VALÈNCIA. El corredor irlandés Sam Bennett, del Deceuninck-Quick Step, se ha adjudicado al sprint la cuarta etapa de la Vuelta ciclista a España, disputada entre Garray y Ejea de los Caballeros sobre 191,7 kilómetros, por delante del belga Jasper Philipsen (UAE Team Emirates) y el italiano Jakub Mareczko (CCC Team).
Sam Bennett sumó su tercera victoria en la ronda española, tras las dos de la edición de 2019, y la séptima del curso, entre ellas dos y el jersey de la regularidad en el Tour de Francia después de una jornada corrida a ritmo de vértigo -el pelotón llegó con 15 minutos de adelanto- por la estepa castellano-aragonesa.
Solo un atisbo de abanico encabezado por el Movistar a 70 kilómetros de la llegada y las fugas precedieron el previsible desenlace al sprint, el primero de La Vuelta de la COVID-19 que no dejaron pasar Sam Bennett, el dominador de las llegadas del último Tour, y sus compañeros del Deceuninck.
Como si de una crono por equipos se tratara, el engranaje del equipo belga, con Remy Cavagna al frente lanzando la marcha a 70 kilómetros por hora, llenó el ancho de la ruta para evitar postreros intentos antes de afrontar el sprint, el primero de este edición y al que Jasper Philipsen, vencedor de 2 etapas este 2020, figuraba como mejor colocado en las cábalas de los especialistas.
Philipsen quiso darles la razón, pero no contaba con la remontada casi sobre la línea de Bennett, que rindió tributo al esfuerzo del Deceuninck en el tramo final para controlar un grupo que tuvo prisa por alcanzar Ejea de los Caballeros. Otro de los favoritos, Pascal Ackermann (Bora Hansgrohe), fue cuarto.
El esloveno Primoz Roglic (Team Jumbo-Visma) conservó el jersey rojo de líder de la clasificación general, en una etapa en la que los favoritos recuperaron las fuerzas que les arrebató La Laguna Negra y en espera de mejores oportunidades para plantear su pulso.
Este sábado se disputa la quinta etapa, entre Huesca y Sabiñánigo, 184,4 kilómetros con dos puertos de segunda y uno de tercera, el último de ellos el Alto de Petralba, a 17,7 kilómetros de la meta, terreno abonado a las fugas si los equipos con velocistas permiten que no se ponga a prueba a Bennett.