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En conciencia / OPINIÓN

Preocupaciones de madre, docente y política en la "vuelta al cole"

17/09/2020 - 

Si hay un tema que, en estos momentos, nos tiene en vilo a los españoles ese es el de la vuelta a las aulas. Cada mañana, cuando dejamos a nuestros hijos en las puertas de los colegios, con su mascarillitas y su gel, nos da un vuelco el corazón. Leemos preocupados en prensa el reguero de clases confinadas, cada vez mayor. Y pensamos, “que no me toque, por favor”.

Mientras tanto, en la Congreso los Diputados nos enzarzamos en debates sobre ¿Encuestas del CIS? ¿Miradas lascivas? ¿Cruces? Convendrán conmigo, en medio del desplome económico y del aumento de contagios, que estas cositas son “importantísimas” y  están de plena actualidad (ironía on).

Entre temas tan cruciales para el ciudadano de a pie como los que les he mencionado, este martes en la Cámara Baja se ha colado una propuesta para garantizar una vuelta al colegio segura en todo el territorio.  Algo de cajón.

Vergonzosamente, amparándose en las excusas más peregrinas, toda la bancada que se autodenomina “progresista” ha votado que no. Ya saben: que se organicen las cosas para que nuestros hijos vuelvan con garantías a las aulas, no es progresista. Y, si lo plantea el PP, o alguien que no esté en el grupete de los amigos del Gobierno, menos.

Obviamente, Ciudadanos ha votado sí. Lo habríamos hecho si la hubiera presentado cualquier fuerza política (incluyendo a todas las que ayer se negaron a impulsar una vuelta segura al colegio). Porque, que se articule un plan sanitario, educativo y digital para que todos los niños puedan satisfacer su derecho a la educación en igualdad, nos parece importante. Tan importante que lo llevamos reclamando desde el 13 de abril, con una Proposición no de Ley que presenté yo misma.

Desde entonces, las explicaciones que la ministra ha dado (y que sigue dando) en foros parlamentarios y mediáticos me parecen bochornosas. A los millones de familias que enviamos (con inseguridad) a nuestros hijos a la escuela y que necesitamos certezas y respuestas, nos repite una y otra vez, que ha trabajado mucho (muchísimo), que todo se ha hecho fenomenal, que está controlado, y… que se ha reunido 11 veces con ministros y consejeros. A la luz de los datos y de las evidencias, parece que le ha cundido poco. Poquísimo.

Tal vez la ministra debería salir de las altas esferas y meterse en un chat cualquiera de padres, o de maestros, para enterarse de la realidad. Porque la opinión generalizada (y no hace falta que lo diga el CIS de Tezanos) es que este Gobierno se ha lavado las manos todo lo que ha podido con la educación.

Les dio tiempo a hacerse una foto, sí. Por pelos. El ¡31 de agosto!, cuando el presidente convocó la Conferencia de Presidentes para ¿preparar la vuelta al cole?. Pero han llegado al comienzo de curso tarde y mal. Suspendieron en junio y han repetido suspenso en septiembre. Esa es la realidad.

Dicho esto, quiero aprovechar esta primera columna para lanzar una reflexión colectiva, como madre, profesora y finalmente como política.

Nos estamos jugando la salud y el futuro de nuestros hijos. La gente en la calle, especialmente los padres y aquellos que tenemos familiares de riesgo, estamos muy preocupados.

¿Saben de verdad, como madre, lo que me preocupa? Enviar a mi hijo a un centro inseguro y que se contagie. Me indigna que si, por ejemplo, estudiase en Sevilla, iría al cole con maestros que tienen la PCR hecha. No sé si es la panacea, no sé si es lo necesario o no, pero, ¿por qué allí sí y aquí no, si todos pagamos impuestos?  ¿Inmuniza contra el virus el código postal? Me preocupan más cosas: por ejemplo, que mi niño tenga un buen maestro capaz de adaptarse a estas circunstancias. Quiero que pueda volver al colegio, seguro, pero también feliz y que aproveche el tiempo.

