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este fin de semana forman parte de pops Marítims, en la mutant

Rabia, antifascismo y pop corren por la 'Sangre' de Futuro Terror 

9/09/2020 - 

VALÈNCIA. Se han movido de discográfica, también estrenan batería, y seguro que Futuro Terror no son las mismas personas que cuando acabaron de grabar Precipicio (BCore, 2017). Sin embargo, sus canciones no dejan de trasladar la quien las oiga a un lugar común que han ido construyendo a lo largo de ya cuatro discos. Se trata de un lugar frío, solemne, pero en el que, lejos de la sociedad que nos mantiene en silencio y que no quiere escuchar, se puede cantar con rabia. Así lo hace José Pazos, y además, con acierto. Sangre (Humo Internacional, 2020) es el último trabajo de la banda valenciana, que presentarán este fin de semana en el festival Pops Marítims en La Mutant, en el que estarán arropados por Cala Vento, Soledad Vélez o Le Parody, entre otros más.

Sangre es punzante como siempre y suave como nunca, un disco que no supone casi ninguna renuncia para la esencia del grupo y que, sin embargo, sí supone un paso adelante en cortes como Territorio Devastado o Qué hacer. En sus letras, la idea de un sistema decadente y deshumanizador, que sin embargo, no necesita explicarse con grandes ideas, sino que plantean cuestiones casi existencialistas. Pazos atiende a Culturplaza unos minutos para hablar de este nuevo trabajo.

- Siempre habéis dicho que vuestros discos son políticos. En Sangre ponéis directamente a los Kennedy en la portada. ¿Es el más político de todos vuestros trabajos?
- Sí, bueno, es el más explícito en cuanto al contenido político en las letras. No sé si el más político, porque las ideas siempre han estado ahí, pero sí que es un disco más abiertamente antifascista.

- Los Kennedy son un símbolo del progresismo estadounidense pero en las letras siguen apareciendo las referencias soviéticas...
- Los Kennedy son un símbolo de poder, pero además, sobre ellos pesa una cierta idea de maldición y mal rollo. Desde hace mucho tiempo, nos gusta jugar con imágenes de poder para contrastar aquello que cantamos. También hace referencia al propio nombre del grupo: cuando hablamos de "futuro terror" y mostramos a personas que están ancladas en el pasado o cuyo presente nos condena a un futuro peor, les estamos haciendo culpables a ellos.

- ¿Se podría entender la música de Futuro Terror sin ese aura de frialdad?
- Siempre hemos utilizado varios recursos distintos y tal vez este sea nuestro disco más oscuro de todos. Pero en discos anteriores, sí hay canciones luminosas que escapan de ese frío. Cuando yo pienso en el aura de frío por el que me preguntas, me viene a la cabeza una sensación de desasosiego, una cierta preocupación de cara a cómo el capitalismo transforma todo en algo menos humano... Yo relaciono ese frío con la alienación, y creo que hay canciones en otros discos que no hablan de ella. Ahora, en el momento creativo en el que nos encontramos, nos llama más este camino que hemos tomado por esa oscuridad y ese frío.

- Las guitarras y las voces son menos punzantes. Por lo que he leído, entre Precipicio y Sangre, ha habido una profunda reflexión sobre hacia dónde se dirigía (musicalmente) el grupo. ¿Cuál era el planteamiento sobre el que parte este trabajo?
- Lo que ha ocurrido finalmente es que, a la hora de crear el disco, ha habido cierta despreocupación por esos debates y hemos hecho estas canciones un poco sin pensar; directamente, lo que nos ha salido. A la vez, hay algo concreto que cose todas las canciones, y es un sentido estético que responde a aquello que estábamos escuchando entonces. También ha habido un cambio de batería, Óscar Mezquita, que consume una música más parecida a la que escucho yo que Héctor Bardisa... Yo he estado escuchando mucho pop y cada vez menos punk rock, y eso es lo que tengo en la cabeza cuando me pongo a componer. Tal vez sea esa la clave para que hayamos virado hacia ese lugar.

José Pazos. Foto: KIKE TABERNER

- Es complicado siempre hablar de escena musical en València, pero, ¿podríamos decir que Futuro Terror tiene bandas que son primas hermanas, como Mausoleo, La Plata o Alfa Estilo?
- Creo que sí, totalmente. Sobre todo con Típex, también con Mausoleo. Alfa Estilo es una propuesta diferente, pero somos amigos y escuchamos música muy parecida. Yo siempre he sido muy reacio de hablar de "escenas" porque creo que lo que se ha dado es algo menos sólido de lo que pide ese concepto. Pero yo sí creo que ahora en València hay un grupo de personas lo suficientemente amplio y que además se apoyan entre ellos, que permitiría hablar al menos de una proto-escena.

- Contabais al final del recorrido de vuestro anterior trabajo, Precipicio, que el salto mediático y de logística os acabó agobiando un poco. ¿Habéis tomado apuntes y decidido algo de cara a la presentación de Sangre? ¿Empezáis a presentar el disco con ciertos pies de plomo?
- El asunto es que el paradigma ha cambiado absolutamente por el tema de la pandemia. No podemos ni siquiera planteárnoslo, ahora agobiarse es imposible porque no se pueden hacer casi conciertos. Seguramente no cancelen la presentación del disco en Madrid, prevista para octubre después de cambiar la fecha una primera vez, por ejemplo. No sé si tiene mucho sentido hablar de las lecciones aprendidas en Precipicio porque no se pueden aplicar por ahora.

- ¿Cómo os planteáis salir al escenario y ver a la gente sentada moviendo las piernas nerviosamente y aguantando las ganas de levantarse y darlo todo?
- Es muy complicado. Nosotros solo hemos tenido una experiencia de esta "nueva normalidad" en Oviedo y no fue tan malo como yo pensé, aunque sí fue -sin duda- muy raro. Allí, incluso dos personas que fueran juntas se tenían que sentar con separación, así que mientras esperaban el concierto, no podían interactuar con nadie. De repente tenía a 130 personas frente a mí: todas con mascarilla, todas sentadas, y todas mirando el móvil porque no tenían nada mas que hacer. 130 personas con la cabeza agachada hacia una pantalla y con mascarilla... Es una imagen casi distópica, pero bueno, creo que me vino bien para salir y tomármelo con humor, incluso con el propio público.

En todo caso, sí es verdad que se desvirtúa el artefacto que nosotros hacemos. Hay un pop que sí que se presta más a verse sentado, nosotros estábamos acostumbrados a que nuestro público esté de pie, sudando y lanzándose unos contra otros... Ahora mismo un concierto nuestro es una obra artística inacabada y eso está generando muchas dudas a los grupos: hay bandas que han decidido directamente no tocar hasta que esto pase... Nosotros tenemos ciertas dudas, seleccionamos bien los conciertos que hacemos y, sabiendo que no hay otra manera de hacerlo ahora mismo, ponemos todo de nuestra parte.

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