talle alto. En su taller, el modelo a vestir es un perfil masculino, cuya sexualidad está latente a través de costuras disociadas de los roles de género. Una nueva barrera franqueada. “Visualizo al hombre como alguien introspectivo, con inquietudes. Sensible, romántico y melancólico. Elegante, y a su vez erótico. Un hombre intelectual, que aprecia cada detalle”, explica Gio Pellicer sobre la visión de su propuesta de moda para exaltar a una nueva masculinidad.

Faldas propuestas por Francis Montesinos en las últimas décadas_

Coco Channel ya lo logró en los felices años 20 del pasado siglo, consiguiendo liberar definitivamente a la mujer del corsé y del luto crónico. Trabajó desde la costura hasta lo conceptual para implantar una marca audaz, iluminada, moderna y empoderada del carácter femenino. Las últimas décadas del siglo XX supusieron una revolución en la sensibilización de los estereotipos masculinos, indagando en la propia historia de las culturas para reconstruir una imagen personal. Un hombre con falda era una propuesta muy habitual en las pasarelas valencianas, con Francis Montesinos a la cabeza. Otras firmas, como Ailanto, David Delfín, Duyos, o Custo Barcelona hicieron lo propio y crearon una atmósfera propicia para los cambios de estereotipos.

Así, la prenda unisex se reformuló con diseñadoras valencianas como Elena Baixauli, que desde 2016 crea prendas unisex, artesanales y atemporales para Cikuta Clothing. Por su parte, la diseñadora Rosa María Castelló, hace más de dos décadas investigó la traslación del kimono japonés a València como bata oriental agénero; al acabarlo con técnicas de patchwork profundizaba en la individualidad y en la diversidad. Más recientemente, Marcos Gamón ha iniciado una trayectoria creativa que parte desde el taller de Juan Vidal, y que también abunda en el concepto con un reformateo queer de prendas que posicionan el blanco y el negro, y que ahora destruyen roles.

Ropa interior estilo Pellicer

Ahora, la firma Pellicer da un paso más, y trastoca los aspectos más esenciales de la identidad a través de la moda. Con prendas mediante las que Gio Pellicer busca “sensaciones románticas, que no temen explorar los límites de la propia masculinidad”. Así, en su colección del invierno de 2020, L’Insecte, rediseña prendas recordando diseños del siglo XVII y XVIII, y recupera ropa interior como los calzoncillos, que reviven el concepto de un taparrabos cosido en un primitivo algodón percal. Trasporta a lo masculino una braga elástica en color nude, con patronajes que respetan la volumetría natural de un cuerpo de hombre. Algo con lo que inevitablemente entra en un juego homoerótico, y al mismo tiempo intenta, como definió en la presentación de la colección, “concebir cada individuo desde la elegancia, el minimalismo a través del brutalismo y encontrar un equilibrio armonioso entre ellos”.

Esto se sumerge de lleno su propuesta de moda en torno al género no binario, en clave de significación estética de la libertad sexual y de visibilización de identidades; en este caso a través de la moda. Gio Pellicer, que es publicista y llegó a la moda de forma autodidacta, califica que la relación entre poesía y moda es clave: “Ambas comparten ese proceso íntimo de creación, de materialización de ideas; y el romanticismo que se crea a través de la construcción y arquitectura de ambas. El poder de seducción, ilusión y deseo. El contraste de fuerzas entre realidad y fantasía”. Un discurso que se aleja mucho de una visión frívola de la estética personal, y que ahora dialoga con cuestiones de imagen pública o de identidad sexual, en torno a la expresión artística y poética.

Para Gio, su propuesta batalla en cuestiones de género y moda: “la batalla no es que esté pendiente de librar, sino de ganar. El vestir es algo que va más allá de la estética y la belleza; es una forma de autoexpresión, de decir quiénes somos, cómo nos sentimos e identificamos; por ello es algo que no debería cuestionarse. Una misma prenda puede ser de hombre, de mujer, o de ambos en función de lo que la diseñadora o diseñador ha querido en el momento de su creación, pero que luego cada persona es libre de hacer con ella lo que quiera”.

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