VALÈNCIA. Como ya es tradición, las fuerzas del Consell del Botànic -PSPV, Compromís y Unides Podem- agotaron este jueves los plazos en este caso para la aprobación de los Presupuestos de 2020. La negociación in extremis, el pacto contrarreloj y los órdagos postreros son deporte de riesgo que los partidos que componen el Gobierno valenciano se han acostumbrado a practicar con asiduidad y admirable sangre fría. No lo intenten en sus casas.
Si ya el propio acuerdo del Botànic II se fraguó tras una reunión de urgencia en el Palau de la Generalitat entre Ximo Puig, Mónica Oltra y Rubén Martínez Dalmau, en la misma mañana en la que el presidente debía ser investido como tal, este jueves la rueda de prensa de presentación del proyecto de Presupuestos llegó con dos horas de retraso debido al desacuerdo existente respecto a la procedencia de una partida de 50 millones de euros.
Así, aunque la demora fue justificada por un problema técnico que impedía una modificación de las cuentas, lo cierto es que el retraso se debió al desacuerdo existente entre la Conselleria de Economía que dirige Rafa Climent, de Compromís, y la de Innovación que lidera Carolina Pascual, designada por los socialistas. El motivo: el departamento beneficiario de la mencionada cantidad correspondiente a los Institutos Tecnológicos, que finalmente será controlada por el Instituto Valenciano de Competitividad Empresarial (Ivace), dependiente de Economía, y no irá a parar a Innovación tal y como pretendían Puig y los suyos.
Con ello, el departamento que dirige Carolina Pascual se estrena con un presupuesto de 977 millones de euros pero la inmensa mayoría (825 millones) son la partida destinada a las cinco universidades públicas valencianas que antes salía de la Conselleria de Cultura. El presupuesto para las políticas de innovación quedan, por tanto, reducidas a una cantidad pequeña en relación al gasto en innovación de la Generalitat valenciana, puesto que no solo Economía retiene la partida de los Institutos Tecnológicos, sino que Turismo también continuará controlando su presupuesto de innovación.
Una victoria de Compromís que se produjo tras una escalada de tensión que comenzó en la tarde noche del miércoles. Según distintas fuentes del Ejecutivo, Economía envió su material para la presentación de la rueda de prensa con los 50 millones de euros incluidos en el Ivace, mientras que desde la Conselleria de Hacienda que dirige el socialista Vicent Soler se encargaron de puntualizar que esos fondos irían destinados a Innovación. Esta situación provocó un desacuerdo que no pudo resolverse hasta que cesaron las conversaciones en torno a la 1 de la madrugada.
La disputa continuó -el resto de las cuestiones ya estaban acordadas- ya por la mañana a las puertas de la reunión del Pleno del Consell. El PSPV trató de granjearse sin éxito el apoyo de los otros socios del Botànic II, Unides Podem, en la discusión, y todo terminó en una reunión en la que, según diversas fuentes, participaron Puig, Oltra, Climent y Pascual. La cita se cerró con el mantenimiento de los 50 millones en poder del Ivace pese a la reivindicación de la titular de Innovación, quien según miembros del Ejecutivo se mostró "contrariada" por la decisión final. Un malestar importante por el que incluso algunos temieron que pudiera traducirse en un portazo por parte de Pascual.
Desde el entorno de la consellera aseguraron que será ella quien tenga la responsabilidad de "coordinar las políticas de Innovación" pese a que el montante mencionado se haya quedado finalmente en el Ivace, organismo que dirige Júlia Company. Por otro lado, se incluyeron 250.000 para un convenio de su departamento con la Red de Institutos Tecnológicos de la Comunitat Valenciana (Redit) y 1,7 millones destinados al impulso de Parques Científicos Universitarios. Un pequeño premio de consolación tras no lograr su objetivo de alcanzar la bolsa de ayudas del Ivace.
Tras este episodio, las cuentas pudieron ver la luz en tiempo y forma aunque con un nuevo rifirrafe en el seno del Botànic II que, tal y como ha venido informando Valencia Plaza, ha comenzado la legislatura con una serie ininterrumpida de sobresaltos.
La buena noticia para Puig y sus socios es que, pese a estos conflictos y tensiones, este jueves logró aprobar sus quintos presupuestos consecutivos en el Consell, a falta de que sean validados por Les Corts. Un hecho sin duda relevante en un gobierno de coalición que permite al presidente de la Generalitat mantener relativamente intacto uno de sus principales argumentos de fuerza: la estabilidad. Más aún cuando, finalmente, las cuentas suben un 1,6% respecto al presente ejercicio lo que, sin ser un gran ascenso, significa consolidar el fuerte incremento acometido el año anterior cuando se sellaron unas cuentas expansivas con un crecimiento del 9,9%.