Me agobia que (Dios no lo quiera) le tengan que confinar. Y que no haya plan B. Que no accedamos a una educación remota de calidad. Perdieron mucho en el confinamiento y no quiero por nada del mundo que se quede descolgado. Por cierto, no entiendo cómo no se ha hecho un plan este verano para que los niños recuperen lo perdido.

Como madre que trabajo, también querría tener el amparo de la administración si me tengo que quedar en casa con mi hijo. Que arbitren soluciones, pero ya, que están confinando clases.

No soy original... me preocupa lo que a una madre normal. Si todas y todos pedimos lo mismo, no piensen que nos repetimos, den un giro copernicano a su visión: las preocupaciones de las madres y los padres merecen todo el respeto del mundo.

¿Saben lo que no me preocupa nada en absoluto, como a millones de padres? Pues si la ministra se ha reunido una u once veces. Me aburre que venga aquí a echar culpas a los políticos del banco contrario y que repita machaconamente lo que hizo o dejó de hacer el PP en su momento ¡Que han pasado más de diez años! Me importa un pepino si Marzá presentó antes o después que Imbroda su plan: lo que quiero es que funcionen (los dos). En definitiva: ningún reproche político me da seguridad ni certezas: ni a mí ni a un solo padre o madre en toda España. Ni uno.

Hablo ahora como docente. ¿Como profesora, qué me quita el sueño? Desde luego, ninguna bronca del Congreso. Por cierto, que en la última sesión de control solo una líder nacional (la de Cs) se interesó por la vuelta al cole, en mitad de la trifulca política. En las pocas clases que mantengo, me preocupa contagiarme. A muchos profesores nos inquieta cómo enseñar en las nuevas condiciones.  No es fácil pasar de un día para otro de la enseñanza presencial a la virtual o la híbrida. ¿Qué contenidos hay que priorizar en los distintos escenarios? ¿Cómo tenemos que evaluar para hacerlo justamente?

A muchos profesores nos desasosiega no disponer de herramientas y mecanismos adaptados a este entorno. Y que nuestros alumnos y sus familiares no los tengan tampoco. Y no hablo sólo de un ordenador.

También, con toda honestidad, me agobia, tener que hacer, además de profesora, de enfermera, de cuidadora, de psicóloga... y, encima, cargar con toda la responsabilidad.

Finalmente, como política (que ahora lo soy)  ¿qué me preocupa?

Pues como política, me obsesiona que vivamos en una burbuja ajenos a lo que de verdad le quita el sueño a la gente.

Me desconcierta tener una ministra de educación que se inhibe de sus competencias, que se pone a la defensiva cuando se le tiende la mano y se le exige trabajar. Me preocupa que este Gobierno haya tomado como mantra la descarga de responsabilidad, que no sepa tomar decisiones, que no quiera dialogar...que no diga la verdad. Me indigna sobremanera que, a millones  de ciudadanos que temen por la seguridad de sus hijos, Celaá les responda que lo que les pasa es que “hacen una reflexión muy poco madura del sistema autonómico”. ¿Perdone?

Me avergüenza. Me parece inadmisible. A la comunidad educativa, que teme por su salud y de sus hijos, que no sabe si está aplicando protocolos adecuados, y que está sobreviviendo como mejor puede, este Gobierno no puede responderles con problemas políticos, falacias competenciales y marañas administrativas.

Que el ejecutivo dé lecciones de madurez, a ciudadanos que muestran una paciencia y responsabilidad ejemplar, es un insulto. Y de una soberbia infinita es, también, que Sánchez y sus ministros ignoren y critiquen a la oposición cuando intentamos proponer soluciones.

Desde aquí, quiero pedir a Sánchez y Celáa y a todos gestionan nuestro día a día que por favor, tengan algo de empatía. Que se pongan en lugar de esos niños con mascarillitas, de sus profesores y sus familias, y que incorporen estas y algunas medidas más, para hacerles el día a día más fácil en estas circunstancias tan complejas.

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