CASTELLÓN. Las elecciones andaluzas del pasado 2 de diciembre dejaron un escenario de incertidumbre que a nadie dejó indiferente. La irrupción de Vox en el Parlamento Andaluz con 12 escaños convulsionó el escenario político nacional y en la Comunidad Valenciana extinguió la llama del posible adelanto electoral generando, además, una ola de preocupación en el seno del Consell del Botànic. Tanto, que incluso aquellos comicios se colaron este lunes en el que fue el último discurso de fin de año del president de la Generalitat Valenciana, Ximo Puig, antes de las elecciones autonómicas de mayo de 2019.
Una cita en el calendario que, aunque sin llegar a mencionarla explícitamente, fue el eje central de la intervención del jefe del Consell. Su discurso pivotó entre la reivindicación de la democracia "recuperada" sobre la base del "crecimiento económico" y la "justicia social" y la advertencia de que la conquista de la libertad, la igualdad y el respeto a los demás "no es irreversible". "Valencianos y valencianas, 2019 será un año decisivo", sostuvo el president.
La referencia electoral más evidente, sin lugar a dudas, llegó con la petición a los ciudadanos de renovar el Pacto del Botánico (acuerdo firmado por el Gobierno valenciano actual y Podemos, y que desde el principio se destacó que era un acuerdo también con los ciudadanos) –"contrato social valenciano" en lenguaje eufemístico–. "Os propongo renovar el contrato social valenciano que tenga como meta la creación de empleo, la igualdad de oportunidades y la democracia", expuso Puig.
Una petición a la que siguió una serie de alusiones implícitas al partido que preside Santiago Abascal como la alternativa política a rechazar: "Es fácil caer en la tentación de acudir a respuestas tan simples como equivocadas". "Respuestas que menosprecian nuestra autonomía política o desdeñan el feminismo", añadió.
En este sentido, conviene señalar que uno de los puntos del programa electoral de Vox es la supresión de las 17 autonomías que integran el Estado porque, a juicio de sus dirigentes, "es un lastre insostenible que solo genera déficit y desigualdad para los españoles". Respecto a la segunda afirmación, el partido de ultraderecha rechaza en su programa el aborto libre y gratuito, las listas paritarias en los partidos, y pretende que derogar la ley de violencia de género, entre otras muchas cuestiones.
De hecho, Puig también incluyó a Vox en la enumeración de afirmaciones como esa "respuesta contra la igualdad real de la mujer que ignora el terrorismo machista, que es sin duda el gran combate social de nuestro tiempo".
Con este escenario, el president de la Generalitat aprovechó la bala para celebrar los consensos alcanzados entre los partidos que sustentan el Botànic y que han permitido que la Comunitat Valenciana sea una de las tres autonomías que ha aprobado sus Presupuestos para el próximo ejercicio.
Para ganar enteros frente a un panorama político incierto si Vox tuviera una posición de fuerza en unas futuras elecciones para constituir un gobierno de derechas, Puig hizo referencia al marco de estabilidad alcanzado durante esta legislatura. Así, contrapuso la situación de la Comunitat Valenciana a la que atraviesan otros territorios, como Cataluña. "La estabilidad como un activo que, frente a lo que ocurre por desgracia en otros territorios, nos convierte en referencia. Ahora se nos brinda una gran oportunidad. La oportunidad valenciana de convertirnos en una de las regiones innovadoras, prósperas y dinámicas de Europa", explicó.
De la misma manera, el presidente del Consell no desaprovechó la ocasión para tender la mano a todas formaciones políticas -con un ojo puesto en el escenario al que se puede enfrentar en los próximos comicios de mayo-: "Agradezco a todos los partidos políticos que hayamos conseguido ser un ejemplo de concordia desde el respeto a las diferencias".
Hubo diferencias, sin embargo, respecto a su discurso de otros años. Aunque estuvo presente, el cambio de tono respecto a la principal reivindicación de la agenda valenciana, la reforma del sistema de financiación autonómico, fue significativo.
El año pasado el jefe del Ejecutivo valenciano fue tajante con el Gobierno que presidía Mariano Rajoy. "Debía ser el año en el que se reformase el sistema de financiación tal y como aprobó la Conferencia de Presidentes a propuesta de la Comunidad Valenciana. El Gobierno central dio su palabra a todas las autonomías y la ha incumplido. ¿Cuándo se cumplirá con los valencianos?", se quejó Puig a la vez que demandaba que el cambio de modelo fuera efectivo antes de que se aprobaran las cuentas estatales de 2018.
Sin embargo, este año el president de la Generalitat se limitó a afirmar que la reforma del sistema de financiación era una cuestión "irrenunciable". Un hecho que se justifica con el cambio en la presidencia del Gobierno central que ahora ocupa el socialista Pedro Sánchez.
La magistrada apunta a irregularidades administrativas y al desequilibrio en la distribución del dinero, pero no aprecia ilícito penal