CASTELLÓN (CP/EP). El candidato demócrata a la Casa Blanca, Joe Biden, lograba la noche del miércoles (hora española) la victoria en los estados de Wisconsin y Míchigan, dos de los territorios clave para ganar las elecciones de Estados Unidos, y consolidaba su ventaja en Arizona, con lo que quedaba a seis electores para alcanzar los 270 que otorgan la presidencia.
En ambos estados del llamado cinturón de óxido (rust belt) Donald Trump dominaba el recuento pero a medida que este avanzaba Biden fue dando la vuelta a los resultados. En Wisconsin, que reparte diez votos electorales, el aspirante lograba la victoria en ambos estados por menos de un punto porcentual de diferencia.
Con este vuelco y el de Arizona -los únicos tres estados donde cambió el resultado de 2016-, Biden alcanzaba 264 votos electorales votos electorales, por 213 de Trump, a falta de dilucidarse el resultado en cuatro estados: Pensilvania (20 votos), Georgia (16), Carolina del Norte (15) y Nevada (6). Con más del 86% escrutado, en los tres primeros iban por delante los republicanos por estrecho margen, y en Nevada, los demócratas, por un margen aún más estrecho: 7.600 votos de diferencia tras haberse escrutado 1,16 millones de papeletas.
A Biden le bastaría con que se confirmase su victoria en Nevada para alcanzar la mayoría y algunos medios norteamericanos subrayaban que la tendencia del recuento en Pensilvania podría darle también sus 20 representantes.
Pero más que el recuento, al candidato demócrata le debe de preocupar ahora la reacción de su rival. "Esto es un fraude al pueblo estadounidense. Una vergüenza para nuestro país". Así arrancaba Trump, cuando todavía iba por delante y ya se había adjudicado Florida, una escalada de declaraciones que buscaban sembrar la duda sobre el proceso de recuento, concretamente sobre el voto por correo. A pesar de que dijo en los días previos que no cantaría victoria hasta que esta estuviera clara, Trump se dio por ganador en la madrugada del miércoles, cuando aún quedaba por concluir el recuento en algunos de los Estados clave para el resultado final.
Horas después agitaba de nuevo "el fantasma del fraude electoral" al afirmar que la supuesta ventaja que los republicanos tenían en algunos estados clave había ido "desapareciendo mágicamente" con el paso de las horas por el recuento de "vertederos de votos sorpresa". Finalmente, su partido presentaba una demanda ante el Tribunal de Reclamaciones del estado de Míchigan y otra similar en Pensilvania con el objetivo de detener el recuento de los votos.
La respuesta no se hizo esperar. Biden prometió que los demócratas no pararían "hasta que se cuenten todos los votos". En la misma línea se pronunció la candidata a la Vicepresidencia, la senadora Kamala Harris, quien manifestó que "esta carrera no se termina hasta que se hayan contado todas y cada una de las papeletas".
Grupos de simpatizantes republicanos se presentaron en algunos colegios electorales para tratar de frenar el recuento, siendo controlados por la Policía sin que los incidentes pasaran a mayores.
La deriva de la tensa jornada electoral acabará casi con toda seguridad en los tribunales, lo que puede retrasar la victoria definitiva semanas, como ya ocurrió en 2000 cuando se disputaban la Casa Blanca George Bush jr. y Al Gore.