el pspv confía en cerrar el 'pacte del rialto' con compromís

Ribó revalida la Alcaldía frente a una oposición que endurece su discurso

15/06/2019 - 

VALÈNCIA. No había duda. Joan Ribó sería reelegido alcalde de València para el mandato que arranca. Con esa seguridad llegaba después de que Compromís se alzara como la candidatura más votada en la ciudad el pasado 26M. Los socialistas habían asegurado en todo momento su apoyo al líder de la coalición, independientemente de si había acuerdo de gobierno entre ambos socios o no. Así, este sábado, a la espera de que fructifique el ya apodado en bambalinas como Acuerdo del Rialto, los votos de los 17 concejales de la izquierda -10 de Compromís y siete de PSPV- sirvieron para que el alcalde revalidara su cargo. "A mí me gustan las coaliciones", se reafirmó Ribó tras ser investido. El nuevo gobierno, eso sí, tendrá delante una oposición más dura que la del pasado mandato, con la entrada de Vox en el hemiciclo y la renovación del equipo del Partido Popular.


Los populares fueron los que precisamente llegaron primero. María José Català encabezaba unas filas donde destacaban los colores claros y limpios. Luz deslumbrante tras cuatro años de sombra. Los socialistas, dirigidos por Sandra Gómez, acudieron después, con la tranquilidad de que el pacto con Compromís "progresa adecuadamente", en palabras de alguno de sus miembros. Gómez estuvo arropado por el ya elegido president de la Generalitat Valenciana, el socialista Ximo Puig, con Manolo Mata a su lado.

Son 21 los concejales que entran nuevos. Pero la originalidad de este mandato reside, en parte, en la presencia de un nuevo grupo, Vox, que obtuvo dos ediles el pasado 26M. Pepe Montáñez, como portavoz, recorrió las escaleras principales del consistorio y sus pasillos marmóreos acompañado por el dirigente provincial de su partido, José María Llanos. Su compañero de bancada, el regidor Vicente Montáñez, había llegado por separado diez minutos antes.

Más tarde, hizo presencia el líder de Ciudadanos, Fernando Giner, acompañado por sus compañeros. Repetidores naranjas son sólo él junto a Narciso Estellés y Amparo Picó. Y finalmente entró en escena el protagonista principal, el alcalde hasta el momento en funciones, Joan Ribó, con el resto de su equipo. "¡Alcalde Joan Ribó!", bromeaba Pere Fuset mientras posaban para la foto de rigor. El president de les Corts Valencianes y dirigente de Compromís, Enric Morera, también acudió a la sesión extraordinaria.


El pleno sirvió para que la Mesa de Edad -conformada por el propio alcalde y la edil de Compromís Lucía Beamud- nombrara oficialmente a los regidores de la nueva corporación, que juraron el cargo cada uno a su manera. Quienes más se salieron del guion fueron los miembros del grupo de Compromís, que prometieron "porque así lo marca ley", y aludieron a diferentes reivindicaciones. Algunos, con más elocuencia que otros.

Así, Ribó lo hizo para que todos los valencianos "disfruten de todos los derechos humanos"; Gloria Tello, "por el bienestar de las personas y animales de la ciudad"; Pere Fuset, "en defensa de la libertad, justicia, diversidad y dignidad del pueblo valenciano"; Carlos Galiana, "por los que están tan locos como yo para creerse que pueden cambiar el mundo"; y Alejandro Ramón, "con los principios del valencianismo, progresismo y ecologismo".

Sólo los socialistas de Sandra Gómez se abstuvieron de presentar candidatura a la Alcaldía. El PP presentó a María José Català, y lo propio hicieron los grupos de Ciudadanos, con Fernando Giner, Vox, con Pepe Gosálbez, y Compromís, con Ribó. Este último obtuvo la mayoría absoluta con los 17 votos de la izquierda. El resto recabaron los apoyos de sus respectivos grupos.

Recién investido como primer edil, Ribó recibió la vara de mando de manos del secretario municipal, Pedro García Rabasa, para quien este fue su último gran acto antes de jubilarse. El alcalde devolvió, como ya lo hiciera en 2015, la vara de mando al secretario. "La ha guardado muy bien estos cuatro años", le dijo, y le pidió que lo hiciera cuatro años más. Un acto simbólico con el que quiso evidenciar su forma de entender el ejecutivo. Esto no será 'ordeno y mando'.

Colaboración entre fuerzas y nuevo gobierno

Fue un pleno copado de ofrecimientos de colaboración. Entre el alcalde y los socialistas. Y también entre la oposición y el primer edil. Tanto PP como Ciudadanos y Vox subrayaron que estarán en todos aquellos acuerdos que sean beneficiosos para la ciudad.

En su discurso de investidura, Ribó apeló a un gobierno municipal que "no sea solo" de dos partidos -Compromís y PSPV-, sino un ejecutivo "con el que colabore la oposición" y que "atienda a los partidos que no han obtenido representación", en referencia especialmente a Unides Podem. De esta manera, el alcalde puso de relevancia la voluntad de "diálogo" con el resto de grupos que integran el pleno "desde el respeto a la discrepancia".

Su intención: "consolidar un cambio sereno, tranquilo y sin estridencias, pero con firmeza". Ribó aseguró que con el nuevo ejecutivo, la capital "continúa caminando hacia el futuro" porque "así lo ha decidido la ciudadanía", que, dijo, revalidó entonces "su confianza en las políticas públicas de progreso y también en mí como alcalde".

La transparencia, la eficacia y agilidad, y la búsqueda de una ciudad  accesible, amable, de oportunidades, y de igualdad, destacaron como ejes principales de su intervención. El primer edil consideró que se trataba de "un momento histórico" dado que "estos valores, radicalmente democráticos, no son tan nítidos en otras ciudades de España donde se está viviendo un cambio de talante en sus gobiernos municipales", manifestó, al tiempo que ha apuntado que València "continúa caminando hacia la modernidad con paso firme".

La socialista Sandra Gómez le recordó a su socio que le otorgaron sus votos "sin pedir nada a cambio", algo que, subrayó, no es irrelevante. Es, a la postre, una muestra de la intención de formar gobierno de coalición. "Esperamos que Compromís sepa cogerlo con responsabilidad y respeto hacia las 75.000 personas" que votaron a los socialistas, aseveró. De cara al nuevo acuerdo entre ambas formaciones, que ya lleva una semana en cocina, dijo que "si La Nau fue un buen acuerdo, el Rialto debe ser más ambicioso". 

Dirigiéndose a la oposición, instó a la derecha a no desenterrar "fantasmas y guerras identitarias del pasado", con el propósito de que, de esta manera, la discrepancia "sirva para mejorar la vida de la gente".

Dureza en la oposición

Pese a tender la mano al nuevo ejecutivo en asuntos puntuales, la oposición anunció la dureza con la que va a trabajar los próximos cuatro años. Lo hicieron especialmente María José Català (PP) y Pepe Gosálbez (Vox). La popular lo adelantó: "Seremos una oposición implacable, persistente, perseverante y dura", insistió, "muy dura". Pero ello no implica que su formación no apoyará cualquier reivindicación justa como la condonación de la deuda de La Marina, la financiación al transporte mediterráneo, o el soterramiento de las vías de tren. "Antepondremos los intereses de los vecinos a las siglas", espetó.

Sin embargo, pidió a Ribó un gobierno "con altura de miras, para todos" y le exigió tolerancia y dejar las luchas internas a un lado. "Llegó reivindicando la transparencia, pero el Govern de La Nau acumula más de 30 apercibimientos", "han realizado nombramientos con absoluta opacidad", criticó, para acusar al ejecutivo de haber realizado "transparencia cosmética".

Asimismo, Català exigió dignificar la política. "Muchas personas de nuestro partido han sufrido una persecución injusta y han sido condenadas en la tribuna pública sin que los tribunales se pronuncien", lamentó. Es por ello que exigió reflexionar sobre el honor y el sufrimiento del resto de regidores. "No pulvericemos la presunción de inocencia, no teatralicemos los pactos, no patrimonialicemos valores y no destruyamos personalmente al adversario", propuso.

También llegaron críticas desde la bancada de Ciudadanos. Fernando Giner reconoció el resultado salido de las urnas, pero admitió sentirse preocupado porque el nuevo ejecutivo "acentúe su visión sectaria y monolítica de la ciudad". Se refería especialmente a Compromís y a su dirigente, Joan Ribó, a quien le exigió diálogo en base al derecho y la "obligación moral" de los resultados electorales. Poco más de 200 votos de diferencia sacó la izquierda a la derecha, resaltó. Por eso pidió encuentros habituales para hablar de asuntos de calado.


Criticó la falta de efectividad del Govern de La Nau, algunas de cuyas propuestas obtuvieron el respaldo de Ciudadanos. "Nunca tuvimos reparo en apoyar planes que entendíamos necesarios", resaltó Giner, y recordó la descoordinación plausible de La Nau. En ese sentido, se dirigió a la candidata del PSPV, Sandra Gómez, que "siempre ha tenido más fuerza de la que ha ejercido", para tenderle la mano frente a los "desmanes e imposiciones" de Joan Ribó y Giuseppe Grezzi, ambos de Compromís.

El más duro, sin lugar a dudas, fue Vox. Su portavoz, Pepe Gosálbez, acusó de enchufismo y amiguismo al equipo de gobierno. "No venimos a calentar sillones; sino a hacer una oposición contundente, seria, rigurosa y leal con todos los valencianos que nos han votado y que podrán escucharnos sin que nadie distorsione nuestro mensaje", dijo Gosálbez. Además, el portavoz mantuvo un discurso muy duro contra la corrupción y pidió al alcalde asumir responsabilidades por las imputaciones de, por ejemplo, Carlos Galiana o Pere Fuset. "Qué lastima -prosiguió- que el escenario esté plagado de más de lo mismo: acusados de corrupción, enchufados, amiguetes y cholleros".

